Cronologia De La Vida De Juarez

Mi nombre Benito Juárez García.

Nací el 21 de marzo de 1806, en una pobre casa de adobe y teja, en el pueblecito llamado San Pablo Guelatao, Distrito de Ixtlán, Estado de Oaxaca.

Mis padres fueron: Marcelino Juárez y Brígida García.

Cuando solamente tenía tres años, mis padres murieron, por lo que quedé huérfano, siendo mis compañeros de infancia la pobreza y la orfandad, busqué entonces refugio para mi sostén y educación, en el hogar de mi tío Bernardino, hombre de escasos recursos, púes solamente contaba con un pequeño rebaño de ovejas y un solar junto a la laguna que llamaban “encantada”.

Al entrar a vivir a casa de mi tío, me encargué del cuidado del rebaño, convirtiéndome por ese hecho en cuidador de ovejas.

Desde pequeño le tuve gran amor al estudio y gran necesidad de saber, por lo que busqué la manera de empezar a instruirme sin dejar de cumplir mi obligación diaria.

Todos los días antes de salir al campo a cuidar los corderos, iba a una escuela particular que había en el pueblo, cuando salía de la escuela volvía a mi ocupación diaria de cuidar a los borregos, viví en la soledad apacible del campo y en contacto diario con la naturaleza.

Recuerdo que al dirigirme al campo con los corderos, encontré a unos de los pocos amigos que tenía y me puse a platicar con ellos y durante ese rato, aparté la atención del cuidado del rebaño, lo que aprovecharon los animales para meterse a una propiedad ajena, causando un mal a todo el sembradío.

Tan luego como me di cuenta de todo ello comprendí que mi tío me impondría un castigo brutal. Entonces a la edad de doce años sin vacilar, resolví librarme de tal castigo huyendo; y en el mismo instante emprendí el camino solo y a pie, a caminar catorce leguas de camino montañoso hacía la ciudad de Oaxaca.

Me detuve varias veces pensativo, porque había una lucha en mi interior. Mi corazón me inclinaba a volver a mi pueblo, a la casa donde había hallado albergue, pero la razón me indicaba que mi futuro no era el de cuidador de rebaños, sino de aprovechar la ocasión de realizar mi instrucción que otros niños habían alcanzado.

A la edad de doce años llegué sin novedad a Oaxaca, me dirigí a ver a mi hermana mayor llamada Josefa, quien trabajaba como criada de servicio de la familia de Don Antonio Maza, caballero de origen genovés.

Al poco tiempo fui admitido como sirviente y para recibir enseñanza, en casa de Don Antonio Salanueva, hombre religioso y lleno de bondad, quién me dio alimentación, protección afectuosa, enseñanza de lectura y escritura, principios de gramática y aritmética, así como una educación moral que mucho me sirvió para desarrollar y consolidar la honradez que fue modelo que rigió todos los actos de mi vida.

Después el padre Salanueva, me convenció de ingresar al Seminario Conciliar de Oaxaca, donde aprendí latín,

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