Redefinamos Normal.

Redefinamos “normal”

Día a día, creemos estar totalmente conscientes sobre lo que pasa alrededor nuestro, no hay duda de ello, pues compartimos y recibimos información en cuestión de un instante; estamos tan conectados a esta abrumadora gama de datos y gráficos que terminamos por percibir una realidad “normal”, repleta de todo eso que vimos, escuchamos o leímos, aunque a veces, esa percepción pueda llegar a desconectarnos del valor que pueden llegar a tener pequeñas acciones, tan pequeñas como el patear un balón.

Integratec me permitió ver en Luis Fernando, el impacto que pueden tener las actitudes y actividades que realizamos en nuestra cotidianidad, pues a lo largo de dos semanas de jugar y conocernos, pude percibir una realidad más allá de lo “normal”, donde el deporte y el futbol pueden tener un gran impacto en la vida de un pequeño de apenas doce años.

Para empezar, es importante dimensionar el panorama en el que se ven inmersos los jóvenes como Luis, dentro del cual, la UNICEF (2014) establece que “Todos los años (…) 6 de cada 10 niños de 2 a 14 años de edad o unos 1.000 millones de niños de todo el mundo, son sometidos habitualmente a un castigo físico por quienes les cuidan. Ningún niño es inmune a esto.” Sin tomar en cuenta, que dichas conductas pueden ser replicadas por los afectados cuando crecen.

En contraste, sabemos que ningún lugar está exento de la delincuencia, pero a su vez, como lo sustenta Mejía (2017) el problema se da en todas las capas sociales, como una plaga. La delincuencia juvenil es producto de ambientes familiares y sociales con los que crece un ser humano, por ello, la inadaptación en algún sector de la vida de un niño, podrá repercutir desfavorablemente en un futuro, guiándolo hacia la delincuencia. (Jiménez, 2005)

Y por si fuera poco, la normalidad con la que vivimos en nuestro país ha hecho posible que seamos el primer lugar en obesidad infantil a escala mundial (UNICEF, 2016). Tristemente, si juntáramos aleatoriamente a tres niños mexicanos de la edad de Fernando, uno de ellos presentaría sobrepeso, acorde con datos del ENSANUT. Esto, a raíz de varios factores, dentro de los cuales, influye mucho la actividad física y los hábitos que se desarrollan a temprana edad.

Bajo estas premisas, pude reflexionar sobre el verdadero impacto que mi participación como cuidador de Luis Fernando tuvo en él, pero a la vez en mi persona. Siendo así que, al estar con él, dándole la atención pertinente para que se integrara de manera eficiente dentro de las actividades estipuladas por el curso, Luis pudo reforzar su habilidad de integración social, no sólo con su entorno, sino también conmigo, por lo que en un futuro podrá tener la seguridad de interactuar en entornos, ya sean laborales o escolares, que desconozca forjando un sentido de pertenencia, sin problema; disminuyendo la posibilidad de que caiga en la delincuencia.

Considerando el gusto y la pasión que Fernando tiene hacia el futbol, podría decir que es un niño que le gusta superarse a sí mismo, e inclusive podría llegar a forjarse metas personales ambiciosas, como le aconsejé un día, de ser un futuro jugador de la selección mexicana, para que nos representara en el mundial en algunos años.

En lo personal, pude aprender de Luis Fernando que es necesario que te guste hacer actividad física, pues más allá de verlo como algo indispensable o forzado, el ponerle pasión y gusto, lo hace más dinámico y deseable para practicarlo diario, o forjar un nuevo hábito. Y pensando a una escala nacional, se debería difundir más el gusto por el deporte, como me lo transmitió Luis, pues así más gente haría “normal” un poco de deporte en su vida, reduciendo los altos índices del sobrepeso y obesidad infantil.

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