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Tomas De Aquino


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2012  •  5.989 Palabras (24 Páginas)  •  347 Visitas

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“Santo Tomás de Aquino

y la Edad Media

Introducción

Estamos a punto de concluir el segundo milenio de la era cristiana. Un milenio que se inició con las Cruzadas y con el Cid Campeador y que terminará con un mundo repleto de millones de pobres y países en guerra. Un milenio que, a pesar de todo, dio a la humanidad grandes héroes y grandes santos. Uno de esos hombres, que bien podría ser calificado como el más grande del milenio, es Santo Tomás de Aquino, filósofo en el sentido etimológico de la palabra ("un amigo de la sabiduría") y hombre destacado que supo dar respuestas concretas a los problemas más perentorios de su tiempo, que eran Santo Tomás de Aquino es, indiscutiblemente, la figura más emblemática de la filosofía católica. Llevó a cabo la gigantesca tarea de incorporar el pensamiento aristotélico, hasta entonces visto con escepticismo, al dogma católico. Para él fue esencial establecer la relación entre Filosofía y Teología, es decir, entre Razón y Revelación. Mientras que la Filosofía tiene como punto de partida la luz natural de la Razón, la Teología, aunque requiere de la Razón, se fundamenta en la luz de la Fe, si bien es cierto que en ambas el fin último y permanente es Dios.

La Fe y la Razón no están enfrentadas, sino que, por el contrario, se complementan mutuamente, ya que el Cristianismo tiene muchísimas verdades que se pueden razonar. Hay otras verdades que superan a nuestra limitada Razón y que sobrepasan a nuestras capacidades mentales, como podría ser el misterio de la Santísima Trinidad. Pero podemos afirmar con Santo Tomás que la Verdad que no se alcanza por la Razón sino que sólo se logra por la Fe también tiene muchísimo provecho.

Asentir a las verdades de Fe, aunque estén sobre la Razón, no es, de manera alguna, señal de ligereza. Y es que si sólo pudiéramos llegar a Dios por medio de la Razón muy pocos serían los que podrían conseguirlo, ya que hay muchos imposibilitados por una mala complexión fisiológica, por el trabajo diario o por pereza, además de que dicha Verdad se alcanza después de largo esfuerzo y mucho tiempo de ejercitarse en la abstracción. Es por eso que Dios quiso que algunas verdades sólo se alcanzaran por la Fe, y de paso, demostrarle al hombre soberbio que no debe sentirse perfecto y autosuficiente. Al existir verdades que la Razón humana no puede descubrir, todos podemos participar fácilmente del conocimiento de lo divino sin ninguna duda ni error. Siguiendo esta postura de complementar la Fe y la Razón, Santo Tomás de Aquino probó racionalmente la existencia de Dios, mediante sus célebres e incontestables "Cinco Vías" (contenidas en su obra cumbre, la "Suma Teológica"), así como la libertad e inmortalidad del hombre y la existencia de una ley natural impresa en el alma de cada ser humano conexión entre razón y fe, y la mejor constitución política para una ciudad. Pero el Doctor Angélico no sólo se preocupó por los asuntos espirituales, sino que también lo hizo por los problemas de este mundo. Fue así como este auténtico Maestro elaboró verdaderos tratados sobre Política y Derecho.

Parte o nociones de toda la gran teoría de este gran filósofo, al igual que el contexto temporal en el que está inmerso como la edad media,al igual que el desarrollo del pensamiento de esa época son los expuestos en el siguiente trabajo.

Edad media

Es conocido como EDAD MEDIA aquel periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forli, en su obra Historiarum ab inclinatione romanorun imperii decades (Décadas de historia desde la decadencia del Imperio romano), publicada en 1438 aunque fue escrita treinta años antes. El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo. Se divide generalmente la edad media en tres épocas. Con respecto a los inicios de este periódo, ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años Europa occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a perderse u olvidarse por completo. La única institución europea con carácter universal fue la Iglesia, pero incluso en ella se había producido una fragmentación de la autoridad. Todo el poder en el seno de la jerarquía eclesiástica estaba en las manos de los obispos de cada región. El papa tenía una cierta preeminencia basada en el hecho de ser sucesor de san Pedro, primer obispo de Roma, a quien Cristo le había otorgado la máxima autoridad eclesiástica. No obstante, la elaborada maquinaria del gobierno eclesiástico y la idea de una Iglesia encabezada por el papa no se desarrollarían hasta pasados 500 años. La Iglesia se veía a sí misma como una comunidad espiritual de creyentes cristianos, exiliados del reino de Dios, que aguardaba en un mundo hostil el día de la salvación. Los miembros más destacados de esta comunidad se hallaban en los monasterios, diseminados por toda Europa y alejados de la jerarquía eclesiástica. En el seno de la Iglesia hubo tendencias que aspiraban a unificar los rituales, el calendario y las reglas monásticas, opuestas a la desintegración y al desarrollo local. Al lado de estas medidas administrativas se conservaba la tradición cultural del Imperio romano. En el siglo IX, la llegada al poder de la dinastía Carolingia supuso el inicio de una nueva unidad europea basada en el legado romano, puesto que el poder político del emperador Carlomagno dependió de reformas administrativas

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