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NINGUNA ETERNIDAD COMO LA MÍA ENSAYO

uacux25 de Junio de 2013

925 Palabras (4 Páginas)363 Visitas

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“La vida valdrá la pena mientras haya en el mundo seres capaces

de hacer magia cuando profesan su pasión.”

Isabel Arango representa a la típica mujer provinciana llena de sueños e ilusiones aderezadas de una buena dosis de ingenuidad y candidez que parecen ser los cimientos ideales para sus ansias de triunfo y trascendencia en su miserable existencia.

Podría decir que la tormenta desatada el día de su nacimiento bien era el preámbulo que anunciaba lo acuciosa y azarosa vida que el destino le tenia preparada. Y era cierto, Isabel Arango tenía un gusto por la danza muy raro en esas latitudes de la tierra, esta afición se la había agenciado de una vieja bailarina rusa que gastaba sus horas de ocio y hastío gastando piso y zapatos en aquellos movimientos voluptuosos y delicados que evocaban las mágicas danzas de los cisnes en los lagos de sus ancestrales tierras.

Motivada por los sueños frustrados de la bailarina rusa; quien deseaba proyectar sus ideales y sueños fallidos a través de la sencilla Isabel; la joven puberta se metió entre ceja y ceja la idea, alocada para esa gente de provincia, de irse a la capital en busca de su sueño, de su ideal, de su momento de gloria, del deseo ardiente de trascender y ser, por medio de este éxito, libre, realizada trascendente.

Con la maleta llena más de esperanzas, ilusiones y promesas por cumplir, que por naguas y calzones, Isabel emprendió el viaje a lo desconocido, al mundo exterior, el miedo ante este panorama que se desdibujaba ante ella le imbuía de temor y nerviosismo.

Los piquetes que sentía en su corazón y los vuelcos que le daba el estomago, eran señales inequívocas que sus emociones estaban en su punto mas álgido, que esos sentimientos encontrados no eran mas que la evidencia física de que su pasión por la danza empezaba a querer cobrar sus implacables interéses.

Alejandro Dumas dijo en una ocasión que “el arte necesita soledad o miseria o pasión” y muy pocos están dispuestos a erogar los requerimientos que un sueño o un ideal reclaman.

Pero, ¿será verdad que para alcanzar el cumplimiento de una pasión se tenga que pagar tan alto costo? ¿Qué le requeriría a Isabel su pasión? ¿Hasta donde sería ella capaz de soportar? En verdad la pasión ¿duele?

La danza es una disciplina de locos y de jóvenes, por eso Isabel parecía una gran promesa de la danza y cualquiera que la hubiera visto bailar en aquella tarde hubiera estado de acuerdo con su maestra que dijo: “la vida valdrá la pena mientras haya en el mundo seres capaces de hacer magia cuando profesan una pasión.”

La pasión es celosa, posesiva, intolerante, desgarradora y febril. La pasión te exige o todo o nada, intensidad, entrega, compromiso. Cuando en verdad sentimos pasión por nuestros sueños, nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestros amores, somos capaces de cosas verdaderamente increíbles.

La pasión es entrega total, compromiso férreo e innegable, cuando verdaderamente le ponemos pasión a algo estamos dispuestos a sufrir o padecer lo que sea necesario por lograr nuestras metas y objetivos. Es de ahí, de esta pasión por nuestros ideales, que una persona, un fanático, es capaz de aguantar las inclemencias del tiempo, dormir a la intemperie días completos padeciendo toda clase de incomodidades tan solo por ver y sentir cerca, aunque sea por un fugaz instante, a su ídolo, a su pasión, a su sueño.

Isabel Arango siempre estuvo dispuesta a pagar el precio que exigió su pasión, aun cuando se enamoro y se le presento ante su frente la disyuntiva de elegir entre sus dos pasiones, su amor por la danza y su amor por Corzas, el dolor y el sufrimiento perennes en su vida le dieron la fortaleza de mantener la lucha por sus sueños, por sus ideales, por

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