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Tránsito vecinal fronterizo, por el que cada persona debía pagar un impuesto de dos sucres


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  629 Palabras (3 Páginas)  •  144 Visitas

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Tránsito vecinal fronterizo, por el que cada persona debía pagar un impuesto de dos sucres, disposición que no agradó a la ciudanía carchense, pues se lo consideraba desde todo punto vista inconveniente. Es asi que el 21 de mayo de 1971 se convoca a una asamblea popular, en donde se declara un para indefinido en rechazo al gravamen impuesto.

El Jefe del comando Provincial “Carchi” No.10, consciente del problema se avecinaba, se pone en alerta y comunica la novedad al Comando General de la Policía Nacional, el día 24 de mayo la Comandancia General ordena enviar refuerzos del Regimiento Quito No.1 y  del Comando Provincial “Imbabura” No.12. El día 25 de mayo, desde el Regimiento Quito viajan 4 oficiales y 50 policías, uno de ellos era el policía Jaime Homero Torres Sánchez del Escuadrón Sables, el armamento que portaba cada miembro era una carabina 30-M1, con 20 cartuchos de dotación, un sable y material CM. Después de pasar muchos enfrentamientos en la ciudad de San Gabriel por cuidar al Presidente Velasco Ibarra, al llegar a la ciudad de San Gabriel por cuidar al Presidente  Velasco Ibarra, al llegar a la ciudad de Tulcán, la patrulla que cuidaba la Central Telefónica había sido tomada por los insurrectos y, por orden desde Quito mediante radio, se pide que se recupere dicha central telefónica, para lo cual se forman dos pelotones integrados uno por militares y otro por policías; el de policías lo comandaba el subteniente Elicio Moscoso Enríquez con 20 miembros del Escuadrón Sables del Regimiento Quito, entre los que constaba Jaime Torres Sánchez.

Además de la misión de tomárselas oficinas de teléfonos, este personal debía recuperar los fusiles y carabinas sustraídos de la Oficina de Estancos y las arrebatadas a otros policías. Se había acordado que el personal de la Policía debía ir delante del piquete militar, para gasificar la zona tanto al interior como al exterior de dichas oficinas, a fin de apoderarse del edificio y realizar un requisamiento total.

La Policía avanza de norte a sur por la Calle Olmedo, en dos columnas encabezadas la una por el mayor Quevedo y la otra por el subteniente Moscos, gasificando la zona, la misma que se constituye en un verdadero campo de guerra.

El subteniente Moscoso avanza con su personal por la calle Olmedo y Boyacá, en donde recibe un impacto de bala en su mano derecha quedando gravemente herido,  es ayudado por policías y conducido a la clínica Tulcán. En ese momento se produce un nuevo enfrentamiento que causa más heridos y el policía Torres toma la esquina que deja el subteniente Moscos, pidiendo a los soldados que lo cubran mientras auxiliaba al mayor Quevedo, que también se encontraba herido, al mismo cae herido el soldado Flores.

El policía Jaime Torres pasa a proteger y cubrir a los soldados que debían cruzar la esquina, recibiendo un impacto de proyectil en la cabeza, cayendo gravemente herido. Cuentan sus compañeros que él trata de incorporarse sin abandonar su carabina 30-M1, pero se desploma y pierde la vida. Es así como a su temprana edad cae un policía hecho de corazón,  el que desde su infancia amo a su profesión sin importarle su precio.

Por su acto de valor, entrega y profesionalismo, el Consejo Superior de la Policía Nacional recomendó su ascenso post mortem al grado de cabo segundo, así también la correspondiente baja por haber fallecido en actos del servicio; ascenso y baja que fueron publicados el 26 de mayo de 1971.

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