Antropología en América latina

Es necesario conocer y entender el pasado, el presente, la tradición y la historia de los pueblos y sus culturas. Los indígenas, los inmigrantes, las personas no blancas o de primer mundo y sus pluralidades han aportado a nuestra cultura y la interacción de costumbres con sus componentes humanos, sin embargo, a lo largo de la historia una de las razones por las que se les ha deshumanizado a estas personas ha sido precisamente por su tono de piel o costumbres diferentes.

Con este ensayo hablaré acerca de la deshumanización dada por la ambivalencia que se presenta con respecto a las personas no blancas y lo sustentaré en primer lugar con la lectura de Todorov (1998) hablando sobre “el problema del otro” situándome en el descubrimiento de América. En segundo lugar con el texto de Bolaños (1994) hablando un poco acerca de la retórica colonial que se dio gracias a los estereotipos indígenas. Luego, tocando el tema sobre la extracción de recursos en el Congo Belga y la función del terror para comprender mejor la situación colonial también en la actualidad. Después, mencionando un poco las narrativas dominantes de la globalización y cómo esta ayudó a dar una identidad en algunas comunidades del mundo. Y por último una conclusión contrastando estrategias como antropólogo para contrarrestar las narrativas dominantes que se presentaron en las lecturas.

El descubrimiento de américa sin duda es el encuentro más asombroso de nuestra historia, desde ahí el hombre descubrió la totalidad del mundo al que formaba parte. En ese momento de la historia se hace evidente “el problema del otro”, más específicamente el problema del otro exterior. “Es decir, otra sociedad, que será, según los casos, cercana o lejana: seres que todo acerca a nosotros en el plano cultural, moral, histórico; o bien desconocidos, extranjeros cuya lengua y costumbres no entiendo, tan extranjeros que, en el caso límite, dudo en reconocer nuestra pertenencia común a una misma especie” (Todorov, 1998, p. 13). La notoria ambivalencia que se les dio a los nativos indígenas por parte de los conquistadores ya que primero fueron vistos como buenos salvajes, personas ingenuas, inocentes que no conocían el mal, casi como niños; pero poco después también se les vio como el principio de todos los males, del pecado y de la ausencia de la ley. La incapacidad que tenían los conquistadores para ver la totalidad de la imagen que representaba a los indígenas influyó mucho para que se diera la retórica colonial con respecto a ellos.

“Los rasgos diferenciales de ese individuo extraño, terrible y antropófago conforman por consiguiente, un modelo que ilustra muy bien los prejuicios y presuposiciones que el europeo de los siglos XVI y XVII tenía sobre los indios. Ese modelo no es otra cosa que un clisé o, estereotipo a que los conquistadores, misioneros, etnógrafos de la época de Simón recurren para asimilar al hombre americano dentro de su universo cultural” (Bolaños, 1994, p. 152). La imagen que se le dio al indio

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