La Conciencia Que Poco A Poco Perdimos Y Queremos Recuperar

MUSEO QUIMBAYA UNA COLECCIÓN DE HISTORIA

Construido por Rogelio Salmona, quien también ensamblo la actual exposición permanente y puso al servicio en el año de 1986. El museo Quimbaya nos hace retroceder en el tiempo a la era prehispánica, antes de 1492, donde nuestros antepasados poseían una vida sin excesos, en que al ser difícil sobrevivir y no tener todo a la mano, respetaban y admiraban su entorno; daban una gran importancia en su cuidado porque la misma naturaleza les proporcionaba lo necesario para subsistir.

Cuando vemos la forma en que las antiguas tribus operaban notamos que ellos tenían una gran conexión con la fauna, flora e incluso algunos animales llegaron a ser asociados con adjetivos como el paují con la belleza, el jaguar con la fuerza o los insectos con la sociabilidad, entré muchos otros; también los indígenas solo tomaban lo necesario para vivir y algunas especies eran tan importantes para ellos que fueron considerados como dioses; además, las técnicas que utilizaban para facilitarles un poco su vida no eran nocivas y mantenían un equilibrio con su medio como en el caso del telar que mediante el uso de algoritmos, dibujos de animales y diversas herramientas como el volante de huso o el sonajero, lograban crear patrones de telas hermosos y complejos según lo explico Raúl Mendoza en su charla realizada el febrero 14 del 2013.

También vemos el uso de jerarquías sociales como actualmente, donde en este caso el líder indígena (cacique), poseía grandes riquezas y tenía derecho de ser enterrado junto con ellas, incluyendo también a sus sirvientes sin importar si estaban vivos por el motivo de que eran bienes imprescindibles para el muerto en su nueva existencia debido a que creían en la vida después de la muerte, como demuestran muchos de sus objetos metálicos que eran símbolos relacionados con el poder, la sociedad y la religión, por su brillo, sonido, color así como su olor. (Museo del oro de Quimbaya, febrero 14 del 2013, exposición permanente).

Otra de las salas que llamaron la atención fue la que exponían el trabajo fotográfico denominado: Nereo López Un contador de historias, donde hace real la frase “una imagen vale más que mil palabras” (publicista norteamericano) en la que a una foto tan casual de un hombre bebiendo con otras personas y a un perro observándolo, puede llegar a tener un significado profundo. Algo que pone a pensar al hombre de hoy en día es sobre todo la imagen de un desierto, cosas como excesos descontrolados lleva a nuestros cerebros a pensar soluciones para aliviar una crisis que nosotros creamos.

"Lo que los indios colombianos nos pueden enseñar no son grandes obras de arte arquitectónico, escultural o poético, sino sus sistemas filosóficos, conceptos que tratan de la relación entre el hombre y la naturaleza, conceptos sobre la necesidad de la convivencia sosegada, la conducta discreta,

...