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RESUMEN DEL PRINCIPE


Enviado por   •  26 de Marzo de 2015  •  4.854 Palabras (20 Páginas)  •  196 Visitas

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Capítulo I: De cuántas clases son los principados y de cuántas maneras se adquieren

En este primer capítulo, Maquiavelo hace una serie de clasificaciones iniciales. Un Estado es un dominio que tiene soberanía sobre los hombres. Todos los Estados son o bien repúblicas (territorios libres, no sometidos, de los que no se trata en este libro sino en los Discursos)6 o bien principados (de los que en el presente tratado se desarrollarán sus clasificaciones y las maneras como pueden ser conservados y gobernados).7 Los principados pueden ser hereditarios (hay un linaje que se ha venido transmitiendo) o ser nuevos (o bien totalmente nuevos o añadidos a un principado hereditario). Estos dominios nuevos que se adquieren puede que ya estén acostumbrados al yugo de un príncipe (nombre con que Maquiavelo designa simplemente al gobernante, pero que puede referir también a un gobernante absoluto o a un tirano)8 o bien que hasta entonces fueran libres; se los adquiere asimismo o por armas propias o por ajenas y o por fortuna o por virtud.9

Capítulo II: Sobre los principados hereditarios

Los principados hereditarios ya están acostumbrados al linaje de un príncipe. Éste ofende menos a sus súbditos, quienes lo aman más y además, por el largo acostumbramiento, ni se representan un cambio ni lo desean.10 Por eso, es más fácil de conservar que un principado nuevo. Lo que debe hacer el príncipe para mantenerlo simplemente es: no descuidar el orden ya establecido, saber adaptarse a los nuevos acontecimientos y, en el caso excepcionalísimo de que se lo arrebaten, podrá recuperarlo con facilidad a la primera adversidad del usurpador.11

Capítulo III: Sobre los principados mixtos

En esta parte de la obra, Maquiavelo trata sobre los principados mixtos: vienen a ser aquellos que son nuevos, pero no enteramente nuevos, sino que anexan un miembro nuevo a un principado antiguo ya poseído.12 Los principados mixtos se asemejan mucho a los principados completamente nuevos en que presentan casi las mismas dificultades para conservar el poder.13

Los principados mixtos presentan varias dificultades generales para mantenerlos que son intrínsecas a todo principado nuevo: en primer lugar, en ellos los hombres no son fieles a su nuevo señor y, con la errada esperanza de mejorar su suerte, se alzan contra él;14 en segundo lugar, el nuevo príncipe, para efectuar la conquista, se encuentra en la necesidad de ofender a sus nuevos súbditos, ya con tropas, ya con una infinidad de otras injurias, y esos súbditos se vuelven sus enemigos;15 en tercer lugar, el príncipe suele perder la amistad de aquellos que lo ayudaron a ingresar y conquistar el nuevo territorio, y a la postre no puede deshacerse de ellos porque ya ha contraído con ellos obligaciones.16 A estas dificultades generales, que ocurren siempre, se agregan otras especiales, que a veces ocurren y otras no: puede que los territorios conquistados tengan diferente "lengua" (lo que implica que tienen tradiciones culturales y civiles diferentes)17 y puede también que estén acostumbrados a ser libres (es decir, que el Estado hasta ese momento fuera una república). Si se cumple cualquiera de estas condiciones, las dificultades iniciales para mantener el nuevo principado sumarán un agravante.18

Puede entonces que a las dificultades generales se sumen las especiales o no. Si no se suman, todo será más fácil, puesto que no será necesario alterar las costumbres de la gente y ésta permanecerá tranquila.19 Todo lo que debe hacerse es «exterminar a la familia del príncipe anterior»20 y evitar alterar las leyes o aumentar los impuestos.21 Pero si sucede que el nuevo territorio tiene costumbres muy diferentes (y más todavía si era libre), entonces habrá que diseñar estrategias más complejas, además de mucha suerte y virtud.22 Una primera estrategia es que el príncipe se traslade a vivir al nuevo territorio, lo que permite: conocer y por ende sofocar más rápido los desórdenes, controlar a los propios funcionarios, permitir mayor acceso de los súbditos al príncipe, lo que facilitaría que aquéllos lo amen o teman.23 Sin embargo, esta táctica, al requerir que se ocupe el territorio con gran cantidad de gente armada, ello produce grandes gastos y por consiguiente el Estado genera pérdidas, además de que se ofende a toda la población y se la coloca en contra.24 La estrategia verdaderamente conveniente es la de establecer una o dos colonias dentro del territorio conquistado, lo cual carece de los dos defectos anteriores: ni se genera mucho gasto y «se ofende tan sólo a aquellos que se le quitan sus campos y casas para darlos a los nuevos moradores... y quedando dispersos y pobres aquellos a quienes ha ofendido, no pueden perjudicarte nunca».25

Ahora bien, ya aplicada la estrategia inicial es fundamental para conservar el principado aplicar dos principios capitales. Si el príncipe logra aplicarlos, tendrá garantizado su éxito; de lo contrario, fracasará.26 El primero es el de que «a los hombres hay que comprarlos o reventarlos» (vezzeggiare o spegnare),27 esto es, el príncipe deberá ganarse el favor de los súbidtos débiles, quienes fácilmente se aliarán a él por temor o ambición, cuidándose desde luego de que no adquieran mucho poder; deberá, al mismo tiempo y con ayuda de aquéllos, debilitar a los poderosos, humillarlos y reducirlos.28 El segundo principio es el de «prever para prevenir» (vedere discosto),29 lo que significa que se debe permanecer en constante vigilancia para detectar temprano cualquier inconvente (un descontento entre los súbditos, el ingreso de un forastero poderoso) de modo que se pueda erradicarlo de inmediato. Si, por el contrario, se deja pasar el tiempo, ese problema se volverá incurable.30 Finalmente, Maquiavelo ilustra todo lo expuesto con el éxito de los romanos al aplicar los anteriores estrategias y principios,31 y con el fracaso de Luis XII al no hacerlo.32 De ello extrae además un tercer principio: el príncipe jamás debe hacer poderoso a otro o permitir que ello ocurra. «El que es causa de que otro se vuelva poderoso obra su propia ruina. No le hace volverse tal más que con su propia fuerza o con astucia, y estos dos medios de que él se ha manifestado provisto permanecen muy sospechosos a aquel que, por medio de ellos, se volvió más poderoso.»33

Capítulo IV: Por qué razón el reino de Darío, ocupado por Alejandro, no se rebeló contra los sucesores de éste después de su muerte

La pregunta que da nombre a este capítulo es respondida por Maquiavelo mediante una distinción entre las dos formas generales de gobernar un principado.34 O bien lo gobierna el príncipe solo, de manera absoluta y únicamente con siervos que, por gracia suya, lo ayudan a

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