PIGMALIÓN, GALATEA Y SERENDIPIA

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS CENTRALES

“RÓMULO GALLEGOS”

ÁREA DE POSTGRADO

Zaraza, junio de 2014

A través de los años hay personas que se han destacado sobre las demás y que a pesar de tener características no acordes a lo que se dedican, se han distinguido por lo que hacen. Hay quien dice que eso es terquedad, otro lo cataloga de carácter fuerte, e incluso, está el que señala que se trata de locura. Sin embargo, tomando el aspecto psicológico, esa actitud viene dada por factores psicológicos inconscientes de las personas, las cuales han sido determinadas como el efecto Pigmalión y el efecto Galatea.

El efecto Pigmalión tiene su origen en la mitología griega, Pigmalión era un rey escultor que acabó enamorándose locamente de una de sus obras llamada Galatea. Tal fue el amor que le profesaba a su escultura que la diosa Afrodita la convirtió en una mujer de carne y hueso. Este mismo argumento es el que siglos más tarde fue utilizado en el cuento infantil que a muchos les pudiera ser familiar, este es Pinocho, en el cual el muñeco de madera cobra vida gracias al amor que viejo solitario fabricante de juguetes, llamado Gepeto, sentía por un niño de madera construido por él y que el hada madrina le dio el soplo de la existencia. Este mito fue el origen del ya nombrado efecto Pigmalión y representa muy bien la idea de las profecías que serían consideradas un hecho.

En el caso del efecto Pigmalión, es la actitud que posee una persona, si se quiere, de forma subconsciente hacia las otras personas, ya sean hijos estudiantes o subordinados. También se le pudiera llamar como las profecías autocumplida. Puede decirse que es lo que pensemos que va a pasar con respecto a alguien más, lo que inconscientemente creemos posible para amoldar la realidad de otra persona a nuestra idea.

Un caso que vivimos a diario es lo que ocurre con los infantes. Por lo general la sociedad espera de ellos un comportamiento según su sexo. En el caso de las niñas se tiene la expectativa de que su comportamiento sea una emulación de su madre y en el caso del niño se tiene la esperanza que su comportamiento sea similar al de su padre, incluso, que desarrolle también el mismo trabajo.

En el caso de los centros de estudios, según la procedencia de algunos estudiantes, los profesores esperan ciertos tipos de conductas y un rendimiento académico definido de estos. Tal es el caso que durante las actividades de clase se les da menos tiempo y oportunidades a unos y a otros se les permiten formas de actuar diferentes.

En lo que tiene que ver con el efecto Galatea, se pudiera afirmar

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