La urbanizacion de Lima
Mila Sosa MariñoDocumentos de Investigación19 de Agosto de 2018
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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLAREAL
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
ESCUELA DE DERECHO
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“LA URBANIZACIÓN DE LIMA, 1535 – 1900”
Presentado para el curso de Visión Critica de la Historia del Perú, dirigido por el Mg. Robert Salazar Quispe
SOSA MARIÑO, Mila Zulema
LIMA – PERÚ
2018
LA URBANIZACIÓN DE LIMA, 1535 - 1900
Lima fue fundada el año 1535, siendo una de las principales ciudades españolas, sede principal del Virreinato Colonial De América Del Sur y centro de dominación política de los territorios coloniales; asimismo, ahí fue donde se establecieron las instituciones de la administración colonial. Dicha administración, fue la que permitió apropiarse de tierras y recursos producidos por la población indígena y esclava. El 49% de estos quedaron en Lima en la administración virreinal, y el resto canalizada hacia España.
La importancia de su mercado recae en que fue monopolio comercial con las colonias por casi dos siglos; los principales beneficiarios fueron comerciantes ricos españoles que residían en Lima y la alta burocracia española. Todo esto cambio con el desarrollo del mercantilismo inglés, contrabando inglés y la apertura oficial de nuevas rutas comerciales y puertos en el S. XVII. Como consecuencia, se dividió el Virreinato del Perú en 1776 dando lugar al Virreinato Del Rio De La Plata y La Capitanía General De Chile.
En 1776, España decreta una serie de reformas dirigidas a reorganizar el comercio colonial que afectaron las bases políticas y económicas, por lo que en 1780 se originó un retraimiento general de la economía urbana. Sin embargo, del periodo 1842-1873 se dio la falaz prosperidad del guano y el salitre. Lima no volvió a recuperar su esplendor y sintió fuerte el impacto de la pérdida de su liderazgo comercial y político; tanto, que un mapa del Cuerpo Técnico de Tasaciones de 1896 demostraba que Lima casi no había crecido en los últimos 250 años. Recién en el Gobierno de Piérola de 1895 a 1920 Lima tiene su primer intento de modernización.
El tablero original de Lima preveía que la ciudad tendría 117 cuadras y una extensión de 215 hectáreas, extensión solo comparable con la ciudad de México y el trazado inicial de Buenos Aires. Sin embargo, desde los primeros años de fundada la ciudad, este principio general parece no cumplirse a cabalidad. Estudios historiográficos recientes revelan la presencia de indios en distintas partes del damero, especialmente como ayudantes y sirvientes de artesanos y comerciantes españoles. Asimismo, al interior del damero surge un número reducido de modestas viviendas multifamiliares conocidas con el nombre de «Callejones» o «Corrales», donde residían españoles pobres recién llegados, religiosos de bajo estatus, y caballeros en desgracia.
Precisamente, en 1541, de una de estas viviendas -el callejón de Petateros- un grupo de conspiradores españoles salieron para asaltar el Palacio de Gobierno, matar al Conquistador y Gobernador del Perú, Francisco Pizarro. Alrededor de estas edificaciones, entre 1535 y 1555, se establece una heterogénea población popular conformada por trabajadores de las huertas, personal doméstico de los vecinos notables, artesanos recién llegados a la ciudad, y esclavos negros e indígenas. Sin embargo, pocos años más tarde, la mayor parte de este vecindario popular es obligado a abandonar este lugar.
El primer ciclo de expansión de la ciudad de Lima fuera de los límites del damero central es un proceso lento y desordenado que se inicia a mediados del siglo XVI y no parece concluir sino hasta la segunda mitad del siglo XIX. El patrón de crecimiento urbano fue la formación de diversos barrios, ubicados fuera del damero central, que van creciendo y conectándose entre sí a partir de puntos urbanos dispersos como parroquias, capillas, bocatomas de agua, hospitales, pequeños mercados, o antiguos caminos indígenas. El pueblo fue construido a manera de «gueto» por el Gobernador Lope García de Castro, con el objeto de concentrar en dicho lugar a los indios que cumplían servicios personales a los encomenderos residentes en Lima y que vivían dispersos por la ciudad. La construcción del pueblo respondió al objetivo colonial de concentrar a los indios en espacios urbanos predeterminados, con el objeto de lograr un mejor control físico y un dominio ideológico más férreo.
La concepción arquitectónica del pueblo, rodeado de altos muros, con solo dos puertas de entrada y salida, y bajo estricta administración, revela su principal objetivo de control social. El segundo núcleo urbano, ubicado en dirección norte, al otro lado del río Rímac, fue inicialmente una zona de matorrales habitada por indígenas del grupo étnico Yunga dedicados a la pesca de camarones. Este barrio, cuyo trazo no seguía la cuadrícula del damero, se comunicaba con la ciudad través de un puente que, además, servía para darle cierta identidad local. En los espacios intermedios entre el damero central de la ciudad colonial y los núcleos urbanos de concentración indígena y negra, se desarrollaron dos de los principales ejes del crecimiento de Lima hasta fines del siglo XIX.
Y junto a ellas talleres de artesanos, chinganas, y construcciones propiedad de la iglesia. Tomando uno de los ejes más importantes de crecimiento de la ciudad, desde la Plaza de Armas hasta el Pueblo de Indios del Cercado y que da origen a una zona conocida como Barrios Altos, veamos las características de la urbanización temprana de Lima. La zona cuya mayor extensión se ubica sobre una cuesta que tiene una altura de 175 metros, a la que precisamente lleva su nombre, representa desde tiempos prehispánicos un lugar de tránsito entre el valle costeño del Rímac y los andes centrales, y además uno de los espacios tempranos en la expansión urbana de Lima.
La pertenencia al damero significó para este sector estar ligado al poder colonial que emanaba de la Plaza Mayor. Y finalmente el temido local de la Santa Inquisición. Es decir, la plaza central como espacio público concentrador y difusor del poder colonial. El hecho tiene una explicación geográfica pero no es absurdo pensar que también revela el temor de los conquistadores con los andes, donde los indígenas no habían sido totalmente doblegados y algunas de sus manifestaciones culturales aparecían como desconocidas e incomprensibles.
El temor a una cultura ajena y la necesidad de consolidar el dominio colonial se expresa en los primeros movimientos de la ciudad fuera del damero central en dirección este. Ocho años más tarde, al costado del hospital, se levanta la Parroquia de Santa Ana. Hospital y Parroquia construidos encima de una de las mayores huacas de la Lima Prehispánica, la llamada «Huaca Grande», que a decir de los cronistas se destruyó para evitar el culto indígena al dios Rímac. Alrededor de estas construcciones que simbolizaban la imposición colonial sobre la cultura indígena-- se establecieron españoles de poca fortuna y religiosos de menor estatus que no habían logrado alcanzar lotes al interior del damero central.
Privilegio este último que, como sabemos, estaba reservado para los miembros de las jerarquías mayores. Mas allá del Damero La urbanización de Lima recibió un fuerte impulso con la construcción del pueblo de indios de Santiago, ubicado al este de la Iglesia de Santa Ana, en tierras de la encomienda de Cacahuasi. El pueblo fue inaugurado por el Virrey Toledo el 26 de julio de 1571. Según el calendario católico español, este es el día de Santiago Apóstol, Patrón de España, razón por la cual el pueblo recibió dicho nombre, aunque fue más conocido como «El Cercado» por los altos muros que lo rodeaban.
Una puerta hacia el lado de la ciudad en el lugar hasta hoy conocido con el nombre de «cinco esquinas» y la otra hacia el valle de Ate. El establecimiento del Cercado en terrenos vecinos a la ciudad produjo paulatinos efectos urbanizadores en los espacios que median entre la Iglesia de Santa Ana y el Pueblo de Indios. En efecto, a fines del siglo XVI ya se tenían noticias de la existencia de un camino carretero que unía ambos poblados. El trazo urbano irregular va acompañado de un vecindario formado por indios y mulatos, donde «no se pensó llegaran jamás casas de vecinos».
Por ejemplo, en 1613, sobre el mismo camino carretero, en las calles luego denominadas Pena Horadada y Carmen Bajo, existían «grandes huertas, corralones, tiendas de oficios, y aposentos de mulatos e indios». Lo mismo sucede con las calles Carmen Alto y Mascarón del Prado, que llegaban hasta la puerta principal del Cercado y que también tenían «huertas, tambos y callejones rurales». En 1640 Lima llegaba hasta la Iglesia de Santa Clara y las orillas del río Huatica Entre este nuevo límite de la ciudad y el Pueblo de indios del Cercado, quedaban numerosos terrenos baldíos atravesados eso si por un largo camino carretero.
En primer lugar, la urbanización de los espacios baldíos se reactiva teniendo como eje otro camino carretero. Esta vez el camino que comunica la iglesia de Santa Clara con lo que había sido la puerta posterior del Cercado. No solo estaba ubicado en el extremo noreste, lejos del damero y a espaldas del pueblo de indios, sino que la única construcción que existía en medio de pobres arrabales era el Hospital de mendigos, insanos e incurables de Santo Toribio, actualmente el Hospital Neurológico de Mogrovejo. Con la muralla y el establecimiento en dicho lugar de la Portada de Maravillas, el sector se convierte en la entrada noreste de la ciudad, sobre todo para aquellos que vienen desde los andes.
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