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Enviado por   •  6 de Julio de 2013  •  1.444 Palabras (6 Páginas)  •  459 Visitas

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Técnicas de la pintura colonial

El desarrollo de las técnicas artísticas en la región de los Andes, durante la época colonial, fue de gran importancia para la labor evangelizadora emprendida por la Corona española durante el largo proceso de colonización material y religiosa del Nuevo Mundo. La pintura estaba dedicada a temas religiosos: ángeles, vírgenes, santos, que se presentan en el marco de esta exposición.

Estos temas son interesantes no solamente desde el punto de vista estético, sino también por las técnicas y la iconografía utilizadas para representarlos. Fueron objeto de investigaciones históricas, de críticas de arte y sirven de inspiración a pintores bolivianos contemporáneos como Raúl Lara, Mario Conde o Carmen Alvarez.

A fines del siglo XVI y a principios del XVII, nació en los Andes una interpretación original de los modelos europeos. Las razones de este cambio fueron analizadas desde diferentes puntos de vista. La amplia difusión del arte en el Virreinato del Perú debe ser considerada en el marco del proceso de evangelización emprendido por España. Incialmente, los temas religiosos eran ajenos al mundo místico de los indígenas, pero fueron progresivamente integrados a él, creando un paralelo con las creencias de los últimos.

Recurrir a técnicas artísticas desconocidas hasta entonces en esta región constituía un método de evangelización importante: pintura en caballete, escultura policroma, pintura en metal y en madera, frescos... El arte era utilizado como un medio visual de adoctrinación de los indígenas y con este fin, hacía falta cientas de pinturas y esculturas. Se construyeron iglesias a lo largo del nuevo territorio y fueron decoradas con obras que reflejaban el mundo espiritual y artístico europeo. Esta inmensa tarea implicaba el desarrollo de técnicas nuevas adaptadas a la realidad de las diferentes regiones de América.

Esta considerable producción se inició con la importación de obras de arte, esencialmente de España, Flandes e Italia. Pinturas, esculturas y grabados sirvieron de base a la introducción de temas y técnicas que serían seguidamente reproducidos en los principales centros urbanos del Virreinato, durante los tres siglos de la época colonial. No se limitaban a importar obras de arte, también se hacía venir desde Europa a artistas para que enseñaran y crearan los futuros talleres y gremios. En este contexto, la influencia de tres artistas italianos fue decisiva: Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro.

Ya en el siglo XIV, las técnicas de pintura habían alcanzado en Europa un alto grado de organización y perfección material. Los artistas trabajaban en corporaciones que garantizaban la transmisión del conocimiento según la tradición. Maestros y discípulos se dedicaban a la investigación: nuevos materiales, reacciones químicas, talla y secado de la madera, preparación y aplicación de las diferentes capas de pintura, translúcidos y otros descubrimientos que daban lugar a expertos en sus respectivos campos artísticos. La difusión de estas técnicas en América tropezaba con muchos obstáculos, debido a la ausencia de materiales y a los conocimientos limitados de su población. Los primeros años, los pintores trabajarían en madera y no en tela. En Europa, la madera preferida era el cedro y los artistas habían logrado perfeccionar técnicas especiales para su tratamiento. En América, debían trabajar con otros tipos de madera y estudiar la forma de tratarla, así como sus reacciones químicas antes de empezar a pintar. Para esto se necesitaba tiempo, pero la evangelización no podía esperar. Además, la región andina, que era la más poblada del Virreinato, estaba desprovista de madera, lo que favoreció el rápido desarrollo de las técnicas de pintura en tela y de los murales.

La pintura mural era realizada sobre un soporte de barro cubierto con varias capas de cal de diferente granulometría, y luego, de un fino revestimiento de enlucido sobre el que se aplicaba una última capa de pigmentos aglutinados con pegamento animal. Los muros servían entonces de base para pinturas de gran tamaño. Los ejemplos más característicos de esta pintura en Bolivia están en las iglesias de Curahuara de Carangas, Carabuco, Callapa y Tiahuanacu, donde encontramos obras de fines del Renacimiento, manieristas y barrocas.

La pintura al fresco fue menos utilizada. La encontramos únicamente en grandes centros urbanos como México y Lima. Esta compleja técnica supone, en efecto, una gran destreza y rápidez de ejecución, explicándose de esta forma el hecho de haberse difundido menos que la pintura mural. Esta última se desarrolló

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