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Discurso 9 De Julio Día De La Independencia


Enviado por   •  30 de Junio de 2014  •  679 Palabras (3 Páginas)  •  491 Visitas

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Hoy es el día en que rendimos homenaje a los próceres que proclamaron nuestra independencia.

La Argentina no nació por casualidad, ni apareció de la nada, tiene un pasado, una cultura, una raza, una religión, una lengua. Y todo eso, se hunde en las raíces de la Historia…

¿Por qué decimos que eran verdaderos argentinos los patriotas que declararon la Independencia? Responder a tal cuestión implica verificar qué sabían aquellos hombres y mujeres de 1816, sobre el mundo y ellos mismos. En qué creían; cuáles eran sus fidelidades y sus problemas. Es decir, conocer de qué se quisieron independizar, y de qué no. Qué afectos, compromisos y lealtades los ligaban a esta tierra nuestra. Ante todo, tenían en claro el concepto de libertad. Y eran fieles al alma de la Patria. Los treinta y nueve representantes de las ciudades, pueblos y localidades rurales argentinas que se reunieron en el Congreso de Tucumán nunca se les pasó por su mente independizarse de su propia cultura, de sus tradiciones, de su cosmovisión del mundo; y menos aún, de su propia conciencia moral.

Recordemos qué tanto se identificaba a la argentinidad con la Cristiandad, que once de aquellos diputados eran sacerdotes, justamente porque los pueblos elegían curas por su representatividad popular, y se creía que no doblarían sus rodillas ante el dinero y el poder, única “religión” de muchos de nuestros representantes de hoy…

Los fundadores de la argentinidad no solo quisieron asegurarle un cuerpo a nuestra Patria, es decir, un territorio poblado y con un sistema político libre de toda dominación extranjera, también quisieron garantizarle un alma que la identificara. ¿Y cuál era esa alma?: la del reconocimiento y apego al orden natural, la de la fidelidad a la propia historia y a las tradiciones, la de la lealtad y el respeto a los compromisos asumidos, la cultura del trabajo y el sacrificio personal, la del cumplimiento voluntario de los deberes y obligaciones como fuente de todo derecho.

Una Patria de varones y mujeres educados en la fe, la esperanza y la Caridad; en la justicia, la fortaleza, la prudencia y la templanza… Esta era el alma de la Patria. De estos valores esenciales y constitutivos del alma nacional no quisieron independizarse nunca los hombres de julio de 1816.

Hoy, los poderosos, las elites que manipulan la economía y las finanzas, los medios de comunicación, la educación, la legislación, parecen creer que se puede tener un país sin alma. Han traicionado el mandato de los representantes del Congreso de Tucumán. No es que antes no hubiese traidores, por ejemplo, en 1815, Alvear había querido recolonizar esta tierra bajo bandera británica, y Rivadavia intentaba entregar la riqueza nacional a Londres, o vender nuestros ríos al Brasil, en fin al mejor postor. En la actualidad financistas extranjeros hacen vacilar nuestra independencia, aunque económica,

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