UN MUNDO SIN CÁRCELES

UN MUNDO SIN CÁRCELES ES POSIBLE

Alejandro Gómez Jaramillo, mediante su libro un mundo sin cárceles es posible, plantea una posibilidad de poder vivir sin sistemas carcelarios, los cuales han desdibujado totalmente la finalidad de resocialización a la que tienen derecho todos los seres humanos para hacer valer el principio de la dignidad humana.

A partir de este concepto, quiero expresar mi opinión al respecto y es la siguiente:

Partiendo de la definición que hace el autor del sistema penal que es “el conjunto de procesos y momentos del actuar del Estado que se dirigen a reprimir aquellas conductas que se han considerado como perjudiciales para la sociedad y que merecen bajo la lógica institucional una reacción punitiva” es evidente que nos encontramos en un sistema que es el más lesivo y más gravoso para el ser humano, por lo tanto, como se está atentando contra el bien jurídico más preciado que es en este caso la Libertad; es obligación del Estado garantizar una políticas públicas claras y favorables que le permitan a los miembros de la sociedad tener la posibilidad de resocializarse y poder retornar en unas mejores condiciones para hacer parte de nuevo como un individuo útil a la sociedad.

El capitalismo ha sido un factor que ha movido todas las esferas políticas a nivel internacional y ha influido directamente en las formas de poder controlar mediante el sistema penal a la sociedad, pero como podemos ver en la actualidad, existen casos en los cuales algunos Estados siguen el juego del neoliberalismo hasta tal punto en que imponen unas sanciones que van en contra del principio de la libertad y las cuales son: la pena de muerte y la cadena perpetua, con estas dos penas se está imposibilitando que un individuo haga parte de nuevo a su núcleo familiar.

Ese poder de castigar por parte del Estado en mi punto de vista debe ser restringido al máximo, para que se pueda mesurar el castigo y que se imponga una pena razonable a los delitos, de esta manera, evitar que el Estado se extralimite en sus funciones y por ende afecte y viole derechos fundamentales; como lo expresa el autor en el presente libro “ el poder de condenar a alguien a prisión constituye por lo tanto un tipo de dominación privilegiada” y de esta misma manera hace referencia de lo que expresa Foucault “que al condenar a alguien a prisión, encerrarlo, privarlo de comida, de calefacción, impedirle salir, hacer el amor…,etc., ahí está la manifestación del poder más delirante que se pueda imaginar.”

El planteamiento de Hulsman y de Mathiesen para sustentar el abolicionismo el sistema de justicia penal, requiere una conversión y una restructuración colectiva de la sociedad, en la cual prevalezcan los valores éticos y morales de todos los miembros y más aún de nuestros dirigentes políticos que son precisamente los que elegimos

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