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Desde tiempos hipocráticos la relación médico paciente estuvo constituida por el encuentro de una confianza (paciente) con una conciencia (médico)


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2015  •  Biografías  •  2.761 Palabras (12 Páginas)  •  276 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Desde tiempos hipocráticos la relación médico paciente estuvo constituida por el encuentro de una confianza (paciente) con una conciencia (médico). En la actualidad, según lo planteó Lain Entralgo, es “un encuentro entre dos menesterosos, dos necesitados, uno que quiere curar y otro que quiere que lo curen”. Podemos definir entonces a la relación médico paciente, como un proceso, una relación tensa y conflictiva entre dos necesidades; la de curar y la de querer curarse.

Es claro que durante el desarrollo de la humanidad, el ser humano ha tenido la tendencia por mantener la salud y curiosear por los intrincados pero apasionantes fenómenos que intervienen en la enfermedad de los individuos. En ésta búsqueda los humanos  han sacado todo su ingenio para el estudio de las patologías del corazón, inicialmente, se carecía del famoso, clásico y reconocido instrumento del médico: el estetoscopio. Sin él,  el estudio de los sonidos provenientes  del corazón tenía irremediablemente que hacerse apoyando la oreja sobre el pecho del paciente. Dicho método se conoce como auscultación inmediata y se desarrolló desde tiempos hipocráticos.

Hipócrates había hecho descripciones sobre los hallazgos de la auscultación describiendo los estertores asociados al edema pulmonar como "“vinagre hirviendo”. Posteriormente WILLIAM HARVEY, en su obra DE MOTU CORDIS en 1628, no solo describe que la función principal del corazón era bombear sangre a través de venas y arterias, sino que también realizó la primera descripción de los sonidos cardíacos; ROBERT HOOKE (1635 a 1703) fue el primero en entrever la importancia de la auscultación como medio para descubrir problemas internos al cuerpo humano, y en 1715, JAMES DOUGLAS realizó la primera asociación entre sonidos cardíacos y condiciones patológicas. Todas estas descripciones basadas única y exclusivamente en apoyar o acercar la oreja sobre el pecho de los pacientes.

Hasta que apareció René Laennec el inventor del estetoscopio, un instrumento que se interponía entre el paciente y el médico, inició los métodos diagnósticos y transformó la práctica de la medicina. Complementó el método tradicional de hacer preguntas a los pacientes e interpretar sus respuestas con la interpretación de lo hallado con un instrumento. 

En la actualidad es una de las herramientas siempre presentes en el amplio instrumental médico debido a  que es esencial a la hora de detectar fallos cardiacos, neumonía, asma u otras enfermedades pulmonares. El estetoscopio (del griegoστηθοσκόπιο, observar) permite registrar gran cantidad de sonidos del organismo. 

Su invención data del año 1816 cuando el médico francés René Laennec, quien paradójicamente murió de tuberculosis siendo un reconocido experto sobre esta enfermedad, tuvo que examinar a una rolliza mujer afectada de una enfermedad cardíaca. 

René Laënnec es reconocido como el padre de la neumología moderna y muchos historiadores lo consideran como una de los médicos clínicos más importantes de todos los tiempos. Era increíblemente polifacético, gran filólogo y humanista, músico, cazador, dibujante, grabador, administrador, con criterio amplio y creativo y, sobre todo, un hombre bueno.

Marco teórico

  • Biografía:

René Theofile Hiyacinthe Laennec, nació en Quimber, en la Bretaña francesa el 17 de febrero de 1781, ocho años antes del estallido de la revolución francesa. Sus antecedentes familiares muestran que Laennec perteneció a la clase alta francesa, su línea paterna era una gran dinastía de reconocidos abogados y notarios,  que incluso llegaron a ser parte del parlamento británico. Su abuelo  fue incluso alcalde de Quimber, su padre, también abogado, se desempeñaba como consejero del rey y también hacia parte de la marina en ese entonces. El linaje materno tampoco se quedaba atrás, fue característico una devoción por la literatura y escritura. Sin embargo, su madre, murió cuando Laennec se acercaba a los 5 años y medio. Lo que hizo que su padre ante la imposibilidad de cuidar de él, lo envió a Nantes donde su tío Guillaurme Laenec a los 12 años de edad que era un buen médico práctico, humanista y profesor en la universidad. A su lado pasó la adolescencia y vio crecer su vocación de médico.[pic 1]

Aunque Laennec inicialmente quería ser ingeniero y estuvo a punto de ingresar a la Escuela Central de Obra Públicas, decidió temprana y afortunadamente que se dedicaría el resto de su vida a la medicina. Se convirtió en un gran estudiante que pronto hablaba fluidamente el inglés y el alemán. Empezó sus estudios de Medicina bajo la dirección de su tío.

Aunque muy joven (trece años)  Laennec ya asistía  a los hospitales militares de Nantes y también iba a cursos en la Escuela de Medicina del mismo nombre, influenciado en gran parte por su tío médico Guillaurme. Laennec era descrito como de inteligencia brillante, de gran capacidad de observación, de espirito curioso y sencillo, siempre tuvo inclinaciones por las letras y la música, a los 19 años fue becado  a Paris a hacer estudios formales en medicina, en lo que pronto se distinguió. Dicha época, descrita por algunos historiadores como  muy dura pues no contaba con suficientes recursos económicos, recibía algunas pensiones en el barrio latino y una ayuda de su hermano, quien era abogado y le permitía acceder a las revistas de medicina de la época.

Pero esto no fue dificultad para René que al participar en el concurso nacional de premios de Medicina de 1803 obtuvo dos de los cuatro premios, además en la prueba de cirugía, en que tuvo que practicar una amputación del húmero, le ayudó Dupuytren, uno de los cirujanos más destacados de la época, creador de numerosas técnicas operatorias, recordado por la contractura palmar y por la fractura del extremo inferior de la tibia. Así consiguió terminar sus estudios de medicina consiguiendo su doctorado cuatro años después.

Alcanzó gran prestigio en vida al crear el método anatómico-clínico, según el cual comprobaba en el cadáver los hallazgos auscultatorios que encontraba en vida. Examinó y auscultó gran número de pacientes con tuberculosis por lo que describió la gran variedad de soplos pulmonares y los diferentes tipos de estertores respiratorios. La historia cuenta que en 1816, al examinar a una joven enferma cuya gordura hacía difícil oír los latidos del corazón y recordando un juego de niños que había visto, Laennec enrolló una hoja de papel en forma de cilindro, aplicó uno de los extremos sobre el pecho de la paciente y el otro a su propio oído y pudo oír el corazón «de una manera más clara y más distinta de lo que jamás había escuchado mediante la aplicación del oído desnudo».

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