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Caudillismo En Venezuela

sanblas14 de Octubre de 2012

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Caudillismo

José Antonio Páez

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El término caudillismo ha sido considerado en las distintas interpretaciones realizadas por las diferentes disciplinas sociales como un rasgo característico del siglo XIX latinoamericano. Se trata de un fenómeno complejo cuyas manifestaciones difieren de acuerdo a las especificidades históricas, políticas, sociales y económicas de cada realidad y respecto a las diferentes expresiones que adquiere la actuación de cada caudillo en particular. Sobre el tema hay abundante bibliografía y se han llevado a cabo análisis teóricos y explicaciones de carácter general para toda América Latina y estudios específicos por regiones o países con la finalidad de conceptualizar el fenómeno y establecer generalizaciones acerca de sus causas y efectos. No obstante, se puede afirmar que no existe una definición ni una explicación única, ya que se trata de un problema que sigue siendo objeto de discusión y sobre el cual se mantienen las más diversas interpretaciones. En el caso venezolano la mayor parte de la bibliografía ha estado orientada fundamentalmente a discutir los problemas teóricos asociados con el tema, se ha procurado establecer interpretaciones cuyo objetivo es abordar el origen y fundamentos de la existencia del caudillismo, las causas de su desarrollo y los aspectos determinantes de su evolución; se han trazado definiciones y generalizaciones de diverso tipo, las cuales se presentan como válidas para todo el siglo XIX e incluso para períodos posteriores; pero además, el concepto ha sido utilizado de manera indiscriminada para caracterizar los más disímiles liderazgos y las más diversas situaciones y procesos históricos, llegándose a establecer valorizaciones negativas del fenómeno mediante las cuales se ha interpretado el siglo XIX venezolano como un período anárquico y carente de realizaciones en virtud de la presencia y predominio del caudillismo. Los diferentes usos del término, así como la carga valorativa que se le ha adjudicado, ha originado una enorme ambigüedad y confusión en el uso de esta categoría, contribuyendo a desdibujar su especificidad como un fenómeno histórico correspondiente a un determinado tiempo y a unas condiciones particulares de nuestro pasado. En esta oportunidad pretendemos ofrecer una definición que sirva de guía para la comprensión del problema. Nos interesa, además, ofrecer una breve exposición de los aspectos que determinaron su existencia, así como algunas de sus manifestaciones históricas más representativas a lo largo del siglo XIX hasta su extinción como elemento predominante del sistema político venezolano en la primeras décadas del siglo XX.

Definición y características

Una definición útil del término caudillo es la que ofrece Domingo Irwing, quien ubicándolo en el contexto político venezolano del siglo XIX, dice que «...es un jefe, guerrero, político, personalista con un área de influencia directa, cuando más regional, jefe de grupo armado, especie de ejército particular el cual emplea como elemento fundamental de su poder». Estos serían los rasgos fundamentales del fenómeno, una jefatura política personalista basada en el control de una hueste armada que obedece a sus designios y que determina su capacidad de negociación en la disputa por el poder, al margen de los principios y normas de un marco institucional, a lo que podría agregarse la posesión de ciertas cualidades personales que sostienen su autoridad carismática. El caudillo, continúa Irwing, no es solamente un jefe guerrero y político, sino además lo que caracteriza su actuación es el personalismo. Su beneficio personal estará siempre por encima del bien común; su ambición de poder no reconoce límites institucionales ni credos políticos. El caudillo acepta una situación política siempre y cuando ésta no lesione sus intereses particulares, no afecte su condición de jefe personalista ni disminuya su carácter de jefe guerrero y político. Su área de influencia es local. En virtud de las condiciones geográficas, espaciales y demográficas de la Venezuela decimonónica, es en la localidad donde el caudillo constituye su pequeño ejército y donde surgen las redes de lealtades que sustentan la hegemonía que le permite ejercer su jefatura guerrera, política y personalista. En algunos casos la esfera de influencia del caudillo puede ser más amplia y alcanzar una región o incluso darse el caso de caudillos nacionales cuya hegemonía es reconocida en buena parte del país como consecuencia de acuerdos políticos entre varios de ellos, lo que no representa, en ningún caso, el control de las huestes y lealtades de los caudillos que participan del acuerdo, ya que la forma en que se ejerce esta particular modalidad de poder es piramidal, tal como lo plantea Diego Bautista Urbaneja en su estudio «Caudillismo y pluralismo en el siglo XIX venezolano». Según apunta Urbaneja, cada caudillo estaría en el vértice de la pirámide, siendo la base su clientela personal; esta clientela obedece sólo a un caudillo, quien puede llegar a acuerdos o negociaciones con otros pero ello no implica que sus huestes obedezcan o se plieguen a los requerimientos de otro jefe, ya que se trata de relaciones de poder intransitivas.

El caudillismo sería el sistema o forma de organización política en la cual las bases efectivas del poder están determinadas por la acción de los caudillos. Se trataría, entonces, de un sistema político en el cual los caudillos son la figura protagónica esencial, constituyéndose en los factores que hegemonizan la toma de decisiones y a través de quienes se ejecutan los mecanismos reales del ejercicio del poder de manera ajena a la institucionalidad del Estado y a las normas establecidas de manera formal. Se trata de una modalidad de poder pre-estatal, donde las relaciones clientelares, el compadrazgo y la ausencia de un ejército regular favorecen el predominio de los caudillos como figuras estelares del sistema político.

Factores que determinaron su surgimiento y desarrollo

En la historiografía venezolana existen diversas interpretaciones que han pretendido explicar las causas de su surgimiento. En un comienzo las más difundidas fueron las tesis elaboradas por los autores positivistas, las cuales interpretaban el hecho como el producto de las condiciones geográficas y de las características étnicas de la sociedad venezolana (José Gil Fortoul) o de la confrontación entre las castas (Laureano Vallenilla Lanz). Más tarde, desde el marxismo, el fenómeno se explicó como el producto de las características de la economía venezolana cuyo rasgo determinante, el latifundismo, habría propiciado el surgimiento y consolidación del fenómeno (Carlos Irazábal). Recientemente se puede decir que existe relativo consenso al considerar que la presencia de los caudillos y del sistema caudillista en Venezuela debe asociarse a una multiplicidad de factores, todos ellos en estrecha relación, entre los cuales vale la pena destacar los siguientes: 1) La tradición autonomista de las provincias desde la época colonial y el fuerte arraigo de las instancias de poder local -los ayuntamientos- lo cual favoreció el sentimiento localista y el desarrollo de liderazgos enfrentados al poder central como fundamento de la acción caudillista. 2) La dificultad de establecer un poder central capaz de imponer su autoridad en todo el territorio, lo cual propició el surgimiento y consolidación de factores de poder local. 3) La falta de integración nacional como consecuencia de la desintegración territorial, las dificultades de comunicación y el lento establecimiento de un mercado interno; todo lo cual acentuaría las fuerzas disgregadoras y el predominio de las tendencias localistas. 4) La ausencia de clases sociales poderosas, capaces de adelantar un proceso de ordenamiento y control de la sociedad de acuerdo a sus intereses y de consolidarse como factor hegemónico en la construcción de un Estado Nacional. 5) La ausencia de una institución militar de carácter nacional como factor de control y sometimiento de las distintas opciones de poder lideradas por las huestes armadas de los caudillos que se disputaban el poder. 6) La dificultad del modelo económico de generar los excedentes económicos capaces de propiciar el fomento de las fuerzas productivas y el crecimiento sostenido para favorecer la ejecución del proyecto liberal y de estructurar un Estado Nacional. A esta serie de factores puede añadirse la tesis de la indisciplina social planteada recientemente por Gastón Carvallo. Según este autor el largo desarrollo de la Guerra de Independencia, al familiarizar a gran parte de la población con la violencia y con una situación en la cual se hacía patente la existencia de un vacío de poder producto del proceso de disolución del orden social que trajo aparejado la ruptura del vínculo colonial, dio lugar a un proceso en el cual se fracturó la disciplina social de la época colonial sin que se lograra establecer un equivalente republicano, lo cual actuaría también como un elemento que reforzó el caudillismo. Se trata, pues, de un fenómeno en el cual intervienen los más disímiles factores y cuyas manifestaciones históricas varían durante el siglo XIX dependiendo de la fuerza y magnitud con que se plasma la presencia de los caudillos en la realidad venezolana de esos años para determinar, en mayor o menor grado, su nivel de beligerancia en el sistema político. Con esto lo que queremos enfatizar es que, si bien el caudillo es una figura que se mantiene presente en la realidad venezolana desde la Guerra de Independencia y luego de finalizada ésta, su acción varía a lo largo del siglo XIX de acuerdo a su impacto sobre el sistema político venezolano. Es decir, la presencia

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