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Viajes De Ecploracion


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2013  •  1.500 Palabras (6 Páginas)  •  303 Visitas

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1898 Los Documentos de Puerto Rico

700 Años de Artillería

Evolución histórica de los materiales de artillería y sus municiones

Por: Coronel de Artillería Don Antonio de Sousa y Francisco

IV - SEGUNDA EPOCA. ARTILLERIA DE BRONCE (Siglos XVI y XVII)

IV - SEGUNDA EPOCA. ARTILLERIA DE BRONCE (Siglos XVI y XVII)

ADELANTOS DE LA ARTILLERIA.

Empieza la Artillería del siglo XVI con varias innovaciones. La de mayor trascendencia es que las piezas se construyen de metal fundido: bronce, aleación de cobre y estaño. La proporción empleada era 8 a 10 libras de estaño por cada 100 de cobre nuevo. Ya no constan de dos partes separadas, como las bombardas, sino que son de una sola pieza, reduciendo de este modo los escapes de gases que se producían entre la caña y la recámara. Además se cargan por la boca, es decir, de avancarga ó antecarga, con lo que la carga resultaba muy abreviada al desaparecer la larga operación de enchufar la recámara a la caña y atar ambas al montaje. Se eliminaban así, las roturas de las cuerdas de sujeción y amarre que provocaban frecuentes accidentes en los que salía despedida la recámara con fuerza tremenda lanzando un chorro de fuego. Otra innovación importante es la aparición de los muñones (Figs 1 y 2, letra F), copiados de los morteros y falconetes, que sirven de eje de giro a la boca de fuego, facilitando la puntería en elevación. Para el manejo de las piezas por medio de cabrias (especie de grúas) se les dota de dos asas (E), que adoptan la forma de delfines, reptiles, simios, etc. Se mejoró y unificó la fabricación de las pólvoras, que hasta final del siglo XV era libre, y los bombarderos habían de tener mucho cuidado con las proporciones empleadas pues provocaba numerosos y terribles accidentes en los primeros tiempos. Así se clasificaron en pólvoras flojas (ó flacas) y soberbias, según su menor ó mayor fuerza y viveza, adaptándolas al empleo para el cual se destinaban. La inadecuada proporción medieval se fue corrigiendo a lo largo del siglo XVI y ya a mediados del XVII era de 70% de salitre, 16 % de azufre y 14 % de carbón.

CARACTERISTICAS DE LAS PIEZAS LISAS.

Las características de la artillería de ánima lisa subsistieron, con pocas variaciones, desde principios del siglo XVI hasta bien entrado el XIX, en que aparece el rayado del ánima. El ánima de las piezas lisas era cilíndrica en su interior y, por tanto, de sección circular, pues sólo de este modo podía salir la bala esférica sin atorarse. Esta forma cilíndrica sufre en los morteros y pedreros un estrechamiento en el fondo del ánima, que se llama recámara (Fig. 5, N), donde se coloca la carga de pólvora para el disparo. Las culebrinas y cañones no estaban dotados de recámara, pues ésta era la prolongación del ánima. El espesor de las paredes varía a lo largo de la boca de fuego, pues exteriormente la pieza no es cilíndrica sino constituida por varios cuerpos, cilíndricos ó troncocónicos de diferente grosor unidos por bases comunes, con el máximo espesor en la culata que va disminuyendo hacia la boca. A partir del siglo XVII se construyen las piezas para la marina de hierro fundido, debido a un criterio de economía, pues con lo que costaba un cañón de bronce se construían diez de hierro, y los navíos se artillaban con gran cantidad de ellos. La artillería de costa también se construye de hierro por idéntica razón. Desde la primitiva artillería y hasta mediado el siglo XIX, el calibre de las piezas se definía en libras de peso de la bala maciza de hierro y no en medida de unidad lineal del diámetro del ánima.

LOS MONTAJES

Los montajes (Figs. 3 y 4) también se transforman, tomando ya al principio de esta época, la forma que habían de conservar durante casi tres siglos. Se componían de cureña y ruedas. La cureña estaba formada por dos pesadas piezas de madera, llamadas gualderas (L), unidas entre sí por otras más pequeñas, teleras (M), y reforzadas con diversos herrajes. En las gualderas iban las muñoneras, sobre las que apoyaban los muñones de la boca de fuego. Llevaban dos ruedas de radios, también de madera y con llanta de hierro. Para el transporte, los tubos de las grandes piezas se llevaban en carromatos y aparte sus

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