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Gurra Contra Honduras MCCA


Enviado por   •  23 de Abril de 2014  •  4.141 Palabras (17 Páginas)  •  313 Visitas

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Capítulo 1: La guerra no fue de fútbol: fue de hambre

El Salvador es el país más pequeño, pero con la densidad poblacional más grande de Centroamérica. Antes de comenzar el conflicto entre Honduras y El Salvador, residían en el primero de los países citados 300000 salvadoreños. El comercio salvadoreño estaba dominado por Estados Unidos, tanto en las exportaciones como en las importaciones, con quien siempre tuvo déficit en sus balanzas. En segundo y tercer lugar, el comercio salvadoreño también estaba controlado por Japón y la República Federal Alemana.

Por las facilidades que daba el Mercado Común Centroamericano (MCCA), muchas empresas extranjeras (gringas) se instalaban en El Salvador. Estas empresas eran exoneradas del pago de impuestos, y como estas empresas no son en su mayoría de capital salvadoreño, las ganancias pasan a manos extranjeras. Como además estas empresas utilizaban modernas maquinarias no necesitaban de gran cantidad de operarios. Por esta razón, la verdadera economía del El Salvador dependía de las exportaciones agrícolas del café y el algodón, productos que con los años fueron en descenso.

A pesar de que Honduras y El Salvador son países semicoloniales, Honduras tiene un mayor sometimiento: su único vendedor y su único comprador era Estados Unidos. “La United Fruit, a través de su filial hondureña, la Tela Railroad Company, la Standad Fruit and Steamship Co. Y la New York y Honduras Rosario Mining Company son las tres principales compañías norteamericanas que descapitalizan a este país centroamericano.” (E, Jiménez, 1974) Es por esto que el autor señala que Honduras es un latifundio norteamericano. El 50% de las exportaciones hondureñas dependían del banano, que estaba en mano de estas compañías extranjeras. Además, “la explotación de los bosques, que es el tercer producto de exportación, es llevada a cabo en un 90% por empresas extranjeras.” (E, Jiménez, 1974). Las empresas industriales y comerciales, además de la banca (con excepción de El Ahorro Hondureño) respondían a los intereses extranjeros, por medio de la inversión mixta, préstamos y mercados.

En El Salvador, la pobreza era extrema, y ya que los salvadoreños consumían menos calorías por día de lo que necesitaban (1926 de 3000), se podía afirmar que sufrían hambre crónica. Esto sería raro porque el 60 por ciento de los salvadoreños se dedicaban a la agricultura, pero las tierras que trabajaban no eran suyas, sino de la minoría que era económicamente más poderosa. Y como además la oligarquía salvadoreña destinaba sus tierras a la producción agrícola exportable, la producción agrícola destinada a la alimentación disminuyó considerablemente.

Pasa exactamente lo mismo en Honduras, donde hay una gran concentración de tierras en pocas manos, lo que conlleva a desempleo, bajos salarios y poca diversificación agrícola. Las tierras de mejor calidad eran controladas por las compañías extranjeras, y los cultivos en estas eran destinados a la exportación. Según lo plantea el autor, esa el la razón por la que los salvadoreños y los hondureños pasaban hambre.

“La supeditación económica a los intereses extranjeros y la herencia del latifundismo son---con sus secuelas de monocultivo, tierras sin explotar, falta de técnica e incultura---los verdaderos y únicos causantes de la miseria, no sólo de estos dos países, sino de todos los países dependientes.

También los intereses extranjeros y los latifundistas criollos fueron los causantes de la guerra entre Honduras y El Salvador.

Esa era la situación económica de ambos países antes de 1969.”

E, Jiménez (1974)

Capítulo 2: La guerra no fue de fútbol: fue de mercados

Primero hay que explicar cómo servía la creación del Mercado Común Centroamericano a los intereses estadounidenses. Políticamente, los estadounidenses aparentaron dejar las decisiones económicas en manos de las oligarquías nacionales. Además, con esto “trataban de retardar el crecimiento de los movimientos de liberación que se vigorizaban en todo el istmo y unir a las fuerzas reaccionarias contra el «peligro» comunista.” (E, Jiménez, 1974) Económicamente hablando, la unión de varios pequeños mercados permite a los monopolios montar fábricas que producen en toda una zona, sin que los productos tengan que pagar aduana.

Los gobiernos centroamericanos daban demasiadas facilidades a las inversiones extranjeras con tal de que trajeran industria y «progreso». Pero en realidad, lo único que hacían esas empresas era extraer riquezas, sin pagar impuestos, y sin recontribuir en la economía de los países huéspedes. Las empresas nacionales fueron incapaces de competir con las empresas extranjeras, que eran modernas y estaban bien equipadas y que, además, contaban con millones de dólares de respaldo. Además, el empleo de asalariados fue muy limitado, debido a la moderna tecnología de las empresas extranjeras.

El aumento industrial de El Salvador fue mayor que al de los demás países del MCCA, ya que en ese país había una burguesía criolla más fuerte. Se dio una alianza estratégica entre los capitalistas extranjeros y la burguesía criolla. Esta alianza consistió en empresas mixtas, industrias donde se hacía el proceso de envase o acabado. Por otra parte, los capitalistas norteamericanos se encargaban de que sus empresas no pudieran subsistir sin materias primas importadas, en pocas palabras, colaboraban en el incremento y dependencia de las importaciones. “El Salvador se afianzó artificialmente como el país más industrializado de Centroamérica” (E, Jiménez, 1974). Esto causó un el desarrollo desigual de la burguesía del istmo.

La burguesía hondureña se encargó de predicar una política de proteccionismo. Por ejemplo, antes de la guerra del fútbol, en Honduras aparecían muchos artículos de periódico en los que se instaba a no comprar nada que proviniera de El Salvador. En pocas palabras, ese fue el primero de muchos sucesos que llevó al estancamiento del MCCA.

Una de las consecuencias de esta guerra fue el exilio de 15000 de los 300000 salvadoreños residentes en Honduras. Si bien es cierto que El Salvador fue quien inició la guerra, prefirió el conflicto bélico antes que aceptar de nuevo a esas 300000 personas, porque se hubiera generado una crisis interna en El Salvador que “habría podido sumir en la catástrofe a la oligarquía salvadoreña.” (E, Jiménez, 1974). El Salvador pidió a Honduras garantizar la protección de los salvadoreños residentes en Honduras, y el regreso de los exiliados, así como castigo a quienes hubieran abusado de los salvadoreños, y a cambio abandonaría

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