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Origen De La Via


Enviado por   •  17 de Julio de 2015  •  501 Palabras (3 Páginas)  •  154 Visitas

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PASTEUR.

Y el perro rabioso

Pasteur, que ya tenía más de 50 años, había dedicado su vida a los microbios pero había Uno de los grandes científicos (Koch), que ya se había adelantado, descubriendo que las enfermedades provenían de los microbios. Pero Joubert, Roux y Chanberland, ayudaron a Pasteur enseñándole de medicina a cambio de que él les “enseñase sus teorías”.

Pasteur había tenido éxitos Y derrotas un ejemplo de ello y que no fue muy útil es que se había dado cuenta que los bacilos del aire, mataban a los bacilos del carbunco, entonces esto se podía utilizar en el cuerpo humano para matar a los bacilos de carbunco.

Luego probó inyectando bacilos de carbunco a unas vacas, “Inyectó debajo de la paletilla de los animales sendas dosis de microbios virulentos del carbunco. Al día siguiente, todas las vacas presentaban grandes hinchazones en la paletilla, tenían fiebre y respiraban fatigosamente. Dos vacas le comisionaron a Louvrier, a las que se les sometería a su tratamiento; las otras dos, serían tratados por Pasteur.”

Pasteur obtuvo los mismos resultados, una muerta y la otra con vida, pues entonces, las vacas con vida fueron sometidas a nuevas dosis de carbunco, capaces de matar a un rinoceronte; inyectó a las vacas, pero no les sucedía nada. Pasteur llegó a una conclusión: “Cuando una vaca a tenido carbunco y sale adelante, no hay en el mundo bacteria capaz de producirle otro ataque: esta inmunizada.”

Todo esto concluye que el virus de la rabia que penetra en las personas con la mordedura se fija en el cerebro y en la medula espinal. Todos los síntomas hacen supones que este virus ataca el sistema nervioso. Si se inyecta debajo de la piel hay la posibilidad de que se extravíe en el cuerpo antes de llegar al cerebro.

“Roux cogió un perro sano, lo anestesió con cloroformo y, haciéndole un pequeño agujero en la cabeza, dejo al descubierto la masa encefálica viva, donde inyectó un apequeña cantidad de cerebro machacado de un perro recién muerto de rabia.”

No había trascurrido dos semanas cuando el animal dio síntomas de la infección, y murió a los pocos días. Uno de los perros inoculados con la sustancia procedente del cerebro virulento de un conejo, dejo de ladrar, de temblar y milagrosamente se puso bien, se restableció por completo. Pocas semanas más tarde inyectaron en el cerebro a este mismo animal, una dosis del más virulento cultivo del que disponían. La pequeña herida sanó rápidamente, y Pasteur esperaba la aparición de los primeros síntomas fatales, pero no se presentaron, estaba inmunizado. Y por fin dieron un procedimiento para atenuar el virus de la rabia: No era a los perros a quienes se debería de inyectar la vacuna de la rabia, sino a las personas enfermas, cuando una persona ha sido mordida por un perro rabioso,

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