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Trofobiosis

m.jbduarte26 de Abril de 2013

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¿Que son los Ácaros?

Acari o Acarina (del griego ακαρής akarés, "diminuto" "que no se corta"), comúnmente denominados como ácaros, son una subclase de arácnidos, aunque durante mucho tiempo fueron considerados un orden. Existen casi 50.000 especies descritas, y se estima que existen entre 100.000 y 500.000 especies que todavía no han sido halladas.

La mayoría de los ácaros son diminutos y alcanzan unos pocos milímetros de longitud; el ácaro de los folículos humanos mide solo 0,1 mm (menor que algunos protozoos) y los ácaros del polvo doméstico miden entre 0,2 y 0,5 mm; ambos son, pues, microscópicos; en el otro extremo, los ácaros de terciopelo alcanzan longitudes de 10 mm.

Los ácaros son uno de los grupos más antiguos de animales terrestres; se conocen fósiles suyos del Devónico Inferior, hace unos 400 millones de años.

Hay ácaros en medios terrestres y acuáticos, incluso en el medio marino. Son en su mayoría depredadores, pero los hay fitófagos, detritívoros y parásitos; las garrapatas son hematófagas y son vectores de numerosas enfermedades infecciosas.

Algunos ácaros tienen importancia económica al ser parásitos de plantas, de animales (como las garrapatas de las abejas melíferas del género Varroa) y del ser humano (como el ácaro arador de la sarna), o el ácaro del polvo (Dermatophagoides farinae) causante de alergias.

La forma de su cuerpo es de lo más variada, contribuyendo a ello la disposición y aspecto de sus patas y las ornamentaciones con vistosas sedas o pelos, placas, proyecciones y estriaciones de la piel. Pueden presentar un cuerpo angosto y alargado, o corto y ancho, o también ovalado, globoso, cónico, piriforme o romboidal; a veces es comprimido, otras veces deprimido; en ocasiones tiene aspecto estrellado o bien presenta fuertes placas que cubren su cuerpo a manera de barrilito. Su color también es muy variado, dependiendo de la especie; los hay que son casi transparentes o ligeramente blanquecinos; en varios de ellos puede distinguirse el color de los órganos internos, que con frecuencia depende del alimento que ingieren; así, los que se nutren de plantas tienen color verde o medio café; los que chupan sangre, en cambio, ostentarán un color rojo obscuro. Otros poseen capas de pigmento que reflejan tonalidades de amarillo o café; los hay también azulosos, violáceos, verdosos, anaranjados y rojizos. Algunas garrapatas presentan placas dorsales con ornamentaciones nacaradas o plateadas. Los ácaros que muestran los colores más variados y brillantes son probablemente los que viven en el agua dulce.

Como en todos los artrópodos, su cuerpo está cubierto por una cutícula quitinosa, muy resistente, que los protege de agentes físicos, químicos y mecánicos. En algunas partes esta cutícula es más gruesa, y forma placas que les dan mayor protección. Estas placas sirven asimismo para la inserción de músculos y son características en determinados grupos. Aunque está cubierta les es sumamente benéfica para proteger su vida, es al mismo tiempo tan rígida que les impide crecer; por esta razón tienen que deshacerse periódicamente de esta coraza mediante el proceso de la muda; éste es un momento crítico en la vida del ácaro y está controlado por secreciones hormonales.

En los ácaros los apéndices están representados por un par de quelíceros, un par de pedipalpos y cuatro pares de patas locomotoras; los dos primeros corresponden a las partes bucales y los últimos les sirven para desplazarse.

La alimentación de los ácaros varía mucho entre las numerosas especies; por eso los quelíceros se han ido modificando, adaptándose, según el caso, para morder, cortar, raspar, enganchar, aserrar, despedazar, triturar, picar o succionar.

También el segundo par de apéndices o pedipalpos han sufrido cambios a lo largo de su evolución; en algunos casos son claramente de función prensil, ayudando a la captura de las presas, a las cuales sujetan firmemente; en otras especies actúan como estructuras sensoriales, estando entonces provistos de numerosos órganos receptores de estímulos externos y gracias a los cuales pueden percibir los olores, las vibraciones, la humedad, el calor, etc. Estos órganos sensoriales están representados por diversos tipos de sedas o pelos y otras estructuras.

Los cuatro pares de apéndices restantes son las patas locomotoras propiamente, por medio de las cuales logran desplazarse, alguna lenta y otros rápidamente; según su hábitat, las utilizan para andar, correr, trepar, saltar, escarbar, excavar o nadar. El primer par a menudo tiene función sensorial y lo llevan levantado hacia delante, a manera de antenas, para poder detectar los estímulos a su alrededor; en estos casos, las primeras patas están provistas de diversos órganos sensoriales, característicos de las especies y que pueden ser sedas, pelos, orificios o hundimientos de la piel, pequeñas protuberancias, etc. Por medio de estas patas logran orientarse, encontrar su camino, así como a sus compañeros sexuales, pudiendo también percibir a sus enemigos y sus posibles presas. Con los otros tres pares de patas caminan y logran agarrarse o sujetarse a los diferentes sustratos; las formas acuáticas los utilizan para nadar a manera de remos. Las patas de algunos machos pueden estar modificadas para poder sujetar a la hembra durante el apareamiento. Normalmente, las larvas tienen tan sólo tres pares de patas; el último par aparece cuando la larva se transforma en ninfa, por lo que ninfas y adultos tienen cuatro pares. Sin embargo, algunos ácaros muy especializados y pequeños han reducido sus patas a tan sólo dos pares y en ocasiones a uno, en estado adulto.

Toda la superficie del cuerpo y las patas está cubierta de sedas de muy variada forma y de función generalmente táctil, aunque muchas de ellas son también sensibles a las vibraciones. Gran parte de las especies son ciegas, pero las hay también con ojos muy sencillos, llamados ocelos, que generalmente son uno o dos pares, situados en la superficie dorsal y anterior del cuerpo. Es poco probable que estos ocelos lleguen a formar imágenes; posiblemente su función se concrete tan sólo a detectar los cambios en la intensidad de la luz.

En la cara ventral del cuerpo de los adultos pueden observarse, además, dos aberturas, la genital en la parte anterior y la anal en la posterior, aunque su posición exacta varía en los diferentes grupos.

Los ácaros respiran por orificios especiales, llamados estigmas, que se continúan en tubos muy finos o tráqueas; las formas juveniles o las especies muy pequeñas lo hacen a través de la piel.

 Características

Los ácaros son pequeños, con larvas hexápodas (de seis patas), y tres estadios ninfales de ocho patas (el ciclo está abreviados en grupos derivados).

El cuerpo está dividido en dos tagmas o regiones. La región anterior, llamada gnatosoma en los ácaros parasitiformes y proterosoma en los acariformes, es pequeña y está delimitada posteriormente por una sutura; lleva los quelíceros y los pedipalpos, las coxas (primer artejo de la pata, por el cual esta se une al tórax) de los cuales están fusionadas centralmente para formar el hipostoma. El tagma posterior, conocido como idiosoma (parasitiformes) o histerosoma (acariformes) lleva las patas y ha perdido todo rastro externo de segmentación. La alimentación se realiza primariamente a base de comida fragmentada (excepto en varios grupos derivados).

Los quelíceros son importantes en la captura e ingestión del alimento. La forma primitiva, que es la que presentan muchas de las especies actuales, es la quelado-dentada; la quela o pinza está formada por un segmento distal móvil que se articula con el dedo fijo. Hay una gran variedad de quelíceros de este tipo, de los cuales pueden hacerse derivar los tipos derivados (perforadores, chupadores). Algunos grupos pueden utilizarlos para transferir espermatozoides o para anclarse durante la foresia.

Los pedipalpos constan de una a seis segmentos. Sirven para localizar y manipular el alimento y por ello están dotados de mecanorreceptores y quimiorreceptores. Su aspecto recuerda a pequeñas patas más o menos modificadas (anteniformes, raptoras, reducidas a muñones, etc.). Las patas constan de siete artejos (coxa, trocánter, fémur, genu, tibia, tarso y pretarso); en los acariformes las coxas forman parte del cuerpo; los ixódidos presentar órganos de Haller en los tarsos del primer par de patas, que son agrupaciones de setas que forman camòs especialmente sensitivos.

La fecundación de los ácaros es siempre interna, pero la forma como pasa el esperma del cuerpo del macho al de la hembra varía mucho en las diferentes especies. Se pueden distinguir tres formas fundamentales:

1) Por medio de un pene u órgano copulador, que inyecta directamente los espermatozoides al cuerpo de la hembra, a través de su abertura genital.

2) Con ayuda de los quelíceros provistos de espermadáctilos, que funcionan como órganos copuladores y ayudan a introducir el esperma, en este caso a orificios especiales situados cerca de las patas. La aparente abertura genital de la hembra, en estos casos, no funciona como vulva sino que a través de ella salen los huevos.

3) Por medio de espermatóforos, es decir, pequeños saquitos dentro de los cuales se conserva el esperma; hay de dos tipos, sin pedicelo, pasando entonces directamente de la abertura genital del macho al de la hembra, cuyos cuerpos están vientre con vientre; o con pedicelo, en cuyo caso los machos depositan los espermatóforos en el suelo, pegándolos al sustrato mediante un pequeño tubérculo; las hembras, sexualmente maduras, que encuentren estos espermatóforos,

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