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Como La Lucha


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  511 Palabras (3 Páginas)  •  171 Visitas

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Han pasado 130 años desde la muerte de Carlos Marx. Pero, ¿por qué debemos conmemorar a un hombre que murió en 1883? A principios de 1960, el entonces primer ministro laborista Harold Wilson declaró que no hay que buscar soluciones en el cementerio de Highgate (donde se encuentra enterrado Carlos Marx) ¿Y quién puede estar en desacuerdo con eso? En el cementerio antes mencionado sólo se puede encontrar viejos huesos y polvo, y un monumento de piedra bastante feo.

Sin embargo, cuando hablamos de la importancia de Carlos Marx hoy, no nos referimos a los cementerios, sino a las ideas: ideas que han resistido la prueba del tiempo y que ahora han emergido triunfantes, como incluso algunos de los enemigos del marxismo se han visto obligados a aceptar a regañadientes. El colapso económico del 2008 demostró quién estaba anticuado, y ciertamente no era Carlos Marx.

Durante décadas, los economistas no se cansaban de repetir que las predicciones de una depresión económica de Marx eran totalmente obsoletas. Se suponía que eran ideas del siglo XIX, y aquellos que las defendían fueron tachados de dogmáticos incurables. Pero ahora resulta que son las ideas de los defensores del capitalismo las que deben ser relegadas al basurero de la historia, mientras que Marx ha sido completamente vindicado.

No hace mucho tiempo, Gordon Brown proclamó confiadamente "el fin del ciclo económico de auge y recesión". Después de la crisis de 2008 se vio obligado a comerse sus propias palabras. La crisis del euro muestra que la burguesía no tiene idea de cómo resolver los problemas de Grecia, España e Italia, que a su vez ponen en peligro el futuro de la moneda común europea, e incluso de la propia Unión Europea. Esto puede fácilmente ser el catalizador de una nuevo recesión a escala mundial, que será aún más profunda que la crisis de 2008.

Incluso algunos economistas burgueses se ven obligados a aceptar lo que se está volviendo cada vez más evidente: que el capitalismo contiene en sí las semillas de su propia destrucción; que es un sistema anárquico y caótico caracterizado por crisis periódicas que destruye el empleo y provoca inestabilidad social y política.

La cuestión con la crisis actual es que se supone que no tenía que haber sucedido. Hasta hace poco la mayoría de los economistas burgueses creían que el mercado, si se lo dejaba a su libre albedrío, era capaz de resolver todos los problemas, equilibrando mágicamente la oferta y la demanda (la "hipótesis del mercado eficiente"), de modo que nunca podría haber una repetición de la crisis de 1929 y de la Gran Depresión.

La predicción de Marx de una crisis de sobreproducción había sido relegada al basurero de la historia. Los que todavía se adherían a la visión de Marx de que el sistema capitalista estaba desgarrado por contradicciones insolubles y contenía dentro de sí las semillas

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