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Aspectos revolucionarios en el arte de Delacroix


Enviado por   •  16 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  2.490 Palabras (10 Páginas)  •  168 Visitas

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Aspectos revolucionarios

 en el arte de Delacroix

[pic 2](http://www.louvre.fr/)[a][b]

Minor[c][d] Historia del arte

“Pertenecía a la estirpe de grandes revolucionarios

 del país de las revoluciones”. -E. Gombrich

     El presente informe tiene como objetivo analizar los diferentes aspectos en la vida y obra de Eugene Delacroix que nos llevan a mirarlo como un artista revolucionario. Es interesante realizar tal análisis, desde el punto de vista en que el artista significó un  quiebre para el arte, no solo en francia, sino en todo el continente europeo e incluso una fuerte inspiración para las tendencias artísticas posteriores, tales como el fauvismo, impresionismo, postimpresionismo, simbolismo, entre otras. La investigación tendrá como objeto de estudio su obra de 1830 “La libertad guiando al pueblo”, óleo sobre tela que representa un hecho histórico contemporáneo al artista, del cual podemos obtener interesantes reflexiones sobre las temáticas, la técnica y la relación con otras obras y artistas que compartieron época con el pintor.

     Al hablar de Delacroix es imposible dejar de mencionar la gran pasión que dedicó a sus obras, a las que siempre buscó plasmar todo el sentimiento y emoción posibles, un artista rupturista, que a través de un gran ejercicio de imaginación, un uso radiante del color, profundo claroscuro, gruesas pinceladas y un sinfín de símbolos en sus obras,  conquistó la atención de gran público en su época. Llevó la técnica y el color a espacios remotamente imaginables por las normas tradicionales, no solo eso, además exploró las más excéntricas temáticas, que luego serían tendencia entre los artistas europeos, creando rebeldes composiciones artísticas, que inspiraron a grandes pintores posteriores como Cezanne, Van Gogh, Matisse, entre otros.          

     Su carrera no estuvo exenta de oposición, sobre todo de los ojos más conservadores, que lo tildaron de agitador y por ejemplo con “La libertad guiando al pueblo”, lo censuraron por años. No solo entre los observadores tuvo enemistades; conocida es su rivalidad con los artistas de tendencia tradicionalista, principalmente su contemporáneo Jean Auguste Ingres (1780-1867), tambíen romanticista, pero no revolucionario, pupilo de Jacques Louis David. (1748 - 1825) a quien también criticó severamente, como quedaría registrado en sus escritos.

     Es por esto que a lo largo de estas líneas, se buscará determinar bajo qué circunstancias se plantea a Eugene Delacroix como un artista revolucionario, profundizando en el análisis temático, principalmente de su obra insigne de 1830, su particular técnica, que marcó un antes y un después en el arte y su relación con otros artistas tanto admirados, admiradores y adversarios.

     Para conocer las diferentes preocupaciones del artista se debe tener conocimiento de sus antecedes; Eugene Delacroix, nació en 1798 en Charenton-Saint-Maurice, Francia, es un pintor francés, que de joven fue tildado de rebelde por no acatar las normas del arte académico tradicional, en sus inicios se instruyó en el estudio de Pierre Guerín, aunque pronto se alejaría de el estilo clasicista de tal artista, atraído por los venecianos y por grandes personalidades artísticas como Rubens, la luminosidad y color en el arte de Gericault, el intenso colorido de Constable en sus paisajes y otros artistas ingleses. Ya en sus primeras obras se puede apreciar como expresa una gran intensidad emocional, eligiendo temas donde pudo manejar con gran libertad su expresión, como lo son “La Barca de Dante” (1822) inspirada en “La divina Comedia” de Dante, “La matanza de Quios” (1824) basada en la brutal batalla griega contra la ocupación Turca donde perecieron alrededor de 20.000 habitantes de dicha isla y “La muerte de Sarandápalo” (1828), que se nutre del poema “Sarandápalo” de Lord Byron, que para el historiador de arte Norbert Wolf será donde, según su libro “La pintura del romanticismo”, “los empeños románticos de Delacroix encontraron probablemente su máxima expresión, a pesar de que con ella perdió el apoyo del público y de la crítica de la época” (105); y es que en dicha obra además de representarse una serie de asesinatos, presenta una clara ausencia de perspectiva y lo que fue considerado por la crítica de la época una mala calidad de dibujo. La verdad es que al artista no le interesaba representar una visión realista de lo sucedido, sino más bien, utilizar dicho pasaje literario para expresar color, vigor, contraste de luces, posturas y movimiento; y es que Delacroix, según E. Gombrich, en “La historia del arte”, “Consideró que, en pintura, el color era mucho más importante que el dibujo, y la imaginación que la inteligencia.” (506). Dicha obra, junto con la “Libertad guiando al pueblo” (1830) de la que se profundizará más adelante, posicionan a Delacroix como el gran referente del romanticismo francés, entre otras cosas por su colorido y su composición que hacen recordar a Rubens, al estar inscritas en formas triangulares que le otorgan, sin duda, un gran toque de movilidad y vida. Posterior a la presentación de la obra en análisis el año 1831 en el salón de Francia, el artista emprenderá un viaje hacia oriente, en el que buscará nutrirse de los más exóticos asuntos para reflejar en sus obras, como los es “La mujeres de Argel” (1834), memoria de un harén argelino que le impresionó, escena de la que Gombrich escribe: “El hombre que le acompañó, un emisario francés, cuenta que el artista exclamó entusiasmado: <<¡Qué delicia! ¡Igual que en tiempos de Homero!>>.”  (106). De dicho viaje nuestro artista absorbió más aún de lo que consideró, según Gombrich, una “belleza tentadora” y “antigüedad dionisíaca”, en contraposición a la “Frialdad y la perfección neoclásicas” (106). Luego del mencionado viaje, las siguientes obras tendrán mayor color y tonos brillantes, con gran presencia de luz y vibrantes texturas, que adornarán sus exóticas temáticas, donde habrá gran presencia oriental y lucha de humanos con animales.

     Al interiorizarnos en los aspectos revolucionaron que encontramos en el arte de Delacroix, es interesante analizar su obra “La libertad guiando al pueblo”, óleo sobre tela pintada en 1830 ubicado en el icónico museo Louvre de París, por diferentes razones; en primer lugar es imposible no considerar la importancia en la historia de esta obra, que representa los hechos ocurridos en julio de 1830, donde los burgueses Franceses comenzaron una revolución que unió a todas las clases sociales en pos de derrocar al monarca Carlos X; sucesos que influenciaron a otros países de Europa y el resto del mundo a volcarse contra las ideas tiránicas impuestas hasta la época. Transformándose así en un importante símbolo de la libertad en sí. A esta importancia histórica, podemos agregar el aspecto de la conexión que tiene el artista con lo representado, tomando en cuenta que el se consideraba parte de las exigencia, e incluso se autorretrata como parte de la escena. Así esta obra se compone de diversos aspectos que la convierten en parte de una revolución, tanto en los sucesos que relata, en las técnicas utilizadas, en la controversia que generó una vez presentada y en el impacto y simbolismo que guarda hasta el día de hoy.

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