Arquitectura De La Epoca Republicana En Bolivia

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A fines del siglo XVIII el retrato había cobrado una gran importancia sin que, por otra parte, disminuyera la devoción. La unión de estos elementos se hace patente en los cuadros votivos donde una o varias personas se retratan arrodilladas delante de la imagen de su devoción, que preferentemente es María en un ade sus innumerables advocaciones. Este tipo de retrato votivo es el predominante durante la guerra de la independencia, Carpio tiene un retrato de este tipo firmado en Oruro el año de 1812, muestra al Capitán Bartolomé Andrade delante de la Virgen del Socavón. Balcera tiene una obra similar con la familia Zuzunaga a los pies des la Virgen de la Merced. El cuadro más significativo de este estilo es el que muestra la víspera de la batalla de La Laguna con el general realista a los pies de María. Es un cuadro de campaña, previsto para ser enrollado y guardado en el marco que a su vez hace de caja. Está firmado por Vinera. Otro cuadro característico de estos años de zozobra es la tabla mostrando a la Virgen de Guadalupe con fondo de banderas, fusiles y cañones, en una disposición que antecede a la del escudo nacional. A sus pies dos indios tarabuqueños. La pieza está en el Museo Nacional de arte.

Con el advenimiento de la república el retrato votivo es relegado a la tradición familiar y popular, siendo sustituido por los retratos oficiales compuestos a la manera de la escuela francesa. Aunque a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX se pintan retratos de los protagonistas de los sucesos de la Paz, como el retrato del Obispo Campos, el del Alcalde Burgunyo, el de Sánchez Lima y el del matrimonio Segurola, estos no tienen el empaque triunfalista que caracteriza la galería de retratos de los libertadores, muchos de ellos de cuerpo entero con los símbolos militares de gobierno.

Entre los retratos oficiales la iconografía bolivariana es la más abundante y característica. En Chuquisaca existe un magnífico retrato de Bolívar debido a la mano del mulato peruano José Gil de Castro, otro retrato bolivariano importante es el del norteamericano - austríaco Drexel. Del círculo de Castro es el retrato de Santa Cruz, fechado en 1828, que lo muestra con los símbolos de Perú, Bolivia y Ecuador en un osado anticipo de una triple confederación que nunca se realizó.

De la línea de pintura oficializa se libra Melchor María Mercado, autor de un álbum de acuarelas que muestran diferentes facetas de nuestro país. Mercado sigue la línea del pintor viajero trazada por D' Orbigny pero la gracia e ingenuidad de su obra es equiparable al peruano Pancho Fierro. Mercado pinta un retrato de Olañeta que nos da una imagen muy exacta del tan discutido político.

La generación de pintores bolivianos que trabaja hacia 1850 se halla influida por las corrientes académicas y románticas

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