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Libro Sagrado De Los Mayas (popolvuh)


Enviado por   •  19 de Octubre de 2011  •  3.127 Palabras (13 Páginas)  •  1.134 Visitas

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LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS

"POPOL VUH" (o "Libro del Indígena Quiché")

Capítulo Primero

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en

silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.

Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre,

ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas,

hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.

No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo

en toda su extensión.

No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible,

solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.

Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el

Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua

rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso

se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su

naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo,

que éste es el nombre de Dios. Así contaban.

Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la

obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron,

pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus

palabras y su pensamiento.

Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando

amaneciera debía aparecer el hombre.

Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y

el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las

tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.

El primero se llama Caculhá‐Huracán. El segundo es Chipi‐Caculhá. El tercero

es Raxá‐Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre

la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el

que produzca el alimento y el sustento.

‐‐ ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el

espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que

amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra

creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre

formado. Así dijeron.

Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la

creación de la tierra: ‐‐ ¡Tierra! ‐‐ dijeron, y al instante fue hecha.

Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando

surgieron del agua las montanas; y al instante crecieron las montañas.

Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de

las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares

en la superficie.

Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo : ‐‐ ¡Buena ha sido tu venida,

Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi‐Caculhá, Raxá‐Caculhá!

‐‐ Nuestra obra, nuestra creación será terminada ‐‐ contestaron.

Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las

corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los

cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas

montañas.

Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo,

el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron,

cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro

del agua.

De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de

pensar y meditar sobre su feliz terminación.

Capítulo II

Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos

los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres,

serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.

Y dijeron los Progenitores: ‐‐ ¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los

árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.

Asi dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados

los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados

y a las aves.

‐‐ Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás

entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro

pies

...

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