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CUARTO DEL RESCATE


Enviado por   •  14 de Diciembre de 2011  •  3.593 Palabras (15 Páginas)  •  657 Visitas

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EL CUARTO DEL RESCATE DE ATAHUALPA

APROXIMACIONES ARQUEOLÓGICAS

Idilio Santillana Valencia

Universidad de San Cristóbal de Huamanga

INHALTSANGABE

Der Autor beleuchtet im vorliegenden Beitrag die Geschichte des Hauses und des Raumes in Cajamarca, wo der letzte Inka - Atahualpa - von Francisco Pizarro im Jabre 1532 gefangengehalten wurde. Der Leser findet die Resultate intensiven Quel lenstudiums und vor allem archäologischer Feldforschungen an Ort, ausgeführt im Februar 1982 SUMMARY

The author presents the results of archeological investigation in the ‘Room of Atahualpa’s Ransom’ in Cajamarca and, to introduce this thema, describes the historico-architectural context of the building, now en important relic of Inca influence in Cajamarca.

SUMARIO

El autor presenta los resultados de trabajos arqueológicos realizados en el ‘Cuarto del Rescate de Atahualpa’ en Cajamarca y a manera de introducción revela el contexto histórico-arquitectónico del edificio, reliquia de la Cajamarca incaica.

Si bien es cierto que la información existente sobre 1a sociedad Inka es amplia, la bibliografía arqueológica es limitada y muy escasa cuando particularmente acudimos a la información arqueológica que trate sobre la ocupación Inka fuera del área cusqueña, como es el caso de Cajamarca (Tello 1941; Reichlen 1949; Ravines 1976).

Por otro lado, si bien el Estado Inka al procurar ensanchar su dominio sobre las naciones del mundo andino recurrió principalmente a formas militares que permitió la entrada rápida y en profundidad a los territorios deseados, la consolidación del poder — para superar los problemas económico-sociales yacentes — fue posible gracias al uso de antiguos “métodos de incorporación y de gobierno” que Estados andinos pre-inkas habían utilizado (Murra 1978:927).

Evidentemente, la expansión del Estado cusqueño obedeció a necesidades que su estrategia política de gobierno requirió cada vez más para satisfacer necesidades estatales y étnicas. Estos recursos tenían que ser conseguidos más allá del área nuclear cusqueña, en regiones periféricas donde podía desarrollarse una agricultura extensiva e intensiva, ampliar el acceso a rebaños y a la fuerza de trabajo humano. De esta manera, se asimilaron inmensas regiones a lo largo de más de 2,500 Kms que conformaron el Tahuantinsuyo, logrando una complementaridad económica diversa para los fines del poder central (Llagostera 1977; Murra 1978).

El mecanismo de control a estas regiones asimiladas al imperio se lograba, entre otras formas, gracias al asentamiento compulsivo de ciudades-estado tales como Pumpú, Huánuco Pampa y Cajamarca.

A todos estos centros urbanos se trasplantó un conjunto de instituciones religiosas, político-administrativas y económico-sociales que tenía el Cusco, construyéndose edificios públicos, militares y religiosos, además de los residenciales.

Las descripciones de los soldados-cronistas que asaltaron Cajamarca en 1532, nos indican que ésta fue una de las ciudades provinciales políticamente estratégicas y de gran importancia económica, donde se había asentado la nobleza real y un aparato burocrático militar, pues “Ganada y conquistada esta provincia de Caxamarca por los incas...la tuvieron en mucho y mandaron hacer en ella sus palacios y edificaron templo para el servicio del sol, muy principal, y había numero grande de depósitos”. (Cieza [1553] 1973: Cap. LXXVII: 188). Esta estructura social asentada se complementaba con la concentración étnica circundante, logrando un hinterland económico de grandes proporciones tanto en la producción de tejidos (Murra 1978:111) como en la producción agrícola, lo que permitió el aprovechamiento de diversos productos para los fines del Estado. Esta misma estructura económica, aunque con objetivos distintos y variantes en su mecanismo interno, continuó funcionando durante la colonia (Vásquez de Espinoza 1948, Cap. 7:374; Silva Santisteban Ms.)

Al ser la ciudad de Cajamarca el primer núcleo urbano septentrional inka que invadieron los españoles, uno de los asentamientos tipo de poder y, sobre todo, al ser posada del Inka Rey al momento de la invasión, los soldados escribientes de esta jornada tuvieron cierto cuidado e interés en anotar no sólo los hechos de sangre que se registraron en la fatídica tarde de noviembre, sino también en registrar algunas de las características de la naturaleza circundante (Xerez [1534] 1968) y el conjunto de edificios, calles, plaza, etc. que conformaban la ciudad inka (Pizarro P. [1571]1968; Estete [1535]1978; Mena[1534]1968; Xerez[1534]1968, entre otros).

ESTRUCTURA Y CONTEXTO HISTORICO

Dentro de este marco de entendimiento hubo un edificio, el único que queda en pie, que con el tiempo sobrepasó su importancia como tal y, en algunos casos, como símbolo traumático de la conquista. Este edificio es el hoy llamado “Cuarto del Rescate de Atahualpa”.

En la descripción de los cronistas encontramos que algunos de ellos detallan específicamente el “Cuarto del Rescate” como tal (Pizarro H. [1533]1969:31; Mena [1534]1968:88; Pizarro P. [1571]1968:288).

Otro cronista, Miguel de Estete, hace una referencia del recinto no sólo en términos de su probable uso final a que fue destinado, es decir como prisión de Atahualpa, sino indica la posible función a que estaba destinado en la época inka. (Estete [1535]1938:225).

En los primeros años de la segunda década del siglo XVII, el cronista Vásquez de Espinoza llega e Cajamarca y nos presenta la más completa información sobre la ciudad. Nacería allí según el Dr. Fernando Silva Santisteban, la tradición en la que el recinto en referencia adoptaría los atributos como el “Cuarto del Rescate de Atahualpa”. (Vásquez de Espinoza; 1948.Cap.7:375).

Por otro lado, a partir del siglo XVII este recinto se conoce también como la “Casa del Cacique” o “Casa de Astopilco”, porque después de los sucesos de Cajamarca fue habitada por los Astopilco, iniciando esta posesión don Pedro Angasnapón, el “primer propietario”.

Informaciones posteriores sobre este recinto se encuentran en las apreciaciones eruditas de ilustrados viajeros de los siglos siguientes (Lecuanda [1794]1965; Humboldt [1803]1876; Middendorf [1895]1974; Wiener 1880). Pero, además de las descripciones de los cronistas y viajeros, en los últimos tiempos

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