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Sor Juana Inés de la Cruz en la cocina


Enviado por   •  22 de Octubre de 2015  •  Reseñas  •  999 Palabras (4 Páginas)  •  370 Visitas

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Universidad de Ixtlahuaca[pic 1][pic 2]

CUI

Licenciatura en Gastronomía

Patrimonio Gastronómico Virreinal

José Enrique González Fernández

Lectura:

“Sor Juana en la Cocina”

Grupo: 302

29 de Agosto de 2015

Sor Juana Inés de la Cruz fue una monja jesuita, educada en el Convento de san jerónimo. Es reconocida por sus múltiples poemas así como escritos, pero también se enfocó mucho a la gastronomía barroca del siglo XVII, esto gracias a su encierro en el claustro en la que ella habitaba, no tenía más cosas que hacer más que cocinar y dedicarse a la literatura.

Según Joaquín Cortina, el poseía un mano escrito de este célebre personaje, el cual contenía algunos datos de ella y cerca de 36 recetas proveniente del Convento de Santa Paula, de la misma orden religiosa. Se le hicieron varios estudios para comprobar que esta documento si era de puño y letra de Juana Inés de Asbaje fue publicado en 1979.

Estas 36 recetas, muestran 26 años de dedicación a la gastronomía, así como a la literatura, mientras ella preparaba sus suculentos dulces componía diversas estrofas, algunas de ellas iban dedicas a su amiga muy íntima, La Condesa de Galve. (Josefina Muriel y Guadalupe Pérez San Vicente)

La dedicación por la cocina fue prácticamente un pasatiempo que le distraía del estudio y la escritura, y además lo hacía con la intención de acercarse a los benefactores y altos rengos que apoyaban a su convento. En su mayor parte se dedicaba a la preparación de dulces y postres, y muy pocos fueron los salados, entreverados con toque de dulzor.

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana acudía al Convento de San José a cargo de la orden de las Carmelitas Descalzas, a los15 años como religiosa de coro, tres meses después de haber entrado lo abandona por lo severa que era la orden con los que asistían. No elijo la vida conventual por vocación, sino porque era la única opción de poder salir adelante, puesto que no contaba con buena posición económica, no era de familia reconocida y para colmo era huérfana, con esto, las únicas salidas que tenía era el matrimonio o en este caso el convento. Pedro Velázquez fue uno de sus benefactores, quien fonación su entrada el Claustro de San Jerónimo y además convivir con virreyes y personas intelectuales de esa época, además de que le pago y apadrino su ceremonia de velo. Su hábito constaba de una túnica blanca con grandes mangas al igual que su toca, su velo y escapulario eran negros, llevaba un tipo de medalla pintada con alguna escena religiosa, echa de metal y portarla era un verdadero martirio, además de un gran rosario que llegaba a  las rodillas.

Ya dentro del convento, se encuentra en una celda, la cual contaba con una cocina pequeña, pero con lo necesario para desarrollar sus actividades y una biblioteca,  su razón de ser eran las letras, con lo cual pudo copiar algunas recetas y así alagar al virrey, gracias a esto se hoy en día se cuentan con grandes libros de cocina que en aquel entonces estos eran la base de la salud y la educación. Pero en ocasiones se dedicaba a la alquimia culinaria, analizando los cambios que sufrían el huevo en aceite o manteca, o el azúcar al someterla a calor y agregándole un poco de agua.

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