CAUSAS ECONOMICAS
noe27Tesis2 de Noviembre de 2013
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INTRODUCCION
El artículo aquí reproducido fue publicado en Noviembre de 1933 en el número II de Masses (Masas), una pequeña publicación mensual ligada a la izquierda de la Soocialdemocracia francesa. Fue escrito por A. Lechmann, un miembro de los “Grupos Obreros Comunistas “ de Alemania, el cual tuvo sus orígenes en el KAPD[1] (Partido Comunista Obrero Alemán). Lo reproducimos hoy para que nuestros lectores puedan tener una idea del grado de clarificación alcanzado por la izquierda comunista que surgió de la 3ª Internacional, y poder hacerse una idea del retroceso considerable representado por las corrientes consejista y bordiguista que se reclaman hoy de dicha Izquierda Comunista
Este artículo se ve afectado por un cierto número de debilidades que afectaban a elementos de la Izquierda Alemana en su comprensión del fascismo y que les llevó a considerar que este iba a extenderse a todos los países. Si bien es cierto que el documento muestra las condiciones generales que permiten el fascismo (periodo de declive del capitalismo, crisis económica aguda) no comprende sin embargo las condiciones particulares que lo han hecho aparecer en Alemania y en Italia (la brutal derrota de las clase obrera después de un poderoso movimiento revolucionario, y la parte muy pequeña que correspondió a estos países en el reparto del pastel imperialista tras la Primera Guerra Mundial).
En el mismo período la izquierda Italiana, aunque menos precisa en su comprensión de las condiciones generales, pudo hacer un análisis mucho más claro de esas condiciones particulares, las cuales le permitieron ver el “anti-fascismo” como uno de los peores enemigos del proletariado – (aunque después de la II guerra mundial cayó en la aberración de la “globalización del fascismo”). En contraste, en este texto no hay ninguna denuncia al antifascismo.
Otra debilidad que encontramos en el documento que publicamos es el análisis de la degeneración de la Revolución Rusa y de la 3ª Internacional. En el artículo este fenómeno es presentado esencialmente como consecuencia de la situación en Rusia misma (atraso, peso del campesinado, etc.), y no como un producto del retroceso de la revolución a escala mundial
A pesar de estas debilidades, el artículo contiene un significante número de puntos, los cuales todavía representan un análisis más valioso que el de muchos grupos que actualmente se proclaman descendientes de la “ultra izquierda”. Estos puntos fuertes pueden ser sumarizados como sigue:
• una comprensión del período abierto por la Iª guerra mundial como el de la decadencia del modo capitalista de producción, en estrecha relación con la desaparición de los mercados extra-capitalistas;
• la imposibilidad para la burguesía, en este período de decadencia, de garantizar cualquier mejora real al proletariado, llevando a un considerable reforzamiento del estado, a la integración de los sindicatos, y al fin de todas las posibilidades de que el proletariado continuara haciendo uso del parlamento en sus luchas;
• transformación de la naturaleza de la crisis: las crisis cíclicas se transformaron en crisis permanentes, las cuales en sus fases agudas llevan, en ausencia de respuesta proletaria, a la guerra imperialista;
• denuncia de todas las políticas frentistas y “anti-fascistas”;
• el carácter proletario de la Revolución Rusa y de la 3ª Internacional -contrariamente a las ideas que comenzaban a desarrollarse en aquel entonces, particularmente en la izquierda holandesa;
• la naturaleza capitalista del régimen existente en Rusia (aún si el término no es explícitamente usado en el artículo) y el rechazo de cualquier política de “defensa de la URSS” por parte del proletariado;
• el necesario carácter mundial de la revolución proletaria;
• la necesidad para la clase obrera de darse un partido basado sobre un programa claro y coherente, fracción más consciente de la clase, por necesidad una minoría, que no puede sin embargo sustituir a la clase en la toma del poder, y que solo puede ser creado en un momento de ascenso de la lucha revolucionaria y no en un período de derrota, como los voluntaristas del trotskysmo y el “bordigismo” pudieron creerlo.
Estos puntos forman el eje alrededor del cual la Corriente Comunista Internacional se ha constituido. Ellos evidencian la continuidad existente entre el movimiento revolucionario que se desarrolla hoy y el movimiento en el pasado, marcando la unidad histórica de la lucha proletaria después del terrible período de contrarevolución, el cual estamos dejando atrás.
Un gran número de tendencias “modernistas” rechazan esta continuidad. Estas tendencias quieren “innovar” . Pero hoy, rechazando el pasado, ellos también se privan de cualquier futuro (en el campo proletario, al menos). Por nuestra parte, entendemos que podemos ir más allá de las enseñanzas de la izquierda comunista comenzando con ellas y no rechazándolas. Este es el porqué nos reclamamos resueltamente de una continuidad con la izquierda comunista.
CAUSAS ECONOMICAS
Para poder llegar a las causas esenciales del fascismo, es necesario considerar los cambios estructurales que han tenido lugar en décadas recientes en el capitalismo. Para los primeros años de este siglo el capitalismo aún se estaba desarrollando en una forma progresiva en la cual la competencia entre capitalistas privados o las compañías accionistas actuaban como una fuerza motriz del proceso económico. El crecimiento más o menos regular de la productividad era fácilmente absorbido por los nuevos mercados abiertos durante el período de colonización por las potencias imperialistas. La forma de organización política correspondiente a esta estructura atomizada del capitalismo fue la democracia burguesa, la cual permitió a los diferentes estratos capitalistas regular sus intereses contradictorios de la manera más apropiada. Las condiciones prósperas del capitalismo permitieron garantizar a los obreros ciertas concesiones políticas y económicas y creó dentro de la clase obrera las precondiciones para el reformismo y la ilusión de que el parlamento podía servir como un instrumento de progreso para la clase obrera.
La posibilidad de una acumulación de capital siempre creciente, la cual se había manifestado durante esta fase inicial, llegó a su fin cuando la competencia entre capitales nacionales se hizo mucho más intensa debido al agotamiento de nuevos territorios susceptibles de ser conquistados por la expansión capitalista. Estas rivalidades causadas por la restricción de mercados condujo a la Iª guerra mundial. Las mismas condiciones también iniciaron la transformación de la estructura capitalista hacia la concentración progresiva de capital bajo la dominación del capital financiero. La guerra y sus consecuencias aceleraron el proceso. La inflación en particular, por llevar al desposeimiento a las clases medias, permitió el desarrollo del capital monopolista a gran escala: la organización del capital en grandes trusts y cárteles, horizontal y verticalmente, los cuales comenzaron a extenderse más allá de las fronteras nacionales. Los diferentes estratos del capitalismo (financiero, industrial, etc.) perdieron su carácter particular y fueron absorbidos en un bloque uniforme de intereses.
Como la esfera de influencia de estos trusts y carteles comenzó a ir más allá de la estructura de los estados nacionales, el capitalismo se vio forzado a influenciar las políticas económicas del estado de una forma más acelerada. La ligazón entre los órganos de los intereses económicos capitalistas y el aparato estatal crecieron juntos, y el rol intermediario del parlamento se hizo cada vez más superfluo.
Frente a esta estructura, el capitalismo puede prescindir del parlamentarios, el cual subsiste, en un primer periodo, bajo la forma de una fachada tras la cual se oculta la dictadura del capital monopolista. Sin embargo, este parlamentarismo sigue prestando sus servicios a la burguesía, pues proporciona a la dictadura del capital una base política por medio de la cual ésta pudo mantener vivas las ilusiones reformistas en las masas proletarias. La agravación de la crisis mundial, la imposibilidad de obtener nuevos mercados, gradualmente llevó a la burguesía a perder todo interés en mantener la fachada parlamentaria. La dictadura abierta y directa del capital monopolista vino a ser una necesidad para la burguesía misma. El sistema fascista se mostró como la forma de gobierno mejor adaptada a las necesidades del capital monopolista. Su organización económica es la más capaz de ofrecer una solución a las contradicciones internas de la burguesía, pues su contenido político permite a la burguesía encontrar nuevas bases de soporte, remplazando el reformismo, el cual se ha revelado cada vez menos capaz de sostener las ilusiones de las masas.
CAUSAS SOCIALES
La imposibilidad de la burguesía para mantener su base política en el reformismo deriva de la intensificación de los conflictos de clase entre la burguesía y el proletariado. Desde la guerra el reformismo en Alemania no ha sido más que un juego estéril. Cada día la clase obrera alemana pierde un poco más de lo que queda de las “conquistas” del reformismo. El prestigio del reformismo a los ojos de las masas sobrevive solo por su poderosa organización burocrática. Pero los ataques más recientes contra el nivel de vida de los obreros, los cuales los han hundido en la más terrible miseria, ha socavado rápidamente la influencia del reformismo en las masas obreras y ha revelado los antagonismos entre el proletariado y la burguesía.
Paralelo a este proceso dentro de la
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