Yo soy otro

“YO SOY OTRO”

Jadhler | 2018

Nos acecha el cristal. Si entre las cuatro

paredes de la alcoba hay un espejo,

ya no estoy solo. Hay otro. Hay el reflejo

que arma en el alba un sigiloso teatro.

Los espejos, J.L. Borges

La pieza titulada “YO SOY OTRO”, es la manera con la que fortuitamente me encontré para intentar dar respuesta a aquella pregunta medular que nos planteó el profesor Cristóbal Ramírez López. La pregunta en vilo: ¿Quién soy? Cuestionamiento harto complejo que, en lo personal, me adentró en un limbo de desconcierto y duda del cual aún no vuelvo y en el que sólo he logrado abrir camino con la ayuda de arduas cavilaciones, días de insomnio, lecturas de textos propios y ajenos, intrincadas reflexiones, sueños que se tornaron pesadilla, talantes y memorias de vivencias olvidadas. De lo anterior y de un singular recuerdo de aquellas memorias, me apoyo para dar sustento a esta pieza.

Hace tiempo, en la techumbre de un pequeño cuarto que correspondía al área del elevador en lo alto de un edificio, un gran amigo me pregunto “¿A quién miras cuando te ves al espejo?” Mi respuesta, según me dicta la memoria, fue: “a nadie”, aunque no estoy seguro de haber respondido exactamente con esas palabras, lo que recuerdo bien, es que en esa entonces, cuando me ponía frente a un espejo, una parte de mí, dentro y fuera de mí, sentía profundamente aquello de no mirar a nadie. Sin embargo, no existen los absolutos y me consta mi perversa costumbre de falsear y magnificar los hechos. Por lo que habría que añadir que, en aquel tiempo, al mirarme en el nítido cristal de un espejo, sin duda, en éste se trazaba mi reflejo; una imagen de mi rostro y parte de mi pecho, había alguien al otro lado del nítido cristal. No obstante, esa lánguida imagen y ese cruel calco de mi rostro, también trazaban la clara concepción de lo que yo mismo fabulaba y pensaba de mí, que era un ser despreciable, egoísta, tirano, miserable y borroso, un alguien que no llega a ser alguien o, lo que es lo mismo, ese que creía ser, no me alcanzaba para ser alguien; por lo tanto, al verme en el espejo, prefería pensar que ahí, al otro lado, no había nadie.

Actualmente miro mi reflejo y el que mira es otro, alguien distinto al de aquel tiempo y el mismo a la vez. Hoy miro en el espejo y en el vasto reflejo veo a otro, veo su nombre, mis alias, sus parentescos, mis vínculos, sus memorias, mis recuerdos, su apariencia, mi forma, su esencia;  descubro que ese impaciente laberinto de líneas traza la imagen mi rostro.

“YO SOY OTRO”, es una propuesta que supone replantear el cuestionamiento que hace tiempo me hizo aquel querido amigo ¿A quién miras cuando te ves al espejo? Plantear la cuestión, una y otra vez, como una constante en la oleada de cambios que nos envuelve el día a día y, al responder o intentar responder, quizá podamos desandar el camino de la memoria y el recuerdo difuso de lo que fuimos, de lo que somos y, con suerte, de lo que seremos, sin afán de buscar lo permanente, sino reforzar nuestro estado de constante cambio.

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