Planteamientos de Kant
KatyMtzEnsayo24 de Mayo de 2015
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Planteamientos de Kant
A) Critica de la razón pura y la razón práctica:
En la Crítica de la razón pura, cuyas doctrinas fundamentales acabamos de exponer, Kant hizo un notable esfuerzo por explicar cómo es posible el conocimiento de la naturaleza y hasta dónde es posible el conocimiento de objetos. Ahora bien, la actividad racional no se limita al conocimiento de los objetos. El ser humano también necesita saber cómo ha de obrar, cómo ha de ser su conducta: la razón tiene también una función moral, en correspondencia con la segunda pregunta que proponíamos en el primer epígrafe: ¿qué debo hacer? Esta doble vertiente puede expresarse por medio de la distinción entre razón teórica y razón práctica (no se trata, por supuesto, de dos razones, sino de dos usos de la razón): la razón teórica se ocupa de conocer cómo son las cosas; la razón práctica, de saber cómo debe ser la conducta humana.
A la razón práctica no le corresponde conocer cómo es de hecho la conducta humana, sino cómo debe ser: no le interesan los motivos que determinan empírica y psicológicamente a los hombres (deseos, sentimientos, egoísmo, etc.), sino los principios que han de moverlos a obrar para que su conducta sea racional y, por tanto, moral. Esta separación entre ambas esferas suele expresarse diciendo que la ciencia (la razón teórica) se ocupa de lo que es, mientras que la moral (la razón práctica) se ocupa de lo que debe ser. La diferencia entre estas actividades racionales se manifiesta, según Kant, en el modo totalmente distinto en que una y otra expresan sus principios o leyes: la razón teórica formula juicios teórico-objetivos («El calor dilata los metales», etc.), mientras que la razón práctica formula imperativos o mandamientos («No matarás», etc.).
B) La libertad y la inmortalidad del alma:
La Crítica de la razón pura había puesto de manifiesto la imposibilidad de la metafísica como ciencia, es decir, como conocimiento objetivo del mundo, del alma y de Dios. Ahora bien, el alma –su inmortalidad– y la existencia de Dios constituyen interrogantes de interés fundamental para el destino del hombre.
Kant nunca negó la inmortalidad del alma o la existencia de Dios. En la Crítica de la razón pura se limitó a establecer que el alma y Dios no son fenómenos que se den en la experiencia, por lo que no son asequibles al conocimiento científico, que solo tiene lugar en la aplicación de las categorías a los fenómenos. Dios y la inmortalidad del alma no son, pues, cognoscibles por la razón teórica, pero se nos imponen en el análisis de la razón práctica.
La libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son, según Kant, postulados de la razón práctica. El término «postulado» ha de entenderse aquí en su sentido estricto, como algo que no es demostrable, pero que es supuesto necesariamente como condición de la moral misma:
1) La exigencia moral de obrar por respeto al deber supone la libertad, la posibilidad de obrar por respeto al deber venciendo las inclinaciones contrarias.
2) La inmortalidad del alma se argumenta así: la razón nos ordena aspirar a la virtud, es decir, a la concordancia perfecta y total de nuestra voluntad con la ley moral. Esta perfección es inalcanzable en una existencia limitada. Solo es realizable en un proceso indefinido, infinito, que, por tanto, exige una duración ilimitada: la inmortalidad.
3) Por lo que se refiere a la existencia de Dios, Kant afirma que la disconformidad que encontramos en el mundo entre el ser y el deber ser exige la existencia de Dios como realidad en quien el ser y el deber ser se identifican y en quien se da una unión perfecta de virtud y felicidad.
Aunque también la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son postulados de la moral, según Kant, en estos dos casos su razonamiento es más complicado y ha sido
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