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Biografía del Libertador Simón Bolívar desde su nacimiento


Enviado por   •  18 de Octubre de 2022  •  Ensayos  •  1.600 Palabras (7 Páginas)  •  447 Visitas

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Biografía del Libertador Simón Bolívar desde su nacimiento

 hasta Juramento Histórico en el Monte Sacro e Influencia de Simón Rodríguez

y su Importancia Ideológicos de Emancipación desde el Modelo Ideológico,

Autóctono e Histórico del ser Nacional en la Vida del Libertador culminando

con el Juramento Histórico en el Monte Sacro

Gaura K. Das Castillo V.

Adm. de Empresas, Universidad Politécnica Territorial del Norte del Táchira

“Manuela Sáenz”

Núcleo Bolivariano

Docente: Lcda. Mara Rojas

7 de Octubre de 2022

     

     Simón Bolívar lideró las campañas militares que dieron la independencia a Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Perú. Bolívar comprendió la ineludible necesidad estratégica de ocupar el Perú, verdadero centro neurálgico del Imperio español. Las victorias de Bolívar en la batallas de Junín y de Ayacucho significaron la caída del antiguo Virreinato, la independencia de Perú y de Bolivia y el punto final a tres siglos de dominación española en Sudamérica. Tal fue la trascendencia de su figura que ha podido afirmarse que, en el ámbito sudamericano, la historia de la emancipación es la biografía de Bolívar. Y no menos admirable resulta su total entrega al ideal emancipador, causa a la que había jurado consagrarse con sólo 22 años en un evocador escenario: el Monte Sacro de Roma. Políticamente, su sueño fue unir las colonias españolas liberadas en una confederación al estilo estadounidense; tal proyecto se materializó en la Gran Colombia, que presidió el mismo Bolívar y llegó a englobar Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá. Pese al realismo y rigor de su pensamiento político, el éxito no le acompañó en la monumental empresa de configurar las nuevas repúblicas; sometida a la presión de los caudillismos y las reivindicaciones territoriales, la desmembración de la Gran Colombia también hubiera sido inevitable sin el prematuro fallecimiento de Bolívar. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Venezuela era entonces una Capitanía General del Reino de España entre cuya población se respiraba el descontento por las diferencias de derechos existentes entre la oligarquía española dueña del poder, la clase mantuana o criolla, terratenientes en su mayoría, y los estratos bajos de mulatos y esclavos. Los criollos, a pesar de los privilegios que tenían, habían desarrollado un sentimiento particular del ser americano que los invitaba a la rebeldía. Sus padres eran, Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco. El niño Simón era el menor de tres hermanos y muy pronto se convertiría, junto a ellos, en heredero de una gran fortuna. Bolívar quedó huérfano a los nueve años de edad, pasando al cuidado de su abuelo materno y posteriormente de su tío Carlos Palacios; ellos velarían por su educación, aunque también la negra Hipólita, su esclava y nodriza, continuaría cuidando del muchacho. Entre los valles de Aragua y la ciudad de Caracas transcurrió la infancia y parte de la adolescencia del joven Simón. Combinaba sus estudios en la escuela de primeras letras de la ciudad con visitas a la hacienda de la familia. Más tarde, a los quince años de edad, los territorios aragüeños cobrarían un mayor relieve en su vida cuando, por la mediación que realizó su tío Esteban, fue nombrado subteniente de Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua. Mientras esto sucedía, tuvo la suerte de formarse con los mejores maestros y pensadores de la ciudad; figuraban entre ellos Andrés Bello, Guillermo Pelgrón y Simón Rodríguez. Fue este último, sin embargo, quien logró calmar por instantes el ímpetu nervioso y rebelde del niño, alojándolo como interno en su casa por orden de la Real Audiencia, lo cual sería la génesis de una gran amistad. Pero ni el apego al mentor ni el ingreso en la milicia fueron suficientes para aquietar al muchacho, y sus tíos decidieron enviarlo a España a continuar su formación. Corría el año 1799 cuando Bolívar desembarcó en tierras peninsulares. En Madrid, a pesar de seguir sus estudios, el ambiente de la ciudad le seducía: frecuentaba los salones de lectura, baile y tertulia, y observaba maravillado la corte del reino desde los jardines de Aranjuez, lugar que evocaría en sueños delirantes en su lecho de muerte. Vestía de soldado en esos tiempos en los cuales España comenzaba a hablar de Napoleón, y así visitaba al marqués de Ustáriz, hombre culto con quien compartía largas tardes de conversación. En una de ellas conoció a María Teresa Rodríguez del Toro, con quien se casaría el 26 de mayo de 1802 en la capilla de San José, en el palacio del duque de Frías. Mientras Bernardo Rodríguez, padre de la muchacha, decidía dar largas al compromiso, Bolívar los siguió hasta Bilbao y aprovechó para viajar a Francia: Bayona, Burdeos y París. Inmediatamente después de la boda, los recién casados se trasladaron a Caracas y, a pesar de los resquemores que canalizaban los criollos a través de sus conspiraciones, Bolívar permaneció junto a su esposa, llevando una vida tranquila. Esta serenidad conyugal, sin embargo, no duraría mucho: María Teresa murió pocos días después de haberse contagiado de fiebre amarilla, en enero de 1803. Bolívar, desilusionado, decidió alejarse y marchó nuevamente a Europa. Mientras el caraqueño Francisco de Miranda, desde Estados Unidos y las Antillas, reunía pacientemente apoyos para una expedición militar que diese la independencia al país, los acontecimientos en Venezuela comenzaban a tomar aires de revuelta. Ajeno a todo aquello, Bolívar se reunió con su suegro en Madrid, para trasladarse a París en 1804. A la sombra de Napoleón Bonaparte se había formado una clase aristócrata, hallada entre la burguesía, que se reunía en los grandes salones a los cuales asistía Bolívar en compañía de Fernando Toro y Fanny du Villars. Allí el joven Bolívar, se contagiaría poco a poco de las ideas liberales y la literatura que habían inspirado la Revolución Francesa. Era un gran lector y un interlocutor bastante interesado en la política de la actualidad. En esos tiempos conoció al eminente naturalista alemán Alexander Von Humboldt, expedicionario y gran conocedor del territorio americano, quien le habló de la madurez de las colonias para la independencia. Su antiguo preceptor, Simón Rodríguez, se hallaba por entonces en Viena; Bolívar, al enterarse, corrió en su búsqueda. Posteriormente el maestro se trasladó a París, y en compañía de Fernando Toro emprendieron un viaje cuyo destino final era Roma. Cruzaron los Alpes caminando hasta Milán, donde se detuvieron el 26 de mayo de 1805 para presenciar la coronación como rey de Italia de Napoleón, a quien Bolívar admiraría siempre. Después visitaron Venecia, Ferrara, Bolonia, Florencia, Perusa y Roma. En esta última ciudad tuvo lugar el llamado Juramento del Monte Sacro en presencia de Simón Rodríguez y Fernando Rodríguez del Toro, Simón Bolívar juró solemnemente dedicar su vida y todas sus energías a la liberación de las colonias americanas. Por tanto, Rodríguez es uno de los responsables de la concientización política de Bolívar. Al igual que la mayoría de la tradición académica otorga al maestro un lugar importante en el éxito de Bolívar. De acuerdo con su punto de vista, en su rol de maestro, Rodríguez forma consciente y explícitamente a Bolívar para transformarlo en el Libertador. Debido a ello hay una conexión singular entre ambos en los temas relativos a la educación y la política a seguir. La conexión es tan grande que se puede llegar a plantear una suerte de simbiosis. Según esto, no habría diferencias entre el pensamiento de Bolívar y Rodríguez. Las similitudes entre Rodríguez y Bolívar pueden atribuirse de manera general a dos grandes temas: el rol del Estado en la educación del pueblo y la relación entre educación, política y economía. En diversos pasajes de la obra de Rodríguez y Bolívar puede observarse esta cuestión. En Extracto sucinto la obra Educación Republicana, Rodríguez escribe que la preocupación máxima del Estado es educar al pueblo para formar ciudadanos. A través de la educación el Estado debe transmitir los principios y valores fundamentales para vivir en una república. Para ello era necesario un proyecto de educación popular, pensado, articulado y desarrollado por el propio Estado. De acuerdo con su punto de vista, la responsabilidad del Estado en la educación del pueblo es tan grande que llega a identificar el triunfo de la revolución e independencia latinoamericana con la posibilidad de la educación de su pueblo. Por su parte, Bolívar en los diversos textos en los que hace referencia a la cuestión educativa sostiene la responsabilidad exclusiva del Estado en la educación del pueblo. De acuerdo con su punto de vista, el Estado es el responsable por la educación del pueblo. A través de sus instituciones educativas forma a los futuros ciudadanos electores y a los responsables de dirigir los destinos de la república. Bolívar y Rodríguez se separan en Bolivia tras unos meses de contacto y no se vuelven a ver. Cuando Rodríguez le escribe un año después para contar lo sucedido en Chuquisaca y explicar las causas de su salida de la república de Bolivia nunca recibe respuesta por parte de Bolívar. Tampoco lo convoca a ocupar ningún cargo de relevancia, ni lo consulta sobre ninguna materia. Tras su separación en Bolivia ninguno de los dos vuelve a tener contacto con el otro. Estos datos llevan a pensar que, al menos de parte de Bolívar, existe un distanciamiento de la figura de Rodríguez. Las causas de este distanciamiento son desconocidas, no obstante ello resulta sumamente significativo que haya ocurrido tras el fracaso de Rodríguez y su propuesta educativa. Es probable que este alejamiento marcara un posible desacuerdo por parte de Bolívar. No lo sabemos, pero lo dejamos planteado como una posibilidad no descabellada.

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