Paisajes precolombinos. S. Stern
ROILEANAResumen12 de Septiembre de 2018
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Paisajes precolombinos. S. Stern
Stern ha estudiado con detenimiento los desafíos que siguen a la conquista en la región de Huamanga, narra cómo la conquista transformó a los vigorosos pueblos autóctonos de la Sierra andina en una casta inferior de 'indios' subordinados a los colonizadores. El esfuerzo es por dar cuenta de la dinámica compleja que preside al conjunto de las relaciones sociales desde los "paisajes precolombinos" -geográficos y sociales-.
En el área andina, la autonomía local y la comunidad eran los 2 principios de la vida material. Esta vida material se rige por la autosuficiencia y la reciprocidad.
Cuando hablamos de autosuficiencia vemos como las comunidades explotaban las zonas o pisos ecológicos con el fin de autoabastecerse sin necesidad de recurrir a un mercado. Estas comunidades estaban definidas por los vínculos de parentesco en términos de familias unidas que componían una comunidad o ^familia étnica^. Este conjunto de familias componían el Ayllu, que era la unidad básica de la estructura social andina. El Ayllu, era un linaje endôgamo que afirmaba descender del mismo pasado.
Las relaciones de reciprocidad no funcionaban como una expresión idílica de una armonía imperturbable, sino más bien como una institución cultural manipulada por diversos grupos en sus relaciones sociales. Cada Ayllu tenía una movilidad social un sentido colectivo, más que individual, pero los que tenían menos vínculos o menos hogares debían trabajar más tiempo y más intensamente para realizar su parte en las tareas de la comunidad. Las alianzas de reciprocidad, dependían de las alianzas entre hogares competitivos y linajes a manudo desiguales, todos aspiraban a la autonomía económica, la riqueza y el poder.
La extensión de las redes de parentesco y de reciprocidad generaban también conflictos estructurales entre la lealtad al Ayllu, que también impulso hacia la autonomía social y económica que hacía que el intercambio igual entre parientes fuera el medio preferido de cooperación económica también engendró rivalidades que enturbiaban las relaciones entre hogares desiguales o "hermanos' de ayllu".
Cada Ayllu tenía autoridades que custodiaban los intereses colectivos del grupo, este era un Sr. Kuraka, que heredaba su cargo gracias a una relación de parentesco cercano con el sr. Anterior. Este defendía su dominio, redistribuía los derechos a las tierras, organizaba el trabajo y los rituales y distribuía los ^regalos^ abastecía de chicha y alimento. A cambio de esto, - aquí vemos otro principio de reciprocidad- , el pueblo trabajaba sus campos, le tejía el paño y atendía necesidades de su hogar, abastecía de agua y madera, etc. El intercambio tenia que parecer mas o menos equivalente para que gozara de legitimidad, estos rituales de reciprocidad expresaban una transacción social, calculada, automática.
En cuanto a la religión, el autor menciona que los hogares y los ayllus andinos gozaban de una vida religiosa y ritual muy rica. El poder de los dioses sobre la vida material también era una importante fuente de control social que reforzaba los privilegios y la autoridad de las elites políticas y religiosas de la comunidad, el cumplimiento de obligaciones `religiosas` por `hermanos ‘del ayllu creaba contextos de cooperación al refrenar los aspectos destructivos de las rivalidades locales y facilitaba las tareas productivas de toda la comunidad.
Rendían homenajes a los Huacas, seres o fuerzas sagradas materializados en montes, aguas, cuevas, piedras o momias de antepasados (malquis), toda la comunidad o todo el grupo étnico adoraban a un grupo tenia su Huaca principal y otras menos principales. En las grandes conmemoraciones relacionadas con las cosechas, fecundidad y similares el sacerdote mayor de la comunidad supervisaba los preparativos y advertía al Kuraka
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