Arte Barroco
Juan MárquezSíntesis15 de Octubre de 2019
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EL ARTE BARROCO
El arte barroco es una estética[1] que tuvo su mayor auge en el siglo XVII. Comenzó en Europa y luego se extendió a las colonias americanas, sobre todo a las zonas que hoy comprenden México. Podemos delimitar y sintetizar algunas características comunes a todo arte barroco:
- La obra concebida como un artificio: Las producciones durante el Barroco se concebían como un objeto artificial, similar a una joya, que debía encontrarse recargado de detalles. Nada, dentro de la obra producida, podía ser simple o estar librado al azar, sino que todo debía ser ornamentado y trabajado en profundidad. [pic 1]
- Complejidad de la obra de arte: Directamente vinculada a la idea de la obra como artificio, se entendía que el arte debía ser siempre complejo. Hubo ocasiones en que se buscó esta complejidad por medio de las ideas que se manejaban y otras en las que se la ensayó por medio del trabajo obsesivo sobre la forma en que éstas se representaban.
- Presencia de fuertes contrastes: Los artistas barrocos tendieron a representar los claroscuros: por ejemplo, “una libertad encarcelada” o “un cobarde con nombre de valiente”. El Renacimiento, durante el siglo XVI, había buscado el equilibrio y la armonía. El Barroco es su antítesis[2]: lo grotesco, es decir, lo excesivo, y lo contradictorio definen esta estética.
- Arte elitista: Principalmente por la complejidad de las obras que nos ha legado[3] el Barroco, podemos afirmar que es un arte de tipo elitista; en otras palabras, un arte pensado para que lo entiendan unos pocos y no para que sea popular.
Entre los poetas hispánicos más destacados dentro de esta concepción estética, podemos nombrar a Francisco De Quevedo (1580-1645) y Luis De Góngora (1561-1627), quienes complejizaron la lírica que se había escrito hasta entonces en castellano. El primer escritor corresponde a una variante particular del Barroco denominada “conceptista”, que pone el énfasis en la complejidad de las ideas manejadas (muchas veces contrastantes) antes que en la forma en que se expresan esas ideas:
“Es hielo abrasador, es fuego helado,
Es herida que duele y no se siente.”
(De Quevedo, Francisco: “Definición del amor” en Antología Poética, Bruguera, Madrid, 1982).
A diferencia, Góngora, el segundo poeta mencionado, acentúa las rupturas en el orden lógico de la frase en el español y busca conscientemente hacer un arte elitista. Esta variante se conoce por el nombre de “culteranista”:
- “mira tu blanca frente el lirio bello” en lugar de “el lirio bello mira tu blanca frente”.
- “formidable bostezo de la Tierra” como metáfora de la entrada de una caverna.
Esta división entre conceptismo y culteranismo es relativa, debido a que, por ejemplo, hay poemas de Quevedo muy complejos en su forma, caso de “Amor constante más allá de la muerte”.
El Barroco español tuvo su correlato[4] en América, más específicamente en las zonas de lo que hoy es México. Allí una intelectual polifacética[5], Sor Juana Inés de La Cruz (1648-1695) cultivó la poesía siguiendo los modelos de Quevedo y de Góngora. No obstante, en gran parte de sus escritos incluyó la problemática del rol de la mujer dentro de la sociedad colonial: los prejuicios y estereotipos fijaban esta figura al orden de lo privado, al hogar y la familia o, en su defecto, al convento, y ella perseguía el mundo del saber, que era manejado exclusivamente por los hombres de la época. Es por eso que, desde algunas lecturas, a Sor Juana se la considera la primera feminista dentro de América Latina.
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