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El Pensamiento Integracionista Latinoamericano En El Equilibrio Del Mundo: Bolívar Y Martí

jesustaccetti10 de Abril de 2014

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El pensamiento integracionista latinoamericano en el equilibrio del mundo: Simón Bolívar y José Martí

La América Latina cuenta con muchos hombres valiosos que han consagrado sus vidas a la causa de la independencia, ya sea luchando contra el dominio colonial español o contra todas las formas de dominio imperial, dígase en los últimos siglos el imperialismo norteamericano.

Las raíces de estos sentimientos se encuentran en dos hombres de talla universal: Simón Bolívar y José Martí, que vivieron en los siglos XVIII y XIX respectivamente.

La idea de crear una confederación latinoamericana estuvo vinculada en su origen con la lucha por la libertad e independencia de las antiguas colonias españolas en el siglo XIX. Simón Bolívar el prócer de la independencia de América del Sur planteó crearla para luchar juntos contra las amenazas comunes. Para Bolívar era indispensable que las repúblicas latinoamericanas se organizaran y establecieran una forma de colaboración entre sus pueblos, asegurando la no recolonización europea o una nueva colonización por parte de los Estados Unidos.

En 1813, escribió lo siguiente, en una carta al patriota colombiano Nariño donde le comentaba que si todos se unían en una misma masa de nación y si se eliminaba el fomento de los disturbios, se consolidaba más las fuerzas y se proporcionaba la recíproca cooperación de los pueblos para sostener la causa natural. La división nos haría más débiles y menos respetados de enemigos. La unión nos haría formidables a todos.

Para Bolívar, una confederación latinoamericana debería servir tanto contra las amenazas de afuera como también para solucionar las diferencias entre los propios pueblos.

En su "Convocatoria del Congreso de Panamá" de 1824, Bolívar explicaba su visión: "(…) una asamblea de plenipotenciarios de cada Estado que nos sirviese de consejo en grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin, de nuestras diferencias"[1].

Otro objetivo importante de la necesaria formación de una unión de las repúblicas latinoamericanas era su papel en la política internacional pues las nuevas repúblicas aspiraban a ser reconocidas y aceptadas por las potencias mundiales, y Bolívar opinó que esto sería más fácil si fueran "una grande nación". Soñaba que la "gran patria americana" podría jugar un papel muy importante en el mundo y competiría con las demás potencias mundiales. En su Carta de Jamaica de 1815, manifestaba su sueño: "¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! Ojala que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras partes del mundo"[2].

Para el Libertador, la visión de una América Latina unida no implicaba el desconocimiento de las diferentes repúblicas de la región. En dicha Carta de Jamaica, reconoció que podían nacer varios estados "independientes entre sí", pero expresaba su deseo de que las repúblicas mantuvieran la conformación política total que le había dado la administración colonial española. Quería formar una alianza que fuera política, económica y militar, sin que esto significara la disolución de los gobiernos y repúblicas que conformaran la confederación. Por ello, explica en este mismo documento: … "Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formase;…"[3].

Para hacer real su gran sueño de la unidad latinoamericana, Bolívar, el 7 de diciembre de 1824, dirigió una convocatoria a los gobiernos de Colombia la Grande, México, el Río La Plata, Chile y Guatemala (América Central) a fin de instalar una Asamblea de Plenipotenciarios en Panamá. Proyectaba una unión política como contrapeso a las grandes potencias europeas y los Estados Unidos. Para defender a este cuerpo político propuso crear una poderosa fuerza militar conjunta de sesenta mil soldados como clara advertencia a los demás potencias.

Aunque en esta época el mayor enemigo de las nuevas naciones seguía siendo España y la Santa Alianza de las potencias europeas, ya veía una amenaza potencial en los Estados Unidos que en 1823 habían enunciado las ideas fundamentales de la Doctrina Monroe en su frase característica "América para los americanos". Bolívar escribió refiriéndose al vecino del Norte, en una carta al señor coronel Patrick Campbell, Encargado de Negocios de Inglaterra en Bogotá, desde Guayaquil el 5 de agosto de 1829: "… y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad…"[4]. El gobierno de John Quincy Adams proyectó su plan para evitar la formación de una confederación que limitara los intereses de los Estados Unidos.

Los resultados del Congreso Anfictiónico (o Congreso de Panamá) de 1826 fueron muy limitados y no cumplieron con las expectativas de Bolívar. Su recelo sobre una nueva colonización extranjera en caso de la desunión de hispanoamericana se realizó. Latinoamérica sólo cambió la dependencia de España por la dependencia de los Estados Unidos, que era lo que Bolívar había querido evitar.

No caben dudas que el pensamiento libertario y latinoamericanista de Simón Bolívar fue madurándose, desde sus famosas palabras pronunciadas en el Monte Sacro, hasta las que articuló momentos antes de su muerte. Por ejemplo se encuentran:

"… pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana: vacilar es perdernos"[5].

"Amo la libertad de América más que mi gloria propia; y para conseguirla no he ahorrado sacrificios"[6].

"Seguramente la unión es la que nos falta para completar la obra de neutra regeneración"[7].

"Unámonos y seremos invencibles"[8].

"Una sola debe ser la Patria de los americanos, ya que en todo hemos tenido una perfecta unidad"[9].

"Yo sé que cada república americana tiene pendiente la suerte del bien de los demás y el que sirve a una sirve a muchas"[10].

Bolívar se consideraba como un americano que cumplía con su deber y que estaba ligado a la causa de su país, como lo estaba a todo el territorio de América. Este sentimiento va a ser expresado con mayor amplitud mediante un análisis en la Carta de Jamaica, fechada en Kingston el 6 septiembre de 1815; en ella el Libertador anotaba: "Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria"[11]. "Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo"[12]. Era la revelación del papel que en la política universal le tocaría y le toca jugar, en la actualidad, al continente americano.

Bolívar acentúa su preocupación en el desarrollo de la política internacional, pues comprende cómo el curso de ella puede afectar al logro definitivo de la independencia del continente latinoamericano o bien favorecerlo. Igualmente comienza a mirar cuidadosamente hacia el Norte y a sacar conclusiones ante la dubitativa política de los gobernantes de Estados Unidos hacia la lucha que libraban los pueblos de nuestros países por alcanzar su libertad. No se escondía al Libertador la posibilidad de que el vecino del Norte en creciente poderío, quisiese, como en efecto lo quería, transformarse en el heredero de España en estos territorios, cuyo destino político hasta esos momentos era incierto. Numerosos indicios permitían a Bolívar suponer las ambiciones que el Norte y en Europa se estaban moviendo hacia este nuevo mundo que aún libraba su guerra de liberación, lo cual iba a ponerse cada vez de manifiesto en la medida que los triunfos patriotas acercaban un desenlace.

Las reservas y retardos para reconocer al Gobierno de Colombia; las maniobras encaminadas a obstaculizar la llegada de tropas y pertrechos que, procedentes de Europa y dirigidos a los ejércitos patriotas, ejecutaban barcos de guerra y mercantes estadounidenses, así como la entrega por las mismas naves de auxilios a los bloqueados ejércitos de España, eran hechos que indicaban cuál iba a ser la política futura de los grupos predominantes en Estados Unidos respecto a América Latina. Los incidentes significativos ocurridos en territorio venezolano, concretamente en Angostura durante el año 1818, provocados por barcos estadounidenses, determinan el cruce de varias cartas entre Bolívar y el agente norteamericano Irvine, obligando al Libertador a formular airados párrafos como el siguiente:

Angostura, agosto 20 de 1818, al señor B. Irvine, Agente de los Estados Unidos de la América del Norte cerca de la República de Venezuela.

Señor Agente:

… "Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiéramos procurarnos allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez años de prisión y diez mil pesos de

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