LA PEREGRINACIÓN AZTECA
daniel11 de Febrero de 2012
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LA PEREGRINACIÓN AZTECA
(RELATO)
Soy de la raza mexica mi nombre es Xochitlhuehuetl que significa en mi idioma “flor vieja”, al momento de hacer este relato tengo más 70 años mexicas que posiblemente sean 80 o 90 años conocidos por los españoles, mi relato empieza así:
Yo era pequeña y desde que me dí cuenta veníamos caminando por cerros, montañas, llanuras extensas algunas llenas de plantas y pasto y otras cubiertas de fina arena que hasta nos lastimaba cuando se nos introducía en los ojos; cruzábamos ríos incluso en varias ocasiones recuerdo que vimos cerca el mar, oíamos sus retumbos hacer eco en las exuberantes y frescas montañas que nos rodeaban, también sentíamos la brisa fresca del mar que nos llenaba de entusiasmo a seguir en esta pesada caminata que según nuestros sacerdotes deberíamos llegar a la tierra prometida y que era donde los dioses nos dieran una señal, que consistía en encontrar a un ser majestuoso destruyendo al símbolo de la maldad, y nos explicaban los sacerdotes que el ser majestuoso era nuestro gran dios Huitzilopochtli y el símbolo de la maldad eran las tribus que encontraríamos y que nos harían la vida imposible.
Muchas veces vimos como el puma cazaba a un venado y lo devoraba, entonces decíamos, esta es la tierra prometida, los sacerdotes nos decían, no todavía no, el puma es majestuoso; pero un venado no significa la maldad, sino al contrario el venado es un ser indefenso que no hace mal a nadie lo cual no puede representar a la maldad, muchas veces el ocelote o tigrillo hacía lo mismo con los conejos y se repetía la historia contada por los consejeros y sacerdotes.
En la peregrinación veníamos gran cantidad de gente, había niños jóvenes, adultos y ancianos, muchos murieron en la travesía, otros venían enfermos, pero los consejeros los curaban con plantas que íbamos encontrando en el camino y que ellos conocían de sus propiedad curativas. Los hombres jóvenes con lanzas, arcos y flechas, cazaban animales para el alimento de todos, también nos defendían de ataques de otras tribus peligrosas y agresivas que fuimos encontrando en nuestro camino, las mujeres jóvenes nos dedicábamos a recolectar frutos, plantas y raíces para comer, las mujeres adultas y ancianas se dedicaban a cocinar y a preparar una masa especial que la hacían de unos granos que recogíamos en grandes mazorcas, estos granos eran de color blanco muy abundantes y sabrosos aún comiéndolos crudos y tiernos.
Muchos ancianos murieron, los adultos se hicieron ancianos, nosotros nos hicimos adultos y aún ancianos y seguíamos caminando en una peregrinación que sentíamos que nunca tendría fín.
Finalmente un día cuando el sol estaba en la parte más alta del firmamento llegamos a un lago, había un nopal y vimos un águila que devoraba a una serpiente, los dioses y consejeros nos dijeron muy emocionados que era la señal de nos dieron los dioses, el sacerdote que vió esta señal se llamaba Tenoch(tuna), el cual fue venerado por mucho tiempo y esta tierra se llamó Tenochtitlán que significa (lugar de tunas).
La vida en esta tierra no fue fácil porque en realidad no teníamos tierra donde hacer nuestras viviviendas, para sembrar y obtener alimentos lo que hacíamos era tejer una camas con carrizos, les poníamos tierra y las colocábamos en el agua y así sembrábamos sobre estas tierras que les llamamos chinampas, después nuestro jóvenes con sus armas conquistaron poco a poco tierra donde hicimos nuestras casas-
Ya no alcanzo a vivir, pero nuestros consejeros y sacerdotes nos dicen que pronto vendrán por el mar hombres barbados que con armas poderosas nos quitarán nuestra propiedades, nuestra nacionalidad, nuestra religión y sobre todo nuestro nombre de raza.
(Aclaración: la peregrinación azteca se realizó
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