UNA FILOSOFÍA PARA TODOS

Ficha de lectura

Brenda Paola Robles Sánchez

6B

Juan Carlos Antonio García Soto

Filosofía

Filosofía:  Queda por puntualizar a qué podemos llamar “Filosofía”. Toda la comunidad tiene ideas, toda la comunidad piensa. ¿Debemos finalizar entonces que toda la sociedad es filósofo? ¿Que todos los seres humanos hacen imperturbabilidad, como Monsieur Jourdain, que escribía prosa sin saberlo?

Pues si aceptablemente todo el mundo tiene ideas, los filósofos lo que hacen es averiguar las suyas. Todo el mundo piensa, sin embargo los filósofos lo que hacen es dar vueltas a lo que piensan para someterlo a tentativa, examinarlo, escoger. Podemos motejar a ese actividad “reflexividad”, un término que significa fácilmente retorno sobre sí mismo, “oposición de lo que se cree y de lo que se piensa”. Sócrates comparaba su incumbencia con el de su madre, que era matrona.

Decía que él era partero de las mentes, mientras su madre lo era de los vientres de las mujeres. Muchas veces se ha recordado esta analogía de Sócrates extrayendo las ideas de la cabeza de su interlocutor de la misma forma que, al final de la gestación, se extrae al niño del vientre de su madre. Sin embargo, la afirmación de Sócrates encierra un sentido más complejo. No obstante, este detalle ha de servirnos para comprender que para Sócrates lo importante no era extraer las ideas de la cabeza de otro, sino someter a prueba dichas ideas una vez que habían salido.

Se trata de averiguar si resisten el golpe, si son coherentes o si no son más que viento, ilusiones de saber, falsas ideas que no resisten la mínima objeción. Existe una diferencia esencial entre tener ideas y someter estas ideas a prueba. Lo característico de los filósofos es comprobar las ideas, averiguar si poseen alguna coherencia y solidez o si encierran algún tipo de vicio de forma, o algún error que las haga inviables.

Estos temas ya estaban sobre la mesa en la Antigüedad griega y romana. La conversión hacia la filosofía no supone cambiar nuestros ojos por otros, sino cambiar la dirección de la mirada. Por naturaleza tendríamos en nuestra mente la capacidad de acceder a la verdad.

UNA RELACIÓN ESPECIAL CON EL TIEMPO

La entrada en la filosofía es un enigma que se repite de manera continua, permanente, que se renueva de forma sucesiva. Desde este punto de vista, existe una diferencia radical entre las cuestiones científicas y las cuestiones filosóficas. Excepto los historiadores de las ciencias, nadie se interesa ya por los problemas de los físicos del siglo V a. En cambio, los interrogantes que conciernen a la moral, a la lógica, al conocimiento, a la política o a la estética tal y como fueron planteados hace veinticinco siglos conservan un cierto grado de pertinencia, siguen vigentes y mantienen incluso su vitalidad.

Los siglos transforman las perspectivas, pero no tienen el mismo impacto sobre las cuestiones filosóficas como sobre otras cuestiones. En este punto los filósofos se hallan mucho más próximos a los escritores, artistas o músicos, que a los sabios, intelectuales o técnicos. Cuando escuchamos la música de siglos pasados experimentamos una emoción comparable a la de sus contemporáneos. Con los filósofos sucede lo mismo.

UNA FILOSOFÍA PARA TODOS

Entre los temas que nunca han dejado de estar vigentes hasta hoy hay que mencionar la apertura de la filosofía.

Descartes, en su Discurso del método, subraya que el buen sentido o la razón, es decir, la capacidad de discernir lo verdadero de lo falso, es la cosa que hay en el mundo mejor repartida. Esto significa que cada persona, siempre y cuando utilice esa capacidad que ya posee, puede llegar a ser filósofo. Ser filósofo no implica forzosamente ser un genio, descubrir algo nuevo o inventar un sistema inédito. Ser músico puede significar ser un compositor genial o un niño que empieza a practicar la escala musical.

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