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Sor Juana Ines En La Cocina


Enviado por   •  23 de Junio de 2014  •  1.710 Palabras (7 Páginas)  •  446 Visitas

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Esta inspiradora mujer, que en pleno Siglo XVII reclamó su derecho a estudiar, a ser artífice de la palabra y de su propia vida; perseguida y aislada por sus desafiante filosofía y sus versos críticos de un patriarcado opresor; fue también una asidua cocinera, fascinada por las propiedades químicas de los alimentos y los feroces resultados de combinaciones ganadoras.

Claro que como monja, era natural que Sor Juana tuviese un encuentro cercano con la cocina, comenta al respecto la doctora Josefina Muriel:

“Todas las monjas se dedicaron con mayor o menor intensidad al arte culinario, poniendo interés en crear los mejores platillos para obsequiar a los bienhechores, alcanzar favores, agasajar a los obispos y recibir a los virreyes.”

Además de haber participado activamente en la recopilación, transcripción y reordenamiento del recetario del Convento de San Jerónimo, Sor Juana recopiló su propio recetario mismo que fue interpretado y editado por Guadalupe Pérez San Vicente y la doctora Josefina Muriel, de dicha colección se rescata no sólo su pasión gastronómica sino el testimonio de su creación culinaria y su afán de conservar dicha herencia cultural.

Sin embargo, es la Respuesta a Sor Filotea, el ensayo en el que más claramente podemos denotar la profunda filosofía gastronómica de Sor Juana, misma que no sólo se apropia del espacio de la cocina, sino que lo reivindica como un espacio de libertad e intelectualidad.

Debido a su actitud crítica e inquisitiva, Sor Juana debió pagar penitencia varias veces dejando los libros y la pluma a un lado, y tomando el cucharón. Este espacio de domesticidad femenina representaba orden y obediencia pero Sor Juana lo reclama como un lugar de conocimiento intelectual y aprendizaje.

En su Respuesta a Sor Filotea Sor Juana escribe:

"Pues ¿que os pudiera contar, señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Ver que un huevo se une y fríe en la manteca o el aceite y, por el contrario, se despedaza en el almíbar; ver que para que el azúcar se conserve fluida basta echarle una muy mínima parte de agua en que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y clara de un mismo huevo son tan contrarias, que en los unos, que sirven para el azúcar, sirve cada una de por sí y junto no. . . ".

La reivindicación de la cocina sucede porque ésta se convierte en un espacio de investigación; porque ese símbolo doméstico que representa se trastoca en experimentación, ciencia y reflexión. Así gratifica a la cocina cuando se refiere a Aristóteles:

"Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito."

Según especialistas en la vida de Sor Juana, de las recetas que recopiló, más de 30 son de su autoría, así como sus versos, su cocina estaba llena de filosofía y aprendizaje, y sobre todo de una toma de espacios para el intelecto, una mujer que desde el S.XVII reivindica un espacio que con todo y el boom gastronómico español sigue necesitando una legitimización social, intelectual y cultural.

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"Sor Juana en la cocina", óleo del Maestro mexicano Efrén Ordóñez (1927-2011).

Fuente: http://www.marjorieross.com/2011/11/12/una-musa-en-la-cocina/

LA ESCRITORA JUANA INÉS DE LA CRUZ Y UN NUEVO FEMINISMO ENSEÑAN OTRO MODO DE IMAGINAR LA COMIDA

Este libro nos hace ver el verdadero mundo de la cocina, el corazón del mundo doméstico, al lado del nombre de la mujer que ha sido llamada “la primera feminista de América”.

El motivo del rechazo a la noción de que sor Juana no solo supiera manejar la pluma con maestría sino también las cucharas, es que, con una visión futorista, se había venido separando la literatura –considerada parte del mundo “de fuera”, un mundo intelectual dominado durante siglos por los varones–, de la cocina, centro del recinto doméstico donde –se decía– solo podían existir saberes de poca monta, reservados a las mujeres.

En los últimos años, la relación de sor Juana con la cocina ha pasado a ser objeto de un análisis más matizado a partir de la edición del libro de recetas del Convento de San Jerónimo.

Ese libro contiene la guía para elaborar treinta y seis platillos, entre ellos bienmesabes, antes, buñuelos, manchamanteles y otros productos del mestizaje en la mesa. La selección y la transcripción se atribuyen directamente a sor Juana Inés.

Coincide la recuperación de ese documento conventual con la revisión del vínculo “mujer y cocina” que han hecho varias autoras feministas. De un rechazo absoluto, por considerarlo un punto de irrecuperable dominación patriarcal, se ha pasado a ver “el papel de la mujer en la alimentación como un elemento cultural universal, un componente fundamental de la identidad femenina y una fuente importante de conexiones e influencia de las mujeres sobre los otros”, como ha señalado la antropóloga feminista Carole M. Counihan.

Obra del artista mexicano Armando Ahuatzi Valentino (Sitio web: armando ahuatzi.com)..

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Es casi un lugar común decir ahora, después de Roland Barthes, que el alimento está lleno de significados y que

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