Análisis de "Рequeño gran hombre"

Sandino, una leyenda perpetua

Se han elaborado miles escritos sobre el General Augusto C. Sandino, todos ellos plasma la pasión que aflora al discernir sobre tan magna personalidad. Estoy seguro que una biblioteca se quedaría chica para expresar toda la admiración que el General se merece.

Es así que hoy me uno a esas personas para evocar la lucha que Sandino libró contra el imperialismo opresor. Lo primordial es no bajar la guardia ante las injusticias que cometen los, dizque, poderosos que escondidos tras esa careta de dulces corderos viven al asecho para dar el zarpazo en el momento menos esperado.

Bien lo reflejó el General cuando decía "Me estoy preparando para reanudar con mayor vigor la lucha, ya que no ha habido una cesación, sino una tregua en lo recio del duelo entre el invasor y nosotros", y a 79 años, por increíble que parezca, el enemigo sigue siendo el mismo.

Sandino forjó su propia leyenda desde el momento en que lanzó piedras a un tren que transportaba a marines norteamericanos y (como vaticinando el futuro) les gritó !Me dejo de llamar Augusto si no saco a estos gringos de Nicaragua! Cuando afirmó esto, Sandino era apenas un adolescente. Seguro te estás preguntando qué ¿De dónde saqué esa información? Sólo puedo decirte que eso lo leí en un libro, todo roído por el tiempo, que por pura casualidad llegó a mis manos, lo cierto es que la información es verídica. Ciertamente lo curioso es la premonición que años después sería efectiva gracias a la perseverancia del General.

En fin, resulta interesante analizar los antecedentes que se unieron para hacer de aquel "pequeño gran hombre" de Niquinohomo una leyenda sempiterna.

Aclaro, estimado (a) lector (a) que las ideas planteadas no van en el orden cronológico debido, lo que en éste caso no es tan relevante, lo importante acá es resaltar la lucha librada contra el dominio y presión del imperio del norte.

En primer lugar merece recordar que uno de los principales acontecimientos que marcó a Sandino fue el asesinato de Benjamín Zeledón, el cual fue arrastrado, como cualquier animal, por las diversas calles de Catarina y Niquinohomo para que sirviera de advertencia para aquellos "rebeldes" que quisieran seguir sus pasos. Me imagino al joven Sandino observando la dantesca escena: "Un hermano nicaragüense asesinado por el simple hecho de defender su patria, muerto (irónicamente) por manos extranjeras" Que impotencia habrá sentido al observar que muchos se doblegaban ante el yugo opresor, debido al temor o por propia conveniencia.

Liberar al país no fue, ni ha sido, tarea fácil y no todas las batallas fueron ganadas, en ocasiones las tropas de Sandino (hombres, mujeres y niños) mordieron el polvo de la derrota. Pero nunca desfallecieron, por el contrario eso les daba más coraje para continuar la lucha. Precisamente

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