¿Qué y para qué filosofía?

¿Qué y para qué filosofía?

Muchas veces se nos presenta a la filosofía como la madre de todas las ciencias, el arte de pensar y reflexionar o como aquella disciplina que se cuestiona acerca del por qué de todas las cosas. Pero, ¿Cuál es realmente el propósito de esta ciencia? ¿para que sirve? ¿Cómo debe ser abordada y enseñada por los docentes? ¿es un saber útil para todos?

Umberto Eco, en su artículo de opinión titulado “el oficio de pensar” nos plantea que ser filosofo es una suerte de ocupación; para él amar y practicar la filosofía es un oficio cuya profesión es la de pensar, la de usar cualquier mínimo espacio de nuestro tiempo para reflexionar sobre la vida, sobre la muerte, sobre el cosmos. Esto también implica pensar en aquellos que nos han precedido, pensar en los otros, en Platón, en Descartes, pero no para vivir o sentirse vivir como ellos, sino para hacernos volver a descubrir a ellos como hijos de su tiempo, esa sería la grandeza de un buen profesor de filosofía; mostrarnos que cada filosofo ha tratado de interpretar las cosas desde su punto de vista, han enseñado métodos para buscar la verdad, pero nunca han dicho la verdad.

A su vez, la disciplina filosófica como quien la enseña, se enfrenta a nuevos desafíos, en primer lugar, al supuesto triunfo de la racionalidad científico – técnica, la reducción de lo abstracto en favor de lo concreto, ponen en peligro, arrinconan y amenazan con acabar con la filosofía. Este proceso de racionalización marca una tendencia más acusada hacia la reducción y quizás la supresión de lo abstracto en favor de lo concreto. Esta esencia misma de la filosofía, que es lo abstracto, requiere que se la defienda ya que reducir la filosofía a una simple técnica carece de sentido ya que desvirtuaría su raíz: el pensamiento.

En cuanto a quien enseña filosofía, surge la pregunta ¿Qué enseñar? Sin dudas desempolvar los textos antiguos impone la tarea, a un buen profesor, de releerlos y actualizarlos, siempre bajo un espíritu crítico y con escepticismo ya que la filosofía al descender a las aulas para convertirse en un “saber fijado” pierde su fuerza crítica y corre el riesgo de ser despojada de su sentido.

La filosofía es un saber complejo y como tal exige un esfuerzo intelectual, por lo que se debe enseñar a los alumnos a pensar por si mismos, a llevar a cabo el ejercicio crítico de la razón. Lo mas acertado sería enseñar parte de los contenidos tradicionales de la historia de la filosofía, centrados en aquellos que se acerquen mas a los problemas de nuestro tiempo para que los alumnos puedan comprender y encontrarle el sentido y la utilidad a la filosofía. Ahora bien ¿es realmente útil la filosofía? ¿es un saber que nos sirve para algo? El filósofo argentino Darío Sztrajnszrajber nos plantea a la utilidad como un valor, un rasgo que damos a las cosas, como parte esencial de ellas y que nos obliga a buscarle otros sentidos, otras perspectivas. Vista así, la filosofía no es de mucha utilidad para nosotros, no trae felicidad, no trae certezas, no facilita las cosas. Aunque también la filosofía se plantea el carácter utilitario de las cosas, es la naturaleza misma de la filosofía el cuestionamiento de ese carácter utilitario de todas las cosas.

...