La naturaleza humana como fundamento de la ética

La naturaleza humana como fundamento de la ética

“Quien tiene un ‘porqué’ para vivir, encontrará casi siempre el ‘cómo’.”^[1]

La mujer y el hombre están hechos para ser felices, la ética es una herramienta poderosa para alcanzar esta felicidad. Sin embargo percibimos a la ética como: “un peso, como un fardo, una terrible piedra que debemos cargar los seres humanos. Es una ética de la negación: no pienses, no veas, no hagas. No, no y no. Una ética de esclavos y no de personas libres. La manera de superar esta concepción aplastante de la ética es fundamentarla en la naturaleza humana.” (Zagal & Galindo, 2007).

Kim Woo-Choong empresario coreano escribió un libro para los jóvenes llamado “El mundo es tuyo pero tienes que ganártelo”. En un capítulo que tituló la felicidad, comenta sobre sus momentos más felices en la vida. Uno se puede preguntar cuáles podrían ser los momentos más felices para un hombre que en el momento de escribir el libro lo tenía todo. El empresario en dicho capítulo escribe la siguiente historia: Cuando era niño mi papá y mis hermanos mayores habían ido a la guerra, yo mantenía económicamente a mi mamá y hermanos menores, vendía periódicos en el mercado, con lo que ganaba podía comprar leche que constituía el principal alimento familiar, pero había veces que no podía vender lo suficiente para comprar la leche, cuando llegaba a mi casa mi mamá me decía que no me preocupara por ella y por mis hermanitos, que lo poco que había de alimento yo lo comiera, pues necesitaba fuerzas para trabajar, yo le decía que no era necesario, que ella y mis hermanitos comieran, que yo estaba bien.

Sorprendentemente los momentos más felices para el poderoso empresario Kim Woo-Chong habían sido aquellos cuando sufría, pero no sin una razón, sufría por aquellos que amaba.

Nietzsche escribió: Quien tiene un ‘porqué’ para vivir, encontrará casi siempre el ‘cómo’. La ética y el estudio de la naturaleza humana nos ayudan a encontrar el porqué de nuestras vidas.

Fin último del hombre: su felicidad

“Los seres alcanzan su perfección comportándose naturalmente. Un buen caballo de carreras es bueno porque corre velozmente. El bien supremo del hombre, su perfección, se alcanza cumpliendo su finalidad: la felicidad. ¿Cómo se alcanza? Siendo plenamente humano. Es decir, desarrollando al máximo las capacidades propiamente humanas en sociedad: pensar (ser capaz de emplear la razón) y elegir libremente (ser capaz de amar)” (Zagal & Galindo, 2007).

La persona un ser social

Como la persona es un ser social no puede ser feliz solo, la felicidad pasa por los demás. “La persona, sin los demás, se frustraría de modo radical, porque no tendría destinatario: su capacidad de dar estaría frustrada. Una vida solitaria es estéril, es convertirse en una sombra entre los vivientes. Así se caracterizaba en Grecia la pena del destierro: quedarse sin patria, ir a un lugar donde se hablaba otra lengua y donde los problemas eran distintos a los que habíamos compartido siempre, era más duro que morir porque, de hecho, era una muerte en vida. La necesidad de los demás se ve desde el nivel biológico: en el hombre el instinto necesita hábitos para realizar todas sus funciones, tiene que aprender, necesita de los otros. El hombre solo es una animal inviable, débil, desvalido” (Yepes Stork & Aranguren Echeverría, 2003).

“De acuerdo con el psiquiatra alemán Erich Fromm, la finalidad de la vida consiste en “ser capaz de amar, ser capaz de emplear la razón y ser capaz de tener la objetividad y la humildad de estar en contacto con una realidad exterior e interior sin desfigurarla” (Zagal & Galindo, 2007).

Lo primero que el hombre debe considerar para ser feliz es la relación con los demás, en primer lugar con las personas más cercanas. Lo mejor que les podemos dar a los demás es a nosotros mismos. Se cuenta que un niño le preguntó a su papá, un exitoso profesionista, cuánto ganaba por hora. El papá le preguntó a su hijo que para qué quería saber eso, el niño le contestó que tenía dinero ahorrado para pagarle y así pudiera pasar tiempo con él.

Como dice el refrán: “nadie da lo que no tiene”. Entre mejor personas seamos, más les podremos dar a los demás, y por lógica, más felices seremos.

Cómo ser mejores personas

El ser humano para ser mejor debe buscar su realización. “Observando la naturaleza nos damos cuenta de que todos los seres tienen una función en el cosmos. Las abejas facilitan la polinización de las flores. El color de las flores atrae a las abejas. Los minerales de la tierra y el agua fortalecen las raíces de las flores. Esto significa que la estructura de los organismos vivos, e incluso el mundo mineral, tienen funciones naturales, es decir, tienen una finalidad. Nada está ocioso en la naturaleza, como si su ser fuera en vano. El ser de las aves, por ejemplo, se realiza en volar, en emigrar antes del invierno, en crecer y reproducirse, en formar parte de la cadena alimenticia, en morir para dar paso a otras aves. Ningún ser –repetimos- está ocioso en la naturaleza, sino que existe para operar, para actuar, y en sus operaciones se perfecciona: alcanza su plenitud. Pero las aves y los demás seres de la naturaleza actúan siguiendo un impulso instintivo, necesario, invariable. Basta con que un animal siga su instinto para que alcance su plenitud. Un salmón es un salmón perfecto, siguiendo su inclinación natural, remonta el río para desovar. La flor del girasol persigue naturalmente –espontáneamente- los rayos del sol, y sus raíces buscan inmediatamente la humedad. Si a un león le basta con seguir sus instintos para “realizarse como león”, para plenificar su naturaleza, el ser humano tiene que elegir libremente para “buscar su realización” (Zagal & Galindo, 2007).

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