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Democracia En Honduras


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2011  •  2.842 Palabras (12 Páginas)  •  3.982 Visitas

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Honduras, los retos de la democracia

En Honduras, el proceso de transición a la democracia presenta dos fases

claramente delimitadas: la primera, referida a la sustitución de militares

por civiles en la conducción burocrático-administrativa del Estado,

situación que se inicia con las elecciones de 1980 y se concreta en los

gobiernos de Roberto Suazo Córdova (1982-1986) y José Azcona Hoyo

(1986-1990); la segunda fase, de construcción democrática, se inicia con

la presente década y se concreta en los gobiernos de Rafael Leonardo

Callejas (1990-1994) y Carlos Roberto Reina (1994-1998).

La transición a la democracia

La primera fase de la transición se circunscribe a la realización de

procesos electorales bastante legitimados sin que se observen

importantes transformaciones en la relación Estado-sistema políticosociedad

civil; todo ello debido a la presión de la crisis centroamericana

que subordinaba la dinámica político-social a la dinámica de la seguridad.

Los gobernantes de esta fase se movieron en un ámbito de legitimidad

precaria, profundamente disminuidos por la crisis centroamericana y

opacados como actores principales de la transición democrática; esto fue

así porque el elemento militar seguía teniendo un importante peso en la

definición de las reglas del juego político, sustentado en su tradicional

poder arbitral y estimulado por la Guerra Fría que, a nivel internacional,

validaba su supremacía frente a la institucionalidad civil.

La segunda fase de la transición tiene que ver con la eliminación de los

obstáculos autoritarios y la difusión de una cultura democrática que

propicia la incorporación del pluralismo, el debate, la tolerancia y el

respeto, y permite el avance en el proceso de construcción democrática,

más allá de la democracia electoral que continúa fortaleciéndose. El inicio

de esta fase fue posible gracias a la finalización de la Guerra Fría y la

solución de la crisis centroamericana, al finalizar la década de los 80 y

comenzar la de los 90, lo cual coincidió con el inicio de la gestión

gubernamental del presidente Callejas.

La agenda de la construcción democrática

La eliminación del servicio militar se constituye en una demanda social

como producto de la brutalidad con que se reclutaba a los jóvenes para

satisfacer las necesidades de unas Fuerzas Armadas

sobredimensionadas por la crisis centroamericana. El rechazo social

adquirió tales dimensiones que los candidatos presidenciales, por primera

vez en la historia política del país, lo utilizaron como una constante en la

campaña electoral que culminó con las elecciones del mes de noviembre

de 1994. Su abolición y sustitución por un servicio voluntario fue aprobado

por el Congreso Nacional al finalizar el mes de mayo de 1994 –gracias a

la presión de la sociedad civil que exigió el cumplimiento de esa promesa

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electoral– y ratificado por el mismo ente estatal en el primer trimestre del

presente año, pese a la presión de la institución castrense para que ello

no se produjera.

La eliminación de la autonomía militar, está relacionada con la resistencia

militar a realizar una subordinación real a la institucionalidad civil, tal como

lo establece la Constitución de la República. Mucho se ha avanzado en

este sentido, particularmente en lo referente a la restitución del control

civil sobre determinadas instituciones controladas por militares, aduciendo

supuestas razones de seguridad, como la empresa de

telecomunicaciones, HONDUTEL, la Dirección Nacional de Política

Migratoria, la Marina Mercante y el Instituto Geográfico Nacional, los

cuales iniciaron ya un proceso de desmilitarización con el nombramiento

de civiles al frente de las mismas. El punto central de este tema está

relacionado con la eliminación del cargo de Jefe de las Fuerzas Armadas,

cargo creado con la Constitución de 1957 que eliminó el mando directo

del presidente sobre la tropa y que permitió una autonomía creciente del

máximo jefe castrense y de la institución en su conjunto. Su eliminación

se torna difícil por la asociación de este cargo con el control del poder al

interior de las Fuerzas Armadas, razón por la cual los oficiales de las

La iniciativa civil

Decíamos al inicio que el papel privilegiado de las Fuerzas Armadas se

apoyaba en la existencia de una cultura autoritaria que creaba las

condiciones básicas para que se produjera una especie de subordinación

al revés: de los civiles a los militares.

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