Areté

Al momento de hablar de la noción Areté, primeramente es preciso insertarnos en el mundo Griego en dónde la conciencia de sus habitantes se enmarcaba en una idea capaz de sobrepasar parámetros y paradigmas trascendiendo a través del tiempo por medio de tan insignes literaturas proyectando así cualidades como también principios morales y prácticos de la vida cotidiana. De esta forma, se torna necesario saber de todo lo rodea la concepción de la palabra y su significado más verídico para entender una serie de preceptos que irán menoscabando lo más fundamental y que sin duda es un aporte esencial para el mundo moderno.

El tema principal y su significado lo abordaremos desde un punto de vista que sea capaz de integrar todas aquellas sensaciones que vayan definiendo lo fundamental para comprender cada una de las incertidumbres e interrogantes al momento de entablar el tema en cuestión.

Hablar de la noción de Areté, es hablar de un cúmulo de conceptos, que en una línea transversal, guían a una creación de un tipo de ideal claramente complejo e íntimamente coherente con el pensamiento y formación crucial de la Grecia clásica en dónde la imagen del hombre está concebida bajo el sentido sistemático de su espíritu ligado de manera no indiferente a la belleza que poseían y profesaban con claro énfasis en la naturaleza humana de cada uno de ellos. A raíz de esto existen dos sentidos que buscan diferenciarse entre sí pero que sin duda convergen en una misma representación de hombre y su formación mediante un tipo de ideal que se crea en base a principios de grandeza, prestigio y reconocimiento, tales como cultura y educación.

La Areté nace bajo la concepción de la nobleza propia de particularidad. Se origina y se define por su valor espiritual – físico, desemejante de las demás clases sociales. Destruye la idea errada que todos están en la misma línea en igualdad de deberes y derechos engrandeciendo de sobremanera el concepto de hombre superior y el predominio de una raza dominante. Podríamos hablar de Areté, buscando un significado que se acerque a enunciados más que ligeros pero que de todas formas se debe contextualizar, de una virtud o excelencia que busca la perfección o conductas del más alto ideal caballeresco unido a situaciones distinguidas de un sentimiento, podríamos decir patriota o heroico mediante la lucha guerrera acarreando prestigio militar, valentía, habilidad, que envuelve la generalidad de la palabra que más allá de la humanidad resalta a lo no humano, como a dioses con su fuerza sobrenatural y también la rapidez de caballos nobles. La palabra o noción de Areté también puede distinguirse mediante lo distinguido o elegido que hacía mucha relación al círculo de la nobleza que valoraban de sobremanera al hombre por sus cualidades, ya sean físicas o intelectuales mencionadas anteriormente. > (Werner Jaeger, Paideia: los ideales de la cultura griega. Págs. 21, 22).

A modo de ejemplificar la noción de Areté y de cómo se vislumbraban todos aquellos principios de hombría, caballerosidad, Homero en su epopeya “La Odisea” grafica éste uso vivo de tal lenguaje para referirse a la realidad de ese entonces:

> (IX, 1 - 27)

Otro ejemplo explicito para referirse a la noción de Areté se encuentra en La Ilíada:

Antes del enfrentamiento entre Aquiles y Eneas, Febo excita a Eneas contra Aquiles que amenazaba a Héctor.

(XX, 78- 242).

Claramente estos dos ejemplos quieren expresar su similitud por la situación de predominio del hombre como eje de una sociedad única con grandes personajes que llevaron a Grecia y a su tradición a la más alta idea de superioridad demostrada en la victoria de sus batallas. Se expresa su posterior reconocimiento y para su mayor engrandecimiento y honor por su valentía desmembrada en los versos escritos por Homero con su afán de orgullo a su

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