Una Sociedad Furiosa

Una Sociedad Furiosa

En las sociedades occidentales, la aparición del ciudadano furioso (enfocado a la pelea contra la corrupción, desigualdad e injusticia) es el mejor ejemplo que podríamos actualmente tener sobre la crisis social actual.

Digamos que, de cierta manera, podríamos canalizar la furia social de una manera bienintencionada, generando así cambios radicalmente positivos en pro de un progreso y de un bienestar común colectivo.

En contraparte tenemos que, una ideología con tanto ímpetu podría ser perjudicial e incluso destructiva o maligna, más aún si se tienen lideres demagogos, líderes o idealistas irresponsables.

Es importante aterrizar realmente ante qué tipo de cambio social nos encontramos actualmente, ¿es progresivo?, o realmente es una regresión lo que estaos afrontando. Se habla sobre la obra El fin de la historia y el último hombre. Y sobre cómo EUA (junto con las democracias capitalistas occidentales) proclamaban su victoria a la guerra fría. Aún con esta aberración, se han presentado algunos hechos históricos que ponen en duda si realmente el capitalismo democrático liberal es eficiente o si se enfrenta ahora a un ciudadano rabioso.

No se trata de un repentino cambio social que desemboque todo el malestar, sino es más bien el acumulativo de diversos escenarios que generan resentimiento hasta que llegue la gota que derrama el vaso. Dichos sentimientos rezagados (pero no olvidados) son en su mayoría, por actos corruptos e impunidad por parte del gobierno o los representantes demográficos al mando, gente que ve únicamente por sus propios intereses sabiendo que su labor principal es ser un canal de mejora por y para el pueblo.

Malestar Ciudadano

Hay una diferencia abismal entre lo que es, lo que se debería ser y lo que se puede ser, y ahí radica el principal conflicto del malestar ciudadano, “promesas a medias”, “progreso y desarrollo”, etc. Si lo añadimos a la necesidad principal de cada sociedad como lo es la economía y o se proporciona más que incertidumbre y postergaciones sin solución, tenemos un punto de quiebre y un colapse inevitable. Va más allá de una simple desesperación, aterrizando ideologías y figurando escenarios, hay una manipulación social que está inflando dicho malestar.

Ya no se trata de culpar a factores externos o internacionales como raíz de un malestar social, tiene sus propias marices en e contexto cultural y social que se posea, se menciona incluso un “tiempo líquido”, definido como épocas de incertidumbre , flexibles, volubles, en las que las estructuras sociales no perduran lo necesario (temporalmente hablando) para una consolidación madura donde la política y el poder radiquen en caminos separados.

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