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El Socialismo En America Latina


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2013  •  4.006 Palabras (17 Páginas)  •  4.615 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental “Rafael María Baralt”

Administración Mención Tributación

Cabimas Edo. Zulia

Realizado por:

MÉNDEZ, Deivis

C.I.: 28.059.604

Sección: 112

Cabimas, noviembre de 2013

INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo presentaremos algunas consideraciones y análisis sobre el socialismo en América Latina, siendo este es una forma de gobierno que no ha encontrado accesibilidad en la vida de los países que están en la punta de lanza de los cambios estructurales.

Entre las ideas que se presentan sobre el pensamiento socialista encontraremos con el socialismo utópico de Abreu de Lima, el socialismo indigenista de Mariátegui, el socialismo cubano de Ernesto “Che” Guevara y Fidel Castro y por último el socialismo del siglo XXI representado por el socialismo venezolano instituido y consolidado por Hugo Rafael Chávez Frías.

Este último personaje, ha sido el propulsor y consolidador del socialismo en América Latina, el Caribe y el Mundo, dando apoyo y fuerzas a países que actualmente practican su ideario y luchan por consolidar el socialismo, para poder alcanzar la suprema felicidad.

EL SOCIALISMO EN AMÉRICA LATINA

1.- SOCIALISMO UTÓPICO: ABREU DE LIMA:

El socialismo, es una obra escrita por José Ignacio de Abreu e Lima (Brasil, 1794-1869), en tres momentos de su itinerario intelectual, 1852, 1854 y 1855, período que abarca la paz y la guerra en Europa. Durante este lapso desarrolló su hipótesis general de trabajo: existe una ley providencial que rige los destinos humanos desde el principio hasta el fin. El núcleo central de su reflexión es que el género humano está destinado a conformar una sola e inmensa familia. Esta tendencia determina el comportamiento de cada uno de los fenómenos sociales, en ello consiste el socialismo.

“El socialismo no es una ciencia, ni una doctrina, ni una religión, ni una secta, ni un sistema, ni un principio, ni una idea: es más que todo eso, porque es un designio de la Providencia”. Abreu e Lima presenta una visión elaborada de los socialismos modernos: concibe la propiedad, la industria y la familia como medios concomitantes en el advenimiento de nuevas instituciones que desarrollen una profunda y auténtica vocación moral, y que además, permitan la generación de formas sociales que tiendan al progreso y al alcance de la civilización. El mejor gobierno no es el monárquico ni el republicano ni el autocrático ni el democrático, sino aquel que hiciera la felicidad, la grandeza, la riqueza y el bienestar del pueblo. Esta tendencia no se da desde el conflicto sino desde la asociación del género humano. Abreu e Lima vincula la idea de sociedad con el socialismo, lo cual le permite tener una visión de los socialistas como pensadores y hombres de acción insertos en la modernidad: Saint- Simón, Charles Fourier y Robert Owen, entre otros. Uno de los aportes más interesantes de su pensamiento es el de las afinidades que existen entre la solidaridad cristiana y la socialista.

2.- SOCIALISMO INDIGENISTA: MARIÁTEGUI:

Mariátegui analiza las tesis indigenistas de sus contemporáneos, refuta las ideas reaccionarias y asimila las ideas más avanzadas, recoge por ejemplo la tesis de Hildebrando Castro Pozo, agudo investigador marxista, el cual sostenía la posibilidad de que las comunidades indígenas evolucionaran hacia el cooperativismo socialista, lo que para algunos lo emparenta con los populistas rusos como Vera Zasúlich, que ya en la época de Marx, sostenía la posibilidad de que la antigua comuna rural rusa evolucionara hacia el socialismo; lo que le mereció la crítica de la III Internacional. También, el Amauta puso gran atención en el estudio de los movimientos campesinos ocurridos en el Perú en los siglos XIX y XX como las sublevaciones de Huancané y la matanza de Putina de 1867-68, la heroica protesta del líder campesino Juan Bustamante que pagó con su vida el haber formado la Sociedad Amiga de los Indios. Lo mismo ocurrió con la rebelión de Atusparia en Ancash 1885 y las posteriores sublevaciones ocurridas en el departamento del Cusco, provincia de Espinar en 1921, la revolución de Huan cané en 1923-24 que siguieron la huella de las luchas indígenas de Azángaro en los años 10 del siglo pasado. Labor preponderante en esta tarea cumplió la Revista Amauta, fundada por Mariátegui en 1926, la que consagra un a primerísima importancia al componente indígena del país. Recordemos que su primer número presenta en la carátula el rostro de un indio pintado por José Sabogal, imagen que se convertiría en el logo que la identificó en sus 4 años de existencia. Es más, el primer artículo de ese primer número fue “Tempestad en los Andes” del ya citado Luis E. Valcárcel y posteriormente esa misma tendencia pro-indigenista se mantuvo en los 32 números de la histórica revista. En ella tuvieron lugar preponderante los textos de los más destacados intelectuales y artistas de Lima y de las provincias del Perú. Las reflexiones sobre el problema del indio ocuparon páginas centrales de la revista. Por primera vez los indios y los intelectuales provincianos, es decir los excluidos de siempre, figuraron en lugares preferenciales de sus páginas.

Los nombres de connotados pensadores, pintores y poetas de vanguardia como Luis E. Valcárcel, Uriel García, Enrique López Albùjar, Dora Mayer, Carlos Oquendo de Amat, Gamaniel Churata, Emilio Romero, José Sabogal, César Vallejo, entre muchos otros, figuraron en sus páginas. Pero sobre todo Mariátegui se nutre de la realidad misma, aun que por su limitación física no pudo recorrer nuestro extenso territorio, sin embargo tuvo contacto directo con el propio movimiento indígena, con ese fin acude con avidez al Primer Congreso Indígena realizado en Lima, en el que se nutre directamente de su problemática. Además se entrevisto muchas veces con líderes indígenas, de quienes acogió sus vivencias y problemas. En sus escritos recuerda cómo lo impactó la entrevista que tuvo con el indio puneño Ezequiel Urviola de quien dice: “era el indio revolucionario, el indio socialista”. Las diversas imágenes y apreciaciones que los pensadores de su época tenían sobre el problema indígena fueron rápidamente asimiladas por el Amauta, elaborando una concepción articulada y coherente en cuya base sin duda está el problema económico al que se agrega los problemas de orden cultural, lingüístico, educacional, etc.

Mariátegui

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