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Arte Griego


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  2.540 Palabras (11 Páginas)  •  246 Visitas

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EL ARTE CLÁSICO: EL ARTE GRIEGO.

Introducción.

El “arte clásico” es un concepto de la Historia del Arte que nos remite a la antigüedad, época en la que se forjaron las bases formales y estéticas del arte occidental. Unos ideales a los que se volverá, de forma recurrente, en diferentes momentos de la historia, como comprobaremos a lo largo del curso.

Pero quizás deberíamos plantearnos primero la siguiente pregunta: ¿qué entendemos por “clasicismo”? ¿Algo pasado de moda? ¿algo que representa un ejemplo o paradigma de perfección? ¿la encarnación de un ideal?. Es seguro que la mayoría de vosotros habéis utilizado alguna vez este término en vuestras conversaciones referidas a la moda…o a cualquier otra circunstancia. El término “clásico” se utiliza con mucha frecuencia, pero en la Historia del Arte sólo hay un arte clásico, y éste nació y se formó en la antigua Grecia y tuvo su continuación en la época del Imperio Romano. De su gestación y culminación nos vamos a ocupar en este tema, pero antes es necesario abordar aquellos factores que, desde diferentes ámbitos, condicionaron y determinaron su desarrollo.

El tiempo histórico

Lo primero será precisar los límites cronológicos, es decir, el espacio temporal por que discurre el proceso de formación y la culminación del arte clásico. Si nos referimos primero al arte griego (del arte romano nos ocuparemos más adelante), es necesario utilizar la misma periodización que se sigue para el estudio de su historia. De este modo, tendríamos:

• El período arcaico: s. VIII-VI a. de C.

• El período clásico: s. V-IV a. de C.

• El período helenístico: s. IV-II a de C.

El período arcaico es una época de formación, de tanteo y concreción de algunas de las formas que culminarán en la siguiente etapa. En estos primeros tiempos afloran y se perfeccionan, sobre el sustrato propio, las diferentes influencias que concurren en el arte griego: la de la civilización cretense, la civilización Micénica y, sobre todo, las grandes civilizaciones orientales, especialmente la egipcia. Es una época en la que el arte evoluciona desde el geometrismo y la abstracción hacia el naturalismo expresivo.

El período clásico representa la culminación y perfeccionamiento de todas las manifestaciones artísticas griegas, tanto a nivel formal como técnico. Esta plenitud coincide, y no por casualidad, con el apogeo político, económico y cultural de las “Polis” griegas, en especial Atenas. En estos años nace la “Democracia” como forma de organización política del Estado. El siglo V a. de C. es el verdadero siglo de oro de la cultura griega. La decadencia política de las polis a lo largo del s. IV a. de C., consecuencia directa de las guerras del Peloponeso, marca un cambio fundamental en el arte, que evoluciona hacia nuevas formas de expresión.

El período helenístico supone una profunda transformación de la civilización y la cultura griega. El imperio creado por Alejandro Magno (336-323 a de C.) hará posible la difusión de la cultura griega por un espacio geográfico que desbordó los estrechos límites de la época clásica. Con la cultura griega viajaron las formas artísticas y las soluciones técnicas ideadas por los griegos que, a partir de ese momento, se convirtieron en el referente estético indiscutible en toda la cuenca mediterránea. Para muchos historiadores esta etapa está ya fuera de los límites cronológicos del arte griego, por considerar que sus resultados estéticos son distintos del arte griego clásico.

El ámbito geográfico

Aunque los límites temporales son relativamente restringidos, los geográficos aparecen, por el contrario, notablemente amplios. Los griegos (o Helenos, como ellos se llamaban así mismos, es decir, habitantes de “Helas” o la “Hélade”) nunca constituyeron una nación o estado unitario en el sentido moderno del término. Se trataba más bien de un conjunto de tribus que tenían en común la lengua, la creencia en unos mismos dioses y mitos ancestrales, así como unos mismos antepasados. Es decir, compartían una misma cultura. Nunca llegaron a constituir un estado homogéneo y siempre estuvieron organizados políticamente en “Polis” o “Ciudades-Estado” independientes entre sí y, a menudo, rivalizando entre ellas en continuas guerras. De entre las muchas polis griegas destacaremos, por diferentes razones, a Atenas, Esparta, Corinto, Tebas, Éfeso, etc.

Su origen histórico se remonta a los grandes movimientos de pueblos que se produjeron en la llamada Edad del Bronce (entre el I-II milenio antes de nuestra era). Las llamadas invasiones indoeuropeas trajeron a la Península Balcánica a estas tribus, los “Aqueos”. Pero pronto empezaron a sentirse estrechos en el rudo, montañoso y difícil medio físico de esas tierras rodeadas por el mar y fragmentadas, además de las tierras continentales, en más de 8.000 islas. La vocación marinera y viajera de este pueblo, además de otras circunstancias, determinaron un amplio movimiento migratorio a lo largo y ancho del Mar Mediterráneo. Muchas de las polis griegas fundaron “colonias” en las dos orillas de este mar a partir del s. VIII a de C., por las costas meridionales de la Península Itálica y en la isla de Sicilia, a la que llamaron la “Magna Grecia”; a lo largo de las costas de la Península Ibérica, de Asia Menor (la actual Turquía), en las costas de la actual Francia, por el norte de África…incluso en las costas del Mar Negro. Muchas de las más antiguas ciudades de estos territorios deben su origen a aquellas primeras colonias griegas. En estos lugares los griegos implantaron su civilización, que allí floreció de forma extraordinaria, a veces mejor que en la madre patria (las Metrópolis fundadoras…). De tal manera, que al hablar de la civilización griega no nos estamos refiriendo al reducido ámbito geográfico de la actual Grecia, sino al amplio, diverso y rico mundo de la “civilización griega”, que extendió su lengua, sus mitos, sus dioses….su modo de vida, en definitiva, a lejanas tierras, convirtiendo a la cuenca mediterránea en el verdadero crisol de la civilización clásica. El resultado es, sin embargo, una civilización con caracteres y resultados unitarios. Y es el arte el mejor testimonio de ese pasado griego. Hoy, cuando viajamos, podemos encontrar un templo griego en la isla de Sicilia, un teatro en las costas de Turquía, o restos de la bella ciudad de Alejandría, en Egipto. Todos ellos son el mejor testimonio de aquella civilización que legó

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