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Democracia En Mexico


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2014  •  1.463 Palabras (6 Páginas)  •  187 Visitas

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La Democracia en México.

La organización política del Estado mexicano después de la independencia es una copia de la constitución estadounidense: Una República Federal con democracia representativa.

La democracia, en cuanto régimen de plena libertad política y de responsabilidad ciudadana, no existía, ni podía existir, en los comienzos de la independencia. El pueblo mexicano, acostumbrado a trescientos años en los que no tuvo voz ni voluntad propias, no podía súbitamente despertar a la vida democrática, aunado a la falta de experiencia política, de sensibilidad social y de educación, entre otros factores (ocupaban el poder en nuestro país) realistas e insurgentes, monárquicos y republicanos, federalistas y centralistas, liberales y conservadores, liberales puros y moderados, partidarios de la dictadura presidencial y enemigos de la misma, y el pueblo, con sus clases trabajadoras y clases medias, casi no participaba en esas luchas, Estas características permanecieron hasta 1867, cuando triunfó definitivamente la república y se instauraron las dictaduras constitucionales. En ese largo periodo, de cerca de medio siglo, la situación política del pueblo mexicano siguió siendo más o menos la misma: de espectador pasivo de las luchas juaristas, lerdistas, porfiristas.

No había partidos políticos bien estructurados y con programas definidos y prácticos, que expresaran el verdadero sentir del pueblo.

Durante los treinta años del porfiriato, el pueblo mexicano permaneció, más que nunca, al margen de la vida política.

Había "poca política y mucha administración". Los altos funcionarios de la federación eran designados, personalmente, por el presidente de la república, y lo mismo la mayoría de los gobernadores. Había, nominalmente, algunos partidos políticos, pero seguían siendo los mismos grupos organizados desde el poder; y en todas las elecciones triunfaba el partido oficial.

A la caída dl Díaz (1911), sobrevino en México un corto periodo, de verdadera democracia. Fue el periodo maderista, de 1911 a 1913. En ese periodo el pueblo mexicano pudo expresar libremente su voluntad y llevar a las cámaras del Congreso de la Unión a genuinos representantes suyos. Pero el brillo fue efímero. Pronto el traidor general Victoriano Huerta usurpó la presidencia de la república, mandó matar al presidente Madero y al vicepresidente Pino Suárez, y restauró las prácticas dictatoriales.

Contra Huerta se levantó Venustiano Carranza, en nombre de la legalidad. Otros caudillos revolucionarios surgieron por diversas partes: Villa, Zapata, Obregón. Al fin se impuso la facción carrancista y convocó al Congreso Constituyente de 1916. En 1917 se promulgó la nueva Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. En ella se proclamaba, en términos solemnes, que México era una república democrática, representativa y federal. Y se decía que "la soberanía reside esencial y originalmente en el pueblo". En esta época de lucha armada, el pueblo permanecía, como siempre, marginado. La lucha era entre las facciones revolucionarias.

Con la promulgación de la constitución de 1917 y la presidencia de Carranza hubo un cierto intento de orden constitucional y de vida democrática. En realidad siguió el predominio de los caudillos: primero fueron los del grupo sonorense, De la Huerta, Obregón y Calles; después, el de Michoacán, con

Lázaro Cárdenas. Calles, hábilmente, unificó a los diversos grupos políticos revolucionarios y les dio, en 1929, un partido oficial que los representara: el Partido Nacional Revolucionario. Y desde entonces ha seguido siendo el partido oficial, el partido del gobierno mexicano, aunque ha ido tomando diversos nombres a lo largo de más de 50 años de hegemonía.

A partir del gobierno de Manuel Ávila Camacho la revolución mexicana entró en una etapa de mayor tranquilidad e institucionalización, que ha perdurado hasta nuestros días.

La situación en México antes y después del 6 de julio de 1997

Hasta antes de 1988, el país tenía un sistema de partido prácticamente único, en el que el PRI ganaba más de 70 por ciento de los votos en la mayor parte del país. El pluralismo y la competencia llegaron a México, a sus ciudadanos, antes de que hubiera un sistema de reglas democráticas y una voluntad política de apertura y de reforma.

Así las elecciones de 1988, pasó a la historia como fraudulenta y se le recuerda por haberse caído el sistema de cómputo en ella perdió la coalición encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas compuesta por la izquierda mexicana frente al PRI, encabezada por Carlos Salinas En 1994 se hizo famoso el voto del miedo; en las elecciones estatales y municipales el país salió a votar de forma masiva (78 por ciento); ya no hubo un fraude burdo, pero sí una grave inequidad y una amplia desconfianza. Y para 1997, la votación fue copiosa.

Cuauhtémoc Cárdenas (PRD) gana la gubernatura del DF.

En 1989, un partido de oposición (PAN) ganó o se le reconoció el triunfo de una gubernatura (Baja California) de Ernesto Ruffo Appel. En 1994 las encuestas de salida coincidieron en los números. Durante las primeras horas de llegada de los resultados se expresaron actitudes republicanas como no se habían visto en México en toda su época moderna.

El presidente Zedillo, después de las 11 de la noche, emitió un discurso novedoso, que marca un punto y aparte, un buen inicio para empezar un cambio político de fondo en México.

“Durante años hemos sido críticos del poder y de las actitudes autoritarias del presidencialismo; por eso ahora

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