¿Por qué toda la realidad humana es el fundamento principal de la ética?

UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

FACULTAD DE INGENIERÍA

ESCUELA DE ARQUITECTURA

SEMESTRE ACADÉMICO 2022 – I

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ENSAYO

Autora

Vega Ocupa, Indira Nataly

Título del ensayo

¿Por qué toda la realidad humana es el fundamento principal de la ética?

Docente

Mtro. Nelson Suárez Delgado

Chiclayo, 22 de abril de 2022

Desde la antigüedad, los seres humanos poseemos un saber innato sobre el bien y el mal, con eso se han forjado las comunidades simplemente regidas por la ley moral natural que busca lograr la felicidad. Por ello, la ética nace como una reflexión del comportamiento humano, de modo que se pueda analizar si el acto humano es correcto o incorrecto, ya que es una ciencia exacta y se basa en las acciones que se realizan bajo decisiones propias, es decir, se basa en la razón. En el siguiente ensayo explicaremos por qué la realidad humana es el fundamento principal de la ética.

La ética tiene como objeto principal el estudio de la conducta humana como tal dentro de la sociedad. En primer lugar, todos los seres humanos nos inclinamos hacia algo, es decir, existe un principio intrínseco que nos mueve, tal como la voluntad que tiene como motor al alma. Por ello, los actos humanos se forman a partir de habilidades humanas específicas, como el intelecto y la voluntad, y pueden juzgarse como buenos o malos desde un punto de vista moral. Estos actos pueden ser libres, previstos y consientes, es decir voluntario directo, así como previstos, pero sin querer ocasionar consecuencias, voluntario indirecto. Sin embargo, en ambos casos se tiene la misma responsabilidad moral, ya que se actúa siendo plenamente consiente de las consecuencias. Por ejemplo, si una persona va a un lugar a cazar palomas, con el uso de un arma y de pronto le cae el disparo a una persona que se encontraba en el lugar, es un acto voluntario indirecto, porque no se tiene la intención de ocasionarle un daño a la otra persona, pero se sabía que eso podía suceder.

En segundo lugar, todas las acciones libres son morales, pero no todas son buenas según la moral. Por lo que la ética debe considerar la bondad o la maldad específicas de cada acción, según lo establecido dentro de la realidad humana. Todas las acciones tienen a un bien, según Aristóteles, ya que las personas no actúan para causar o causarse daño alguno. Sin embargo, se pueden realizar acciones que moralmente no son buenas y es así como se puede establecer dos conceptos contrapuestos como son el bien verdadero y el bien aparente. El primero te forma, mientas que el segundo te deforma como persona. Es por ello que la ética ayuda a distinguir entre ambos para que la voluntad pueda encaminarse hacia el primero y se pueda evitar el segundo porque en realidad sería un mal. Por ejemplo, una persona a la que le gusta la comida, aparentemente no existe un mal en esa acción porque la comida beneficia a tu organismo, sin embargo, la exageración de ello podría ser gula y eso podría causar enfermedades, esto sería un bien aparente.

La ética orienta la conducta hacia el bien y las decisiones libres de los seres humanos. Por un lado, la ética se encarga del bien integral, es decir, del bien de la persona en cuanto tal, ya que se ocupa de todo, siempre y cuando implique lo moralmente bueno. Así es como la ética se encarga de dirigir la conducta hacia un bien perfecto o fin último que es la felicidad, es por ello que el elemento nuclear de la regulación moral de la conducta consiste en la orientación de la voluntad libre hacia el bien verdadero o bien perfecto del hombre. Por otro lado, el adquirir virtudes en la vida conlleva a la felicidad, ya que una persona que adquiere virtudes es más feliz, esto sería el perfeccionamiento humano. Entonces, cuando se concluye que la ética busca un bien en la totalidad de la persona humana, es decir, en su unidad, se afirma que esta estudia los actos humanos para que las personas se perfeccionen en la libertad, en la razón y en la voluntad. En otras palabras, es que la ética ayuda a los humanos a buscar la felicidad en el ejercicio de las virtudes y eso conlleva a potenciar, por ejemplo, la inteligencia, voluntad, libertad, sentidos. Además, es a través de esta que los sentidos se educan, según lo que se ve, lo que se escucha, los estímulos exteriores que recibimos y que definimos como buenos o malos.

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