Desfase Ecológico

La humanidad actual se ha envuelto en el afán desorientado de fomentar a toda costa el “desarrollo”, entendido como el “mejoramiento de la calidad de vida”, que no solo se ha concentrado en el desarrollo agrícola, que por supuesto debería ser el eje central, sino que se ha trasladado también al desarrollo de lo llamado “infraestructura”, que compromete en sí un impacto ambiental del cual se podría discutir ampliamente. Por eso podría considerarse que hoy en día, “desarrollo” es casi siempre un eufemismo con el que se designa la explotación ambiental . El ecologismo es un movimiento social, que podría considerarse como activista y beligerante en el sentido literal, que mana de la toma de conciencia de algunas evidencias que nunca hubiéramos llegado a visualizar sin las aportaciones de la información científica proporcionada por la ecología .

Si bien es claro que el discurso del desarrollo nos ha llevado en la dirección incorrecta en cuanto al impacto ambiental se refiere, en los últimos tiempos la ecología, como ciencia respetable, se ha encargado de advertir, a la luz del conocimiento, los cambios que se han generado en el medio, en el ambiente y en su interacción con quienes habitamos en él, a raíz del “desarrollo”. De tal forma que acerca de la edad contemporánea una gran característica que podríamos destacar es esa generación de conciencia, a partir de lo científico, es decir, lo ecológico, acerca del imperfecto modelo económico y acerca de la no tan pertinente conclusión del discurso del desarrollo que parecen no dar solución a todos los problemas de la sociedad, sino a algunos que incluso podría tildar de egoístas.

El ecologismo, si bien tiene una faceta basada en la ecología, que promueve críticas constructivas e ideologías orientadas al análisis del problema a la luz científica2, también tiene facetas de las cuales no sería ético enorgullecerse. Tras la generación de conciencia por parte de la comunidad científica, han surgido estas facetas del ecologismo que toman una pizca de análisis científico para proponer soluciones “definitivas y eficaces”, que resultan siendo un palabrerío interesado para atraer gente a un partido político “verde”, para la generación de masas críticas que ni siquiera saben la definición de ecología, entre otras. Este tipo de cosas terminan incluso en fanatismos ambientales que no proponen soluciones reales al problema, sino que buscan solucionarlo tomando acciones, a veces hasta beligerantes, imprudentes y sin fundamento científico alguno.

Definitivamente la evolución de la humanidad se está enfrentando a un problema de orden ecológico que no se está solucionando en la dirección correcta, es por esto que estos ecologistas deben orientarse más en ideas científicas que expliquen el problema más que en ideologías e intereses personales si es que se pretende replantear nuestro modelo de desarrollo para lograr

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