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Actividades Economicas Del Porfiriato.

nono30059518 de Octubre de 2011

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En el Porfiriato se dieron grandes transformaciones económicas propiciadas por la inversión extranjera, principalmente estadounidense y europea. México creció en gran medida gracias a estas inversiones, que consigo trajeron infraestructura para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad.[1]

El comercio fue una de las actividades económicas que más crecieron durante el Porfiriato. Se suprimieron las alcabalas y el gobierno se encargó de fomentar el comercio exterior, que alcanzó niveles nunca antes vistos desde 1805. El aspecto negativo de esto fue el crecimiento de las importaciones de productos elaborados con alta calidad, por lo que la balanza de pagos creció desfavorablemente a México. La industria siguió en el primer puesto de exportaciones mineras y además inauguró otros rubros como la industria siderúrgica, la de transformación, la textil y la industrial. Las ciudades que más crecieron fueron Puebla, Guadalajara y Monterrey.

La existencia de terrenos baldios cuyos títulos otorgados en la Colonia no se reconocieron propició que muchas de ellas pasaran a manos de las familias más poderosas del país creando latifundios. Más de 30 millones de hectáreas constituyeron haciendas en el norte y en Quintana Roo. Los latifundios fueron la base de la economía del país y una de las principales causas de la Revolución mexicana.

EVOLUCION DE LA ECONOMIA Con el porfirismo la economía mexicana entro en la fase capitalista; sus diferentes áreas de producción fueron incorporadas, en mayor o menor medida, al sistema económico de los países industrializados.

México tuvo que depender de los países desarrollados para integrarse al proceso capitalista de producción.

Dicha dependencia se baso en la inversión de capital y tecnología que los empresarios extranjeros -estadounidenses, ingleses, alemanes y franceses - hicieron en México.

Mas había otro interés que impulsaba a las potencias industrializadas a invertir en países como México, ricos en recursos naturales pero pobres en dinero y tecnología. Ese móvil era de carácter político y obedecía a la competencia imperialista que se daba entre las potencias por el dominio del mundo.

La inversión de capitales y tecnología en México resultaba en provecho de la economía. Si antes no se habían interesado en México, era porque la inestabilidad política del país no garantizaba la seguridad que exigían para sus capitales y las vidas de sus hombres.

La condición de dependencia con la que la economía mexicana entro al sistema capitalista, todas las ramas de la producción que se desarrollaban en el periodo porfirista estuvieron sujetas a las necesidades del mercado externo.

Durante el porfiriato se produjo en México un notable crecimiento económico, una considerable expansión de las vías de comunicación y de los centros urbanos, y una imagen de solidez en el extranjero que el país no había logrado obtener hasta entonces.

En el proceso económico, como en el político, se distinguen dos fases: la primera, iniciada alrededor de 1880 y concluida en 1895, se caracterizo por los esfuerzos gubernamentales tendientes a equilibrar las finanzas, modificando el sistema de impuestos para captar mas ingresos, reduciendo al mismo tiempo los gastos presupuéstales y pudiendo llegar así a un arreglo de la deuda publica interna y externa, y a la solución de la crisis financiera que azotara el país entre 1891 y 1893. Esta primera fase sentó las bases para que en la segunda (1896-1910) se lograra el equilibrio del presupuesto federal y la obtención de superávits por primera vez en la historia de México.

EN LA AGRICULTURA Políticas agrarias. 1881 el gobierno promulgo una serie de leyes por medio de las cuales ponía a disposición de compradores privados, y a precias muy bajos, las tierras consideradas como baldías.

Este proceso, por el cual fueron expropiadas tierras que en realidad no eran baldías esta indisolublemente ligado a la ley Lerdo que, expedida en 1856, tuvo como consecuencia la formación del latifundismo laico y el despojo de las tierras pertenecientes a comunidades indígenas, con los consiguientes problemas sociales.

La ley que amparo la exportación de tierra y que entre 1884 y 1907 afecto alrededor de 49 millones de hectáreas, fue la llamada ley de Deslinde y Colonización de Terrenos Baldíos promulgada en 1883, las zonas deslindadas sin que sus auténticos dueños pudieran hacer valer sus derechos, pues carecían de titulo de propiedad, y en los casos en que tal documento existiera, no correspondía a las normas vigentes, desconocidas por la mayoría de los indígenas.

La ley de 1883 sobre las tierras supuestamente baldías autorizaba a los colonos, ya fueran extranjeros o mexicanos, a denunciar las tierras inactivas y a construir compañías deslindadoras, con las que el gobierno establecía contratos. Los colonos o las compañías recibían como pago un tercio de las tierras deslindadas, y les concedía además el derecho de adquirir los otros dos tercios con tarifa preferenciales.

Las misma ley fijaba como extensión máxima para cada concesión de tierras “baldías” el limite de 2500 hectáreas, con lo cual se pretendía crear propiedades privadas modernas que pudieran ser adquiridas por pequeños y medianos agricultores; esta cláusula nunca se respeto y fue abolida años mas tarde.

Algunos casos en que se deslindaron terrenos verdaderamente baldíos, como en los estados del norte de la Republica, poco poblados y mal comunicados, en donde tales tierras pasaron a ser propiedad de compañías y de particulares, extranjeros, principalmente estadounidenses e ingleses. En el norte hubo despojo de tierras comunales indígenas como la de los yaquis y mayos en Sonora, grupos étnicos que padecieron una terrible guerra de exterminio debido a su resistencia. En el sur y sureste, los estados en los que se dio en mayor grado el deslinde de tierras, con el consecuente daño para las comunidades indígenas, fueron: Chiapas con 3 millones de hectáreas, el 40% de la superficie total del estado; la costa de Oaxaca donde mas de 300 mil hectáreas pasaron a manos de particulares; la costa de Quintana Roo, con 40 mil hectáreas; en Tabasco fue deslindado cerca del 50% del territorio; en Veracruz poco mas de 100mil hectáreas, y en Tamaulipas 350mil. En cambio, en la zona del centro del país el deslinde solo alcanzo el 1.27% de su superficie.

El sistema de colonización y deslinde de tierras no tuvo los resultados esperados, ya que en vez de lograr la creación de la pequeña propiedad que se proponía el gobierno, el proceso origino la formación de enormes latifundios en manos de extranjeros y mexicanos, latifundios que tomaron muchas de las características del sistema de haciendas heredado de la época colonial.

EN LA PRODUCCION AGROPECUARIA Mercado Nacional. La producción agrícola estuvo encaminada mas a satisfacer la demanda de materia prima y bienes de consumo del mercado exterior, que a cubrir las necesidades del mercado interno. En la segunda mitad del porfiriato, la agricultura destinada al mercado nacional tuvo un relativo crecimiento debido a la construcción de la red ferroviaria que mejoro las comunicaciones, y al aumento de la población tanto en los centros urbanos como en las zonas de producción para el mercado externo. Pero durante la primera fase del periodo porfirista, la producción agrícola no se desarrollo, e incluso decreció, debido a la sequía que entre 1891 y 1893 provoco la perdida de las cosechas.

Alimentos y Bebidas. En primer lugar figura el maíz, el trigo, el fríjol, el chicle, el arroz, la cebada, que junto con la avena y el centeno se uso como forraje en aquel tiempo. Un lugar revelante la producción de bebidas alcohólicas, que aunque existía a nivel domestico antes del periodo, se habían empezados a elaborar a escala comercial debido al alcoholismo, la producción de mezcal, tequila y pulque a nivel comercial se desarrollo dentro del sector agrícola entre 1877 y 1895.

Materias primas. Las principales materias primas fueron: caña de azúcar, vid, algodón y otras fibras textiles; tabaco, cacao, oleaginosas, cortezas y raíces curtientes, y el añil para teñir telas.

La ganadería. Prevalecía el pastoreo nómada de ganado menor en las comunidades indígenas. El ganado mayor se criaba en las grandes haciendas especializadas. La carne y la leche se obtenía de forma rudimentaria y sin preocupación por lograr un mejor rendimiento; en cambio, la cría de ganado de tiro y de carga, destinado a la propia agricultura, el transporte, el ejercito o como fuerza motriz, era objeto de un mayor cuidado y de un comercio de relativa consideración; se considera de cierta importancia la producción de lana, pieles y cueros, pues estaban destinados una actividad artesanal de gran tradición en todo el país.

El mercado exterior. La etapa porfirista coincide con el momento de expansión mundial del intercambio comercial, de productos básicos de consumo como de materias primas, agropecuarias y forestales. Tal expansión obedecía al crecimiento demográfico y al desarrollo industrial en las potencias político-económicas.

Las medidas para alcanzar el desarrollo económico propuesto por el régimen de Díaz iban encaminadas a aprovechar el interés de las economías imperialistas por explotar los recursos humanos y naturales de México, y cubrir la creciente demanda de los productos que necesitaban.

Los productos agrícolas de exportación.

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