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Construcción del palacio de Bellas Artes

KevinValdezDocumentos de Investigación10 de Noviembre de 2015

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Valdez Loredo Kevin Andrés                                                3083313543

Treinta años en busca de la modernidad. Lectura artística y urbana sobre la construcción del palacio de Bellas Artes

Introducción

A lo largo de la historia mexicana, uno de los discursos más recurrentes que vamos a encontrar, es la idea de la modernidad, un concepto que se viene arrastrando formalmente desde las Leyes de Reforma, no obstante, si abogamos por materia de planes de desarrollo político, económico, industrial, es con la llegada de Porfirio Díaz al poder que se asienta de una manera más formal, la idea de la modernización.

Dentro del proyecto de modernidad porfiriana, resalta la introducción de industrias, la implementación de vías ferroviarias, instalación de luz eléctrica, telégrafos, y la modernización de las principales ciudades[1], sobre todo de la capital, esto lo podemos observar  en las fachadas de los edificios y en el desarrollo urbano de lo que hoy conocemos como el Centro Histórico de la Ciudad de México. Este proyecto de modernidad aplicaría de igual forma en el arte, ya que de igual forma se buscó la renovación de las corrientes artísticas, se buscaba dejar atrás el pasado mexicano barroco (cosa que fue imposible, ya que el barroco más que ser una corriente artística, en Latinoamérica se volvió un estilo de vida) y voltear hacia la modernidad, que en la caos del arte, se comienza a desarrollar en talleres europeos, la producción arquitectónica de varias instituciones y edificaciones, teniendo como referente artístico el Art Nouveuau.[2]

En México, uno de los exponentes que tenemos del Art Nouveau, es sin duda alguna el palacio de Bellas Artes, puntualizando, la fachada entera de esta construcción. Como se mencionó, la modernidad a la cual aspiraba Díaz no solo quedaría en el ámbito político, económico e industrial, la modernidad que se buscaba de igual forma aflorará en el arte, y es Bellas Artes y su fachada lo que nos brindarán este discurso de modernidad, más no obstante, no es lo único que bien podemos resaltar como parte de este discurso.

Un discurso bien construido, debe tener una estructura sólida, más si se habla en el ámbito artístico, en el cual uno debe de poder vislumbrarlo de forma visual, en el caso de las artes plásticas. El hecho de mandar a construir el Palacio de Bellas Artes, no solo era implantar la modernidad a través del discurso estético y visual, sino que también hay que tomar en cuenta la zona en la cual se construirá, tomando en cuenta múltiples factores, siendo, por mencionar algunos, la zona de injerencia, el nivel socio-económico de la población, entre otras aspectos más de urbanismo.

Por lo tanto, el presente trabajo tiene como finalidad, el realizar la lectura del discurso de la modernidad a través de la planificación y construcción del Palacio de Bellas Artes en los años de 1904 a 1934 (año en el cuál se inaugura), siendo el espacio Histórico a analizar lo que se llamó “La Antigua Ciudad de México”[3].

Para poder realizar el presente trabajo, se tomaran en cuenta lo siguiente rubros a analizar: se realizará una lectura a la fachada principal, analizando las esculturas que la adornan, como el material que fue utilizado, con esto, se puede realizar tanto una lectura alegórica del mensaje que plantean las esculturas que adornan la fachada principal, como también se obtendrá un discurso económico que de igual forma va de la mano con lo que es el discurso de la modernidad. A su vez, se justificará con base en estudios de historia urbana, la localización y construcción de este edificio y la localidad que fue selecta para dicha acción. Por lo tanto, para este trabajo se manejará una metodología ecléctica, que será la lectura de la fachada y el discurso urbano, lo cual nos brindará el discurso de modernidad.

Para poder sustentar este trabajo, se abogará a lo ya dicho por historiadores del arte e historiadores urbanos en cuanto al desarrollo artístico, la construcción de Bellas Artes, y el desarrollo urbano. Raquel Tibol y su obra Historia General del Arte mexicano[4] enuncia el desarrollo artístico de la nación mexicana, brindando un contexto histórico y aplicándolo en la producción del arte.

Enrique Espinoza López, en Ciudad de México. Compendio cronológico de su desarrollo urbano 1521-1980[5], nos habla del desarrollo urbano dentro del lapso de tiempo a estudiar, enunciando los principales problemas que enfrentaba la sociedad previo, durante y después de los movimientos armados, y cómo es que se enfrentaron los problemas de salubridad y traza urbana, ampliando así la urbe.

Víctor Jiménez Alejandrina Escudero en su obra El palacio de Bella Artes. Construcción e Historia,[6]nos relata cual fue el proceso de construcción y las dificultades que enfrentó, a la vez de que brinda el contexto histórico de este mismo, desde su planificación original hasta el producto final que conocemos como el Palacio de Bellas Artes, previamente conocido como Teatro Santa-Anna.

Antes de pasar a cerrar esta introducción, presento el esquema de cómo va estar organizado el contenido del trabajo, comenzando con lo que es el desarrollo, construcción e historia de bellas artes, pasando posteriormente a contextualizar y puntualizar el desarrollo urbano de la ciudad para que en el siguiente apartado se realice la lectura del discurso de modernidad, aplicándolo primero en el palacio de Bellas Artes, posteriormente en la urbanización, para así poder conjugar amabas lecturas y llegar al meollo del asunto. Con esto cierro la introducción del presente trabajo y progreso a iniciar con la construcción de Bellas Artes.

Capítulo I. Modernidad Visual, el Palacio de Bellas Artes

Corre el año de 1905, Porfirio Díaz llega a la zona de construcción de lo que será el nuevo teatro nacional, una vez ahí, coloca lo que será la primera piedra de este edificio, lo cual es un tanto paradójico ya que la construcción había arrancado ya hace un año atrás. El palacio de Bellas Artes, cuyo nombre del proyecto original era el teatro de la ciudad México, arranca su construcción hacia el año de 1904 bajo la dirección de la casa e trabajos de Chicago Mililiken Brothers, lugar donde el arquitecto italiano Adamo Boari trabajaba realizando ya diferentes proyectos arquitectónicos.[7]El arquitecto italiano se supone tenía un plazo de cuatro años  para poder realizar este proyecto, no obstante es aquí cuando comienzo la contextualización de los 30 años de dificultades técnicas que tuvo que afrontar esta construcción.

Previo a uno de los más grandes inconvenientes que llegará en 1910, Boari afronta una serie de problemas de índole económicos que iban de la mano con la serie de hundimientos que sufre el palacio de Bellas Artes desde el año de 1907[8], motivo técnico por el cual realmente se frena la construcción de la obra múltiples veces.

Dentro del intervalo en el cual Boari trabajo en la construcción, que fue hasta 1916, la obra se frena en 1912 paulatinamente, tanto por los factores técnicos de los constantes hundimientos, como por lo que fue el arranque de la revolución mexicana dos años atrás. Boari logró trabajar lo más que pudo en la obra, dejándola inconclusa en el año en el cual tiene que salir de México 1916. A partir de este año la obra se verá frenada y abandonada hasta el año de 1919,[9] entre este año y 1928, el gobierno intenta avanzar y no dejar varada la construcción, realizando modestos avances en este lapso de poco más de 20 años. Terminado lo que fue le fachada, más no los interiores de este edificio.

Hacia el año de 1932, el arquitecto mexicano Federico Mariscal[10] toma el proyecto en sus manos, y es hasta dos años después que logra culminar esta edificación, trabajando los interiores con el estilo artístico del Art Decó[11], concluyendo al construcción del teatro nacional, que a la vez, albergará  dos diferentes museos con el paso de los años.

Como se puede apreciar, el palacio de Bellas Artes enfrentó tres diferentes periodos de construcción, recayendo muchos problemas para poder finalizar la obra en el primer ciclo de Boari, enfrentando el hundimiento de la construcción por su pesadez,  y en el segundo ciclo, donde si bien Boari tuvo que enfrentar los comienzos del movimiento revolucionario, en este ciclo se afronta todo lo que fue la lucha armada, siendo esta uno de los más grandes frenos que tuvo que afrontar el palacio de Bellas Artes. Ahora, lo previamente mencionado sirve como introducción hacia lo que es el contexto histórico de Bellas Artes, ya que se puede hondar más en el tema de la construcción y los  materiales de Boari (ya que a través de esto podemos identificar el discurso d la modernidad en el ámbito económico y sirve para contextualizar a la misa construcción), como también la forma en la cual afronta el hundimiento, y cómo es que posteriormente, se verá afectada la construcción con los movimientos armados, que al final del día en este ciclo se logró concluir la fachada de esta construcción.

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