Causas y consecuencias estructurales de la crisis de 1929 en AL
Pablo_PachecoEnsayo1 de Febrero de 2017
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Introducción.
El ámbito de estudio que implica la comprensión de las crisis cíclicas del sistema capitalista, abarca desde el análisis de la caída en la rentabilidad de las empresas de menor composición orgánica de capital, los costos de una política social no integral, hasta la centralización y concentración de los factores de la producción; situaciones recurrentes en la conformación de expectativas financieras y bursátiles que rompen la cadena de crédito. Aunados a estos procesos de análisis, se debe considerar, el marco estructural de la economía en la línea de periodicidad histórica en que se presenta la crisis.
En el presente ensayo, se abordará el impacto de la primera gran crisis a escala mundial en el subcontinente latinoamericano; la crisis de 1929, partiendo como referencia del nuevo orden económico propuesto desde la segunda revolución industrial (1870) e incorporado a partir del fin de la primera guerra mundial (1918), y tomando en consideración no solo las causas y efectos que provocó la economía estadounidense; sino también, la tendencia hacia el cambio de las políticas económicas ortodoxas del liberalismo clásico, por elementos heterodoxos como el concepto de “demanda efectiva” para aumentar el crecimiento económico.
Se hará énfasis en el punto de inflexión que trajo consigo la crisis de 1929 en Latinoamérica, como agente descriptivo de la necesidad de teorizar paradigmas endógenos que explicasen el desarrollo particular de los países de la región, teniendo en cuenta la heterogeneidad de estructuras, diversidad de países y alcance de crecimiento de los mismos. La referencia de apreciación de la crisis y su secuela en los países latinoamericanos, será a través de la clasificación en: “los grandes o de industrialización temprana”, “los que inician su desarrollo endógeno a partir del nuevo orden de la economía mundial de la posguerra y Centroamérica”, y “los países pequeños del cono sur”. El tópico rector del ensayo se centrará en que si la crisis de 1929 fue el inicio de los procesos de industrialización en América Latina; ó si los niveles de infraestructura productiva de los sectores manufactureros en algunos países, anteriores a la crisis, permearon los indicios de industrialización y el grado de inserción al mercado mundial.
1.- Causas funcionales y operativas de la Crisis.
Es necesario entender las causas funcionales-estructurales que ocasionaron la llamada “primer crisis de escala mundial”, desde un enfoque distinto al tradicional u operativo. El análisis contextual global de la periodicidad histórica de la época nos arroja como primer elemento a desarrollar, la noción de la innovación en las ramas productivas y de transporte que trajo consigo la segunda revolución industrial de 1870. Se da un cambio en el patrón de producción, de consumo y en las mercancías intercambiables; los elementos clave de la revolución pionera (carbón, hierro, textiles) que utilizaban energía térmica, se hicieron obsoletos ante el despunte de la máquina de carburación y la energía eléctrica (incorporada a la industria automovilística desde 1919).
En la esfera de la inversión, este cambio estructural, produjo el marcado rezago de la inversión sobre los ferrocarriles, frente al despunte de la inversión en los transportes de motor; cuestión que redujo los indicadores de capital social con pesadas cargas de capital fijo. Siguiendo los cambios tendenciales de acumulación, existe la transformación de las actividades extractivas de energéticos. Por un lado, la exploración y extracción de petróleo de yacimientos a cielo abierto, tomó fuerza ante la costosa y tardada extracción de carbón proveniente de minas. Y por otro lado, la estructura productiva basada en los insumos obsoletos comenzó a registrar una considerable caída de su renta empresarial. Las empresas registraron en primera instancia, en torno a sus acciones, que sus cotizaciones iban a la alza y sus rendimientos a la baja.
A la causa funcional del deterioro de los factores propios de la producción, se le suma el exceso de protagonismo y la hegemonía económica que tuvo Estados Unidos de Norteamérica después de la primera guerra mundial, convirtiéndose en el principal acreedor del mundo debido al superávit que permitía la afluencia de oro Europeo. Ante tal situación, la Reserva Federal toma en consideración una política restrictiva que dificultó la adquisición de valores. La especulación bursátil y financiera como causa operativa de la crisis, permeó un incremento en las operaciones de mercado abierto en las cuales se priorizó la adquisición de títulos con tendencias especulativas, en lugar de promover la inversión productiva. La mayor economía del siglo XX, sin tener un buen manejo de su política económica, con una caduca estructura bancaria y de negocios, con un programa de financiación de la especulación, colapsó en Octubre de 1929.
“La especulación financiera es un momento de gran auge de la economía capitalista que antecede al derrumbe del proceso de acumulación” .
2.- Consecuencias generales internacionales de la crisis.
Una quinta parte del sistema bancario estadounidense (5096 bancos) se declaró en suspensión de pagos (suscitando un encadenamiento de quiebras).
La cantidad de producción y el nivel de empleo fueron de los indicadores más resentidos por las consecuencias de la crisis entre 1929 y 1933. “En tanto a la producción, desciende en casi 67.3%, la ocupación lo hace en más de 65.5%; el total de salarios pagados cae en 60%. El número de desocupados fue aumentando rápidamente de 4,600,000 en 1929 a 7,800,000 en el año siguiente, 11,600,000 en 1932, hasta 13,000,000 en 1933 (de una PEA total de 48 millones en ese año)” .
La depresión económica sufrida por Estados Unidos en sus principales indicadores (multiplicador negativo de la economía), invariablemente afectó en perspectiva “bola de nieve” a las economía supeditadas al sistema capitalista. Los efectos fueron vastos y diversos, pues tomando en consideración que “entre 1929 y 1933 la inversión de E.U.A en el extranjero se redujo 32% (de 7,400 a solo 5000 millones de dólares)” , la dinámica del comercio internacional se tornó sensiblemente contraída, afectando principalmente a los países productores de insumos primarios y por ende, los precios de las materias primas se fueron para abajo. En esencia, este apartado se refiere a la forma en como afectó la crisis a los países que dependían básicamente de sus exportaciones agrícolas, por ejemplo, el abandono definitivo del patrón oro fue determinado por una crisis monetaria generalizada, ésta a su vez, fue concebida como una crisis de deuda impaga puesto que en 1933 todos los países latinoamericanos, excepto Haití y Venezuela, estaban al menos en moratoria parcial.
Las prácticas en la política institucional y pública en general de los países latinoamericanos estaban enfocadas en el bilaterismo, en el regionalismo, la discriminación, inestabilidad, proteccionismo; cuestión que no favoreció y atenuó el circuito vicioso de la depresión en sus instancias: aumento de masa monetaria deriva en una caída de la tasa de interés, por ende menores subsidios agrícolas y un decrecimiento de la oferta agrícola para el control de los precios “en 1928 América Latina representaba el 9.1% de las exportaciones mundiales” . Se denomina al fenómeno como “empapelamiento económico” que inminentemente era especulativo.
3.-Consecuencias particulares de la crisis en América Latina.
La cuestión relativa a la afección de la crisis y la consecuente depresión mundial en América Latina, debe ser abordado desde una metodología no-lineal debido a las diferentes características estructurales, desde una lógica dialéctica-histórica que permita establecer en forma de tendencia las vertientes que tomaron los países de la región con relación a sus modelos de industrialización y su posterior inserción al cambiante escenario post-crisis mundial de acumulación económica. Siempre tomando en cuenta la relación poli-causal que tiene el hito histórico de la crisis de 1929 con los sistemas de desarrollo endógenos.
En primera instancia, el retiro temporal de los capitales norteamericanos por la baja en la demanda de bienes primarios, suscitó o retardo los impulsos más desarrollados de industrialización en la región. “América Latina representaba en 1928 el 24% de emisiones de capital de Estados Unidos, y el 44% de sus inversiones extranjeras” ; inversiones principalmente enfocadas a aspectos relacionados con la agricultura, azúcar, minerales y petróleo, y a manufacturas sólo en el caso de Argentina, Brasil, Cuba y Uruguay.
El análisis puede verterse sobre la apreciación de variables macroeconómicas que en relación con la economía estadounidense, se presentan muy deterioradas. Hay un descenso marcado en el comercio exterior en la región que contradice la tesis desarrollista-progresista de “los desarrollos económicos endógenos”, y la variable por excelencia para denotar el subdesarrollo de Latinoamérica en análisis Cepalinos posteriores, “el deterioro de los términos de intercambio”; que mostraba la relación
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