Uno sabe que ha llegado a la infancia cuando se da cuenta que va a morir

Uno sabe que ha llegado a la infancia cuando se da cuenta que va a morir

(Ensayo de reflexión)

En esta vida el gran misterio del hombre es su muerte. Desde que el hombre existe sobre la faz de la tierra ha mantenido presente la eterna duda sobre el origen de su existencia. ¿A qué vine al mundo? ¿Qué sentido tiene mi existencia? ¿Por qué hay tanto sufrimiento? ¿Vale la pena esta vida? Son tantas las interrogantes que el ser humano se ha hecho sobre la razón de la vida y también sobre el fin de esta.

Por eso veremos en este ensayo sobre el debate que llevamos en nuestras mentes cuando nos damos cuenta de que la vida se acabará algún día, acerca del autor planteándose acerca del sentido de la vida y la manera de vivirla.

En primer lugar, nos cuestionamos constantemente que con los años vamos adquiriendo experiencia sobre la vida, aprendemos de nuestros errores y tratamos de no cometerlos nunca más; todo con qué fin, si de todas maneras vamos a morir y sólo nos habremos preparado para este inevitable momento. No caemos en cuenta que todos estos años tuvimos miedo de cometer errores y en nuestros últimos momentos de vida queremos cambiar todo, queremos disfrutar más, queremos volver a nuestra niñez donde no nos preocupábamos por si llegábamos llenos de lodo a nuestras casas porque valió más el momento de estar bajo la lluvia jugando; cuando somos niños lo único con lo que soñamos es en ser mayores para hacer todo lo que queramos y seguir nuestras propias reglas, pero la realidad es otra, cuando creces y te vas convirtiendo en ese adulto comprendes que la vida no era como te la pintaban, de pronto quieres volver a ser ese niño de 7 años que no tenía ningún problema, que no le hacía falta nada y era amado por todos.

No sabemos nuestro sentido en la vida hasta que nosotros decidimos darle uno, un propósito por el cual podamos seguir adelante. Como seres humanos no tenemos la oportunidad de elegir nacer o no, es curioso, porque sí podemos elegir el morir o no hacerlo y esperar a que la muerte llegue sola.

Ver morir a otros nos convence de nuestra propia mortalidad, pero mientras estemos vivos es “otra” la persona que se muere.  Y esa otra persona puede ser un familiar o un amigo, y muere una parte de nosotros. Se murieron nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos y nuestros tatarabuelos con todas sus familias.  Se mueren también los profesores y sus discípulos. Se muere todo el mundo. La conciencia de la muerte puede darnos un sentimiento profundo de libertad, del apego a nosotros mismos, como el apego a los demás y a las riquezas terrenales.

Todo llega en este mundo y todo pasa. El pasado se nos va, para siempre. Observa cómo eras cuando niño y ahora obsérvate cuando viejo. ¿Eres el mismo? Ni siquiera un poco. Probablemente no has vivido una gran vida, pero definitivamente no eres el mismo de hace un par de años siquiera, la vida es un constante cambio, ya sea para bien o para mal.

Todos moriremos algún día, es inevitable, y sin embargo muchas veces no somos conscientes de nuestra propia trascendentalidad. Creo que el mero hecho de serlo de vez en cuando nos haría disfrutar más de la vida. Mucha gente pierde el tiempo o lo malgasta como si tuviese tiempo infinito, dejamos para después temas que consideramos importantes a “mañana” como si fuéramos a vivir para siempre, no cuidamos de nuestra salud, de nuestros afectos, ni de nuestras emociones, hasta que nos arrepentimos de no haberlo hecho antes cuando ya no queda tiempo, o nos acordamos cuando algo malo sucede.

...